«Moneta», la diosa de la fertilidad que dio nombre a nuestro dinero
http://www.abc.es/archivo/20130417/abci-origen-moneda-espana-201304161448.html
Las primeras monedas acuñadas con carácter oficial son de la actual Turquía
Aunque las monedas se inventaron en el siglo VII a.C. en Asia Menor, no llegaron a la Península Ibérica hasta más de cuatro siglos después
En dinero se ha convertido hoy en el ente que todo lo domina. Sin excepción. Atrás quedó el trueque como
medio de supervivencia, para manejarnos con las formas más variadas de
pago: billetes, cheques, tarjetas, operaciones informáticas o, cómo no,
las siempre presentes monedas. Pero, ¿por qué se les llama «monedas»?,
¿cuáles fueron las primeras en utilizarse?, ¿cuándo y cómo llegaron a
la Península Ibérica? o ¿cuándo se convirtieron en el símbolo y la
esencia de nuestra economía?
Las primeras monedas acuñadas con carácter oficial aparecieron, según coinciden los expertos, en lo que antes era Anatolia, la actual Turquía. Según el gran Heródoto,
las monedas surgieron debido a que los reyes lidios se propusieron
simplificar la recaudación de los impuestos y su almacenamiento, para
reemplazar los productos con los que tributaba su pueblo: ganado, trigo o
madera.
Las preciadas «monetas»
En lo que sí coinciden algunas teorías actualmente, es en que su nombre procede del latín «Moneta», apodo con el que se nombraba a la diosa romana de la fertilidad, Juno,
cuando se la invocaba como protectora de las riquezas del imperio, y
cuyo templo en Roma era usado para acuñar este nuevo objeto de valor.
Pasaron varios siglos desde la aparición de las primeras
monedas en Anatolia hasta su llegada a la Península Ibérica, aunque no
cabe duda de que su aparición, al igual que en otras áreas del
Mediterráneo, es aún hoy uno de los acontecimientos más importantes de
su historia. Sólo hay que abrir los ojos o echar un vistazo a los medios
de comunicación para darse cuenta de ello.
Teorías diversas
Las teorías en este aspecto han sido varias y aún sigue
estando en revisión por parte de los historiadores, arqueólogos y
expertos numismáticos. Por lo general, se ha tendido a coincidir en que
no fue hasta el siglo III a. C., con la llegada de los griegos y el
establecimiento de los diversos tratados comerciales con los pueblos del
Mediterráneo occidental (Niza, Tartessos, Córcega…), cuando se produjo el primer contacto de los antiguos habitantes de la Península con la moneda.
Pero parece evidente que todas las acuñaciones posteriores a
la invasión de la Península por parte del Imperio Romano fueron
emitidas con el permiso e, incluso, las necesidades del emperador. La
moneda se convirtió en un objeto cada vez más habitual y deseado, en
parte como consecuencia de que la sociedad romana estaba inmersa en un
proceso de monetización importante, dado que a medida que pasaba el
tiempo sus emisiones fueron más constantes y voluminosas.
Teorías diversas
Estudiar la moneda de hispana desde entonces es investigar
más de dos milenios en los que el poder establecido, o quienes se
atrevieron a usurparlo, quedaron reflejados en millones de pequeños
discos de metal. Monedas con formas y materiales muy diferentes que han
plasmado la historia, el arte, la cultura, la religión y la economía de
las diferentes épocas, hasta llegar a la peseta y el actual euro.Desde hace siglos no ha habido Rey de España que se precie que no haya contado con su moneda. Felipe III y sus 50 reales acuñados en Segovia, en 1618; Felipe IV y el «doble soberano» producido en Amberes, y traído a España, en 1636; la moneda de 8 escudos de oro de Carlos III, acuñada en 1760, o, entre otros cientos de ejemplos, el «doble castellano» de oro de los Reyes Católicos acuñado en Sevilla.
Auténticas joyas que podrán ser tuyas a partir del 21 de
abril con su ABC. Un auténtico viaje por la historia de España que
merece la pena.
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