SANTANDER DESVELA EL DIBUJO DE MURILLO
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La Fundación Botín exhibirá esta primavera 45 obras de colecciones de todo el mundo
GUILLERMO BALBONA,
18 de marzo de 20121
La
recuperación y puesta en valor del dibujo de los grandes maestros españoles
desde el siglo XVI hasta nuestros días, un ambicioso proyecto que ha
singularizado la actividad de la Fundación Botín da un paso más esta primavera
con la creación de Murillo. La que será primera gran muestra sobre el dibujo
del artista español presenta sus credenciales en la institución santanderina
desde finales del presente mes.
Murillo
no es sólo un artista trascendental de la pintura española, sino además uno de
los más populares en el sentido de que sus obras mantienen hoy en día el mismo
interés que tuvieron cuando fueron pintadas. Sus interpretaciones de la
Inmaculada, del Buen Pastor, del San Juanito niño, forman parte del imaginario
colectivo de nuestro país y han sido reproducidas en innumerables ocasiones y
en contextos muy diversos.
El
proyecto de la Fundación santanderina reunirá la mitad de su producción
dibujística, procedente en su mayoría del extranjero. Desde el próximo día 30
se exhibirá en Santander esta exposición dedicada exclusivamente a los dibujos
de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682).
La
comisaria y responsable de la investigación es Manuela Mena, conservadora jefe
del Departamento de Pintura del XVIII y Goya en el Museo Nacional del Prado.
Con
la figura de uno de los más grandes artistas españoles del siglo XVII, la
Fundación continúa así su ambicioso programa sobre el dibujo. La muestra en
Santander, dedicada exclusivamente al pintor en esta faceta de dibujante,
presentará un conjunto de 45 obras procedentes de las más importantes
colecciones públicas y privadas en donde se conservan, como el Museo del
Louvre, en París; el British Museum y el Courtauld Institute en Londres; el
Metropolitan Museum y la Pierpont Morgan Library en Nueva York; el Museo de
Bellas Artes de Boston, la Kunsthalle de Hamburgo y el Museo de Frankfurt, así
como la Biblioteca Nacional y el Prado en Madrid, junto con piezas de varios
coleccionistas privados. No llegan a noventa los dibujos conocidos de Murillo,
un número relativamente elevado si se compara con los conservados de otros
maestros españoles anteriores al siglo XVIII, pero se ha logrado reunir en
Santander un número excepcional de aquellos cuyo préstamo no estaba
condicionado por su estado de conservación.
El
conjunto permitirá «un interesante recorrido cronológico de sus obras, que
revela la rápida evolución del artista, las variadas técnicas que empleó, con
toda la fuerza del dibujo a pluma, de las sutiles aguadas o de la delicadeza
del lápiz negro y la sanguina».
Si
a la pintura de Murillo se le han dedicado regularmente exposiciones
importantes, desde la gran retrospectiva de 1981-82 celebrada en Madrid y
Londres, así como las más recientes de Estados Unidos, sobre las pinturas
conservadas en sus colecciones, o las de Sevilla y Bilbao de 2010, centradas en
el Murillo joven, sus dibujos no han acaparado la misma atención.
Desde
la exposición celebrada en Princeton en 1976, que incluyó los dibujos conocidos
y atribuidos al artista hasta entonces, esta faceta ha formado siempre un
apartado menor de las exposiciones de pintura, como en la mencionada
retrospectiva de 1981.
Jonathan
Brown, hispanista estadounidense y reconocido especialista en el arte español
de los siglos XVI y XVII y Velázquez, hizo el catálogo de aquella muestra.
Aunque no es muy propenso a revisar sus publicaciones, ha actualizado ahora en
paralelo a la muestra santanderina, esa obra para corregir «algunos errores en
las atribuciones», mejorar el diseño y las ilustraciones de los dibujos. A
punto de ver la luz ese volumen, publicado por la Universidad de Yale, en
asociación con el Centro de Estudios Europa Hispánica, el objetivo de Brown
pretende situar a Murillo en el lugar que le corresponde dentro del dibujo
europeo del siglo XVII, es decir, como «el mejor dibujante antes de Goya». «Sus
dibujos nos ofrecen la oportunidad de ver cómo ideaba sus composiciones -dijo
recientemente a 'Abc'-. Son puro deleite».
Los
distintos tipos de dibujos y su función quedan bien patentes y hay algunos de
«gran significado en la preparación de pinturas esenciales», como el Buen
Pastor del Museo del Prado (reproducido aquí), que permite conocer «de qué
forma trabajó el artista en la ejecución de sus cuadros». La exposición
supondrá, además, ver la serie total de los dibujos recopilados, «lo que
incidirá de forma positiva en los estudios del catálogo razonado de los mismos»
que verá la luz a continuación. Manuela Mena, artífice de la investigación
desde hace cinco años del proyecto de la Fundación Botín, ha subrayado el hecho
de que se conserven más de una docena de dibujos de artistas anteriores al
siglo XVIII como «un milagro». Del Murillo dibujante destaca «la misma soltura
y los mismos recursos que tiene en su pintura, además de una precisión impresionante.
Es un gran dibujante, a la altura de los mejores franceses e italianos de su
época. Posee una forma de dibujar típicamente sevillana del siglo XVII: el
movimiento dinámico, barroco, de la superficie; una vibración muy especial y
bonita, que también tiene Alonso Cano». En Santander se exhibirán todas sus
facetas como dibujante. Excepto un par de obras, el resto de dibujos, al igual
que sus pinturas, son de temática religiosa. «Lo que ocurre es que con su
virtuosismo, con su técnica tan atractiva, con ese contraste de luces y
sombras, resulta en sus dibujos de un piadoso menos extremo que en sus
pinturas», apunta Mena.
Si
la carencia de proyectos de investigación específicos en el campo del dibujo es
manifiesta en todas las épocas, se hace aún más clamorosa en los siglos XVIII y
XIX, momento en que esta manifestación alcanza su punto más álgido y prolífico,
pero del que sin embargo existe mayor desconocimiento, incluso en el entorno de
las figuras más relevantes del arte de esa época, que destacaron en su tiempo
por ser grandes creadores y, por tanto, grandes dibujantes.
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