La Fototeca Hispalense de Yáñez Polo, un tesoro documental con futuro incierto

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Compuesta por unas 300.000 fotografías, este legado necesita apoyo institucional para quedarse en Sevilla

ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA / Sevilla 15 de abril de 2012

En Sevilla existe aún el milagro de encontrar personas que poseen grandes colecciones pese al hastío y el desconocimiento que casi siempre le prestan las instituciones públicas y privadas. Ese es el caso que corresponde a Miguel Ángel Yáñez Polo (Sevilla, 1940), un prestigioso médico internista que custodia en su casa unas 300.000 fotografías que reúnen tesoros incalculables, como la primera imagen tomada en Sevilla en el año 1839. Todo este legado compone la Fototeca Hispalense.

Iniciada en el año 1976, esta colección posee imágenes que van desde 1839 a 2001, reuniendo valiosos documentos de Sevilla y sus pueblos. Se pueden contemplar daguerrotipos, calotipos, albúminas, colodiums, ambrotipos, gomas bicromatadas, tintipos, platinotipos, gelatinohaluros (gelatinocloruros, gelatinoioduros y gelatinobromuros), ferrocianuros, cianotipos, ferroprusiatos, uranotipos, sistemas cromáticos varios (autocromas Lumiére, dicromías, tricromías, Ibercolor, Agfacolor, Kodachrome I, Kodahrome II, gomas tricrómicas, multiimpresiones digitales de gran resolución, etc.), fototipias y diversos métodos fotomecánicos. Entre los diferentes soportes fotográficos, hay una importante variación que abarca el metal, papel y cartón, vidrio, tela de lino, seda, madera, celoidina, nitrocelulosa, acetato de celulosa y variantes, poliéster, etc. Los archivos de la Fototeca incluyen tanto positivos como diapositivas y negativos de todo tipo de composición y formato.

En el año 1975, Yáñez Polo fundó el Grupo f, firmando el «Manifiesto de Cádiz», donde se reclama para la fotografía española un lugar en la Universidad, al tiempo que actúa como revulsivo del panorama artístico de esa época, proponiendo la ruptura de todos los moldes y límites impuestos a la creación fotográfica.

Luis Hurtado es fotógrafo, documentalista y curator, además de enorgullecerse de ser discípulo de Yáñez Polo. De hecho, en la Fototeca de Sevilla existen fotos suyas: «Sevilla tiene una gran deuda pendiente con el maestro y el problema es que no hay instituciones ni entidades que se responsabilicen del tema». A lo que añade que «estamos hablando de una colección valiosísima de más de 300.000 imágenes, en estado perfecto de conservación». Asimismo, todas las fotografías que componen la colección han sido adquiridas personalmente por este médico, quien compró muchas fotografías en los mercadillos del Jueves y en el de la Plaza del Cabildo.

Yáñez Polo aún no ha encontrado a nadie en Sevilla que se haga cargo de una colección que debe permanecer siempre unida, según ha expresado en numerosas ocasiones el médico sevillano. Aunque la conservación de estas fotografías está en perfecto estado, este médico no puede hacerse cargo de la misma debido a una enfermedad que padece.

Además, toda la colección necesita de unas condiciones de conservación específicas que ahora se dan en la casa de este intelectual sevillano. A este respecto, las fotografías están herméticamente aisladas del polvo y se conservan siempre a una temperatura perfecta a y una humedad de ambiente. Cualquier institución que desee adquirir el legado de Yáñez Polo debe tener esto en cuenta para preservar en un futuro este valioso legado.

Hay que tener en cuenta que este médico es también químico. De hecho, ha escrito tratados de conservación sobre la fotografía, «algo que no ha hecho todavía nadie en España», comenta Luis Hurtado. Además, es desde el año 2004 miembro de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría y un gran historiador de la fotografía. No en vano, ha escrito importantes libros como «Historia de la fotografía documental en Sevilla», «Biografía de V.M. Casajús, introductor del daguerrotipo en la capital andaluza», «Historia del daguerrotipo» o «Historia del documentalismo sevillano en la fotografía». De la colección tan inmensa de fotografías, Yáñez Polo ha catalogado y documentado la mitad de la misma.

La Fototeca incluye un total de 975 autores cuyas fotografías se insertan en la «Historia de la fotografía en Sevilla». Corresponden a la etapa 1839 a 2001. Entre los principales autores, resaltaríamos el rarísimo núcleo de la paleofotografía sevillana (1839 a 1850); los grandes álbumes y colecciones históricas (1840 a 1930: Casajús, Leygonier, Joseph Vigier, Tenison, los Beauchy, etc), los grandes reporteros (1865 a 1965: Garrido, Ramiro Franco, Emilio Beauchy, Juan José Serrano, Sánchez del Pando, Gelán, etc); los grandes retratistas (1850-1995: Jules Beauchy, Leygonier, Gumersindo Ortiz, Granzman, Agustín Arjona, Luis Arenas Ladislao, etc.). Apartado especial ocupan los reportajes de guerra, las fiestas típicas, sucesos y sus numerosos fotógrafos. Particularmente interesante son las fotografías introductivas del color en Sevilla: desde tricromías, gomas tricrómicas, autocromas de Lumière, Agfacolor pionero, Kodachrome I y Kodachrome II, etc, hasta la fotografía digital.

Entre los tesoros que se encuentran en la Fototeca Hispalense, Pablo Ferrand destaca la primera fotografía realizada en Sevilla. Se trata de una imagen algo borrosa del Ayuntamiento tomada en el año 1839 por un inglés. «Este fotógrafo fue detenido porque traía una cámara y consideraron las autoridades que era una especie de escopeta», admite el colaborador de ABC.

Yáñez Polo siempre ha tenido abierta su casa a los investigadores para que pudieran estudiar estas valiosas imágenes. Otra de las innovaciones que ha realizado este médico en cuanto al laboratorio fotográfico es la creación del llamado clastotipo, que se trata de una serie de imágenes oníricas. A raíz de ahí conectó con Ernesto Sábato, que fue gran amigo suyo y vino muchas veces a Sevilla para ver sus fotografías.

También hay que decir que Yáñez Polo ha recibido en los últimos años donaciones de particulares que le han querido dar nuevas fotografías para su colección, dado el gran prestigio internacional que ha adquirido como experto.