La Hermandad del Rosario de Burguillos en el siglo XVIII (2002)

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Salvador HERNÁNDEZ GONZÁLEZ:
"Notas para la Historia de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario en el siglo XVIII, a través de las Visitas Pastorales del Arzobispo de Sevilla", en Boletín de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario Coronada, Patrona de Burguillos (2002).

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La devoción al Santo Rosario, fomentada y tutelada como es sabido por la Orden de Santo Domingo, se remonta, según la tradición, al propio fundador de los dominicos, en el siglo XIII. A lo largo de la Baja Edad Media se va consolidando esta práctica piadosa, aprobada para la Iglesia universal por Bula de 12 de mayo de 1479 de Sixto IV, al tiempo que el Maestro General de la Orden de Predicadores concede licencias para la extensión de su rezo, de tal forma que a la entrada del siglo XVI la devoción del Rosario era difundida por el Antiguo y el Nuevo Mundo. Después de la victoria de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, atribuida al fervor mariano de la oración de tantos cofrades del Rosario unidos, el Papa Pío V hizo esta devoción más universal y robustecida . (01)
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Para consolidar y extender la devoción rosariana surgirán a partir del siglo XV hermandades bajo su advocación, impulsadas por los dominicos. En este sentido, el Papa Pío V, miembro de la orden de Santo Domingo, declaró el 29 de junio de 1569 que únicamente le era lícito erigir hermandades del Rosario al Maestro General de la Orden de Predicadores y a las personas por él delegadas. Estas piadosas corporaciones promovían el culto de la Santísima Virgen con el rezo del rosario, el adorno de sus altares, las procesiones de cada primer domingo de mes y otros actos devocionales.
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En Sevilla consta que hacia 1481 se instituye una cofradía del Rosario en el Real Convento de San Pablo (hoy parroquia de Santa María Magdalena), a partir de la cual – considerada como la primitiva – las hermandades rosarianas se multiplicarán por el casco urbano de la ciudad, adoptando este título mariano tanto hermandades de gloria como penitenciales, caso de la de Montesión. Al auge de estas corporaciones letíficas va a contribuir además el fenómeno de los Rosarios públicos, cuyo origen, hacia 1690, se vincula a la actividad del dominico Fray Pedro de Santa María y Ulloa, apóstol del Rosario, alcanzando especial difusión durante el siglo XVIII . (02)
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La devoción a Nuestra Señora del Rosario acabó extendiéndose por todo el territorio del Arzobispado hispalense, prendiendo prontamente en aquellas localidades cercanas a la capital, como Burguillos. En el caso de nuestro pueblo sabemos que la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario existía ya a fines del siglo XVII – sin que investigaciones posteriores adelanten su cronología - , como consta del informe de la Visita Pastoral celebrada a la localidad en noviembre de 1681 por el Doctor Don Pedro Castaños Galindo, Visitador del Arzobispado (03), documento en el que se precisa que la imagen de la Señora se encontraba en un retablo colateral en el muro izquierdo de la única nave que entonces tenía la parroquia de San Cristóbal. Como el templo no fue ampliado hasta las obras acometidas en el siglo XVIII, época en la que se levantó la nave del Sagrario con la actual capilla – terminada en 1783 – donde veneramos a nuestra Patrona, queda explicada la ubicación de la imagen a fines del Seiscientos en el sitio aproximado que hoy ocupa el altar de Ánimas . (04)
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Algo más abundantes son las noticias que sobre la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario en el siglo XVIII nos siguen proporcionando los informes de las Visitas Pastorales. Con el objetivo del mejor control de la vida eclesiástica y la administración de los bienes temporales de la Iglesia, el Concilio de Trento hizo obligatoria la práctica de la Visita Pastoral, consistente en la inspección del territorio diocesano por medio de unos funcionarios eclesiásticos, designados al efecto, los Visitadores. Al llegar a la parroquia, el Visitador no sólo inspeccionaba la fábrica material del templo – estado de conservación y limpieza de altares, ornamentos sagrados, etc. – , sino que también tomaba las cuentas a las hermandades y cofradías allí establecidas, al tiempo que pedía informes sobre las prácticas piadosas, costumbres y nivel de moralidad de los fieles. Para el caso del Arzobispado de Sevilla, estos informes se escalonan entre los siglos XVII y XIX, constituyendo una valiosa fuente no sólo para el conocimiento de la vida religiosa en épocas pasadas, sino para el estudio de la historia local por la variedad de aspectos complementarios que se recogen en estos informes.
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Abre el siglo la Visita Pastoral celebrada en Burguillos en octubre de 1709, en la que se revisaron las cuentas de la Hermandad del Rosario entre 1706 y 1708, presentadas por su Mayordomo Francisco Gómez (05). Las fuentes de ingresos de la corporación consistían en limosnas, que se invertían en la celebración de tres festividades litúrgicas marianas: Purificación de María (2 de febrero), Asunción de la Virgen (15 de agosto) y la de la titular, Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre), “con sus sermones y toda solemnidad”, tal como lo certificaba el Notario Contador Luís Sáenz Ibáñez. Como las Reglas no habían sido todavía aprobadas por la autoridad eclesiástica, el Visitador dejó ordenado que se presentasen ante el Provisor para su ratificación.
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Años más tarde la Hermandad debió sufrir un pequeño bache que parece provocó su momentánea extinción. En el informe de la Visita de 1715 se precisa que la Hermandad no tenía rentas ni hermanos, por lo cual “una devota mujer se dedica a pedir para encender la lámpara del altar de la Titular, como también para la del Santo Cristo”. Todas las noches se rezaba en la Parroquia el Santo Rosario, siendo costeada la cera de sus velas por el Párroco (06).
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Ya a mediados del siglo, el informe de la Visita Pastoral de 1740, último que nos facilita datos sobre la Hermandad, revela que la crisis se ha superado. Como certificaba el Notario Contador Manuel Esteban Juárez el 13 de octubre de dicho año (07) , los ingresos consistían anualmente en 214 reales y 22 maravedís, de los cuales 105 procedían del arrendamiento de unas cabras y los 109 y 22 maravedís restantes de las limosnas que se recogían y las cuotas de los hermanos que ingresaban en la cofradía. En contrapartida, los gastos derivaban de la solemne fiesta de la Titular el primer domingo del mes de octubre, pago del impuesto del subsidio eclesiástico, cera y otros conceptos.
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En definitiva, a través de estas pinceladas documentales podemos contemplar el conocimiento de la historia de la devoción a Nuestra Señora del Rosario, plenamente consolidada en Burguillos en los siglos XVII y XVIII y felizmente floreciente en nuestros días, como lo prueba el fervor y devoción manifestados en la procesión de nuestra Patrona en nuestras tradicionales y entrañables fiestas de octubre.
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Notas finales.

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(01).- DE LA CAMPA CARMONA, Ramón – RUBIO PASTOR, José Joaquín: “ El Rosario de Nuestra Señora: orígenes, fiesta, iconografía, hermandades y 172 representaciones “, en Tabor y Calvario n º 17 (1991).

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(02).- ROMERO MENSAQUE, Carlos José: “ La conformación popular del universo religioso: los rosarios públicos y sus Hermandades en Sevilla durante el siglo XVIII “, en Religión y Cultura, vol. I. Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía – Fundación Machado, Sevilla, 1999.

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(03).- ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA (en adelante A.G.A.S.), sección II (Gobierno), serie Visitas Pastorales, legajo 1443, ramo 2, folio sin numerar.

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(04).- VELAZQUEZ GALLEGO, Joaquín: “ Sabías que … “, en Boletín de la Devota y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de Burguillos n º 2 (septiembre – octubre de 1996), pág. 10.

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(05).- A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Visitas Pastorales, libro 1342, folio sin numerar.

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(06).- A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Visitas Pastorales, libro 1357, folio 20 recto y vuelto.

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(07).- A.G.A.S., sección II (Gobierno), serie Visitas Pastorales, libro 1385, folio sin numerar.

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