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Ntra. Sra. de las Aguas. Iglesia Colegial del Salvador (Sevilla).
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1.- El rey San Fernando "entre dos aguas".
El asedio y cerco de la Ibxbiliya musulmana en el año 1248, daría lugar a toda una serie de noticias sobre visiones y apariciones milagrosas al rey Fernando III de Castilla y León. En este contexto hablamos de las llamadas vírgenes fernandinas, de la Antigua, de las Aguas, de las Ba-tallas, de los Reyes, de Tentudía, de Valme, etc
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Existen dos versiones sobre el origen del nombre de la advocación de las Aguas. En la primera de ellas, el rey tuvo una visión de la Virgen con el Niño en el brazo, tras la cual ordenó a los tres escultores más famosos de Sevilla, ejecutar una imagen que se pareciera lo más posible a laque había contemplado. Le fueron presentadas las efigies para que eligiera una: entre las que hallaban la Virgen de los Reyes y la Virgen delas Aguas.
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Aunque el Santo Rey se decantó por la primera, las Aguas era de tal perfección y calidad, que el propio monarca expresó su indecisión hasta el último momento: "estoy entre dos aguas".
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Esta versión quería defender y plantear el valor histórico y artístico de la Virgen de las Aguas, "en el sentido de que, si no rayaba a la misma encumbrada altura" de la Virgen de los Reyes, "tampoco quedaba demasiado por bajo de ella".
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De los Reyes y de las Aguas pasarán a ser las advocaciones más importantes en el del discurso del "imaginario regio" que justificaba de forma providencialista como San Fernando había sido el predestinado y el elegido para lograr la vuelta de la fe cristiana a la ciudad.
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Y en ese proceso de recristianización era habitual entronizar a la imagen de la Virgen en las mezquitas, como símbolo de triunfo de la fe verdadera sobre la infiel.
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La Iglesia del Salvador se fundó tras la conquista sobre la mezquita Ibn Adabbás, que era la segunda de la ciudad. De igual forma el nuevo templo cristiano con funciones parroquiales, se convirtió en el segundo de la urbe, con categoría de Colegial, sólo un escalón por debajo de la sede catedralicia. La Colegial durante siglos vivió a la sombra de ésta y siempre la tomó como ejemplo y modelo a seguir, dentro de sus posibilidades.
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El rey Santo donaría la Virgen de los Reyes a la nueva Iglesia Catedral, y la Virgen de las Aguas a la Iglesia Colegial del Salvador, convirtiéndose en una de las imágenes de mayor devoción de su templo y collación: "es prenda de aquel Glorioso Rey Fernando, que dexó en esta Colegial para memoria de sus inmortales hazañas, y de sus Christiana Religión es único refugio de esta Ciudad".
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La imagen de las Aguas se considera que es de la segunda mitad del siglo XIII, aunque su policromía fue rececha en el período barroco. Igual que la Virgen de los Reyes no ocupó el altar mayor de la Catedral para no obstaculizar el culto diario, la de las Aguas tampoco ocupó el altar mayor, aunque sí contaría con una capilla preferente dentro de la Colegial-mezquita, en la zona del antiguo mirhab.
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Para abrir la capilla se tuvieron que realizar transformaciones en las cubiertas de la vieja mezquita y techar con un sistema constructivo gótico-mudéjar, que se iría deteriorando con el paso de los años. Por ejemplo en el año 1631, la nave de las Aguas amenazaba una creciente ruina.
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2. "Protectora de la ciudad en sus aflicciones".
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La segunda versión sobre el origen de la ad-vocación de las Aguas, se remite al hecho que la imagen siempre fue concebida como una mediadora en el exceso o en la falta de agua. También sería invocada como protectora de las travesías y regresos de los galeones que venían de Indias, por los viajeros para afrontar cruces y pasos de ríos y arroyos, y por los accidentados caídos en hoyos y pozos. Se vuelve "refugio (...) de los que con viva fe imploran su socorro, en muchas necesidades, como los que han salido libres estado ya sumergidos en los pozo, y como el que precipitado desde la Torre del Puente del Guadayra, implorando su favor besó la arena, agradecido a la merced, que le hizo de la vida perdida: de que ay auténticos testimonios".
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El paso de los siglos y sus continuos "milagros", terminarían por configurarla como la imagen que entregó el Santo Rey "para Protectora de la Ciudad en sus aflicciones y para amparo de sus Ciudadanos".
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Sevilla volcaría su mirada hacia ella en momentos de extrema gravedad y peligro, siendo la protagonista de rogativas, con motivo de fuertes lluvias e inundaciones (1332, 1586, 1626, 1669, 1682, 1708), períodos de graves sequías (1248, 1573, 1603,1636, 1720, 1724, 1737 y 1750). Igualmente se hicieron rogativas para pedir su protección sobre los Galeones de Indias (1626, 1637, 1708 y 1727).
(...).
Fragmento de:
“La Virgen de las Aguas. Iglesia Colegial de El Salvador (Sevilla)”, en SÁNCHEZ RAMOS, V. (ed.): María, Regina naturae. Congreso Mariano Nacional sobre Advocaciones de la Virgen vinculadas a la naturaleza Historia, arte y cultura. Actas, Almería - Granada, 2016, pp. 441-469.
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