Los documentos más antiguos son circulares de 1598, pero la
mayoría son posteriores al comienzo del siglo XVIII . Algunos no han
vuelto a ser abiertos desde que se depositaron en las estanterías, pero
otros están vivos, son rescatados por los estudiosos en sus
investigaciones sobre las vivencias o las obras de muchos de los
personajes cuya memoria documental se guarda en alguna de las secciones,
en los tres millones y medio de hojas de servicios de los españoles que
han pasado por el Ejército, entre ellas las de celebridades como los
generales Primo de Rivera y Prim o el científico Santiago Ramón y Cajal.
Conservar este «tesoro documental» y también difundir su existencia son
tareas del equipo de 28 personas que dirige el coronel Emilio Montero.
Las actividades organizadas con motivo del Día
Internacional de los Archivos tienen precisamente el objetivo de que el
centro documental del Alcázar sea más conocido por la sociedad en
general, y por la segoviana en particular pues serán «una oportunidad
para descubrir o aprender más del Archivo», explicó este martes el
coronel Montero.
El Archivo General Militar de Segovia atesora la enorme
memoria histórica cuya custodia le fue encomendada en 1898; es el
archivo histórico más antiguo de las Fuerzas Armadas españolas y ocupa
17 salas en el Alcázar y otras cuatro en la Casa de la Química, entre
las que están distribuidos los 75.000 legajos a lo largo de casi 16
kilómetros de estanterías. Cada año, más de 500 investigadores trabajan
con los fondos documentales en las mismas salas del Archivo, y otros
5.000 (españoles y extranjeros) lo hacen por correspondencia a través de
los fondos informatizados y digitalizados.
A propuesta de la dirección del Archivo, el Instituto de
Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra ha decidido abrir el
centro documental del Alcázar a la sociedad para, entre otros fines,
sensibilizar a los ciudadanos sobre la necesidad y la importancia de
conservar para las próximas generaciones esta riqueza patrimonial, que
es muy rica en muchos diversos aspectos.
Además de los legajos sobre las hojas de servicios del
personal de las Fuerzas Armadas, el Archivo contiene expedientes de las
distintas unidades de los ejércitos, de pensiones y retiros,
condecoraciones, testamentaría, fondos judiciales, circulares y planos,
tratados de paz, etcétera. Pero también hay proyectos de edificaciones
militares e incluso de construcciones del ámbito civil, pues muchos
ingenieros del Ejército proyectaron puentes, ferrocarriles, carreteras,
plazas de toros, torres de iglesias o edificios que después fueron
hospitales, universidades o ayuntamientos y, por supuesto, el proyecto
de restauración del Alcázar tras el incendio.
Digitalización
En esta riqueza documental bucean los investigadores para
realizar tesis y estudios de los más diversos ámbitos, y también para
reclamar herencias o derechos y para formalizar expedientes de
nacionalidad, como muchos descendientes de militares españoles
destinados en América para acreditar su genealogía.
Los estudiosos cuentan con el trabajo que realiza el
personal del Archivo para informatizar y digitalizar los fondos, una
tarea «grande y costosa», explicó el coronel Emilio Montero, centrada en
pasar a soporte digital los legajos que corresponden a los personajes
más célebres o los más solicitados, los relacionados con algún
acontecimiento o centenario que vaya a conmemorarse y también los que
sea necesario por el estado de conservación de los documentos. «En 2014
se celebran los 250 años de la Academia de Artillería, y ya sabemos que
se van a pedir los expedientes de personajes vinculados a la Academia»,
señaló.
Programa y eventos
Dos conferencias, una exposición temática y un ciclo de
visitas guiadas en las que podrán participar alrededor de 200 personas
conforman el programa de actividades con el que Archivo General Militar
presenta su contenido y el trabajo diario que realiza. Están articuladas
en torno a cuatro eventos que han sido noticiables en los últimos doce
meses: la concesión en junio de 2012 de la Cruz Laureada de San Fernando
al Regimiento de Cazadores Alcántara por su heroica actuación en la
retirada de Annual; las relaciones del teniente de Artillería Gregorio
del Campo, novio de la escritora María Zambrano durante su estancia en
Segovia y partícipe de la pacificación del Protectorado español de
Marruecos; la exhumación de los restos del general Juan Prim y Prats y
la causa de su muerte, y la batalla de San Marcial que liberó San
Sebastián de las tropas francesas el 31 de agosto de 1813, cuyo
bicentenario se celebra este año.
La primera conferencia la pronunciará este miércoles
Alfonso Ceballos-Escalera, cronista de Castilla y León, y versará sobre
la Real Orden de San Fernando y la concesión de la cruz laureada a la
luz de los fondos del Archivo; la segunda contará el jueves con el
historiador Emilio de Diego García y tratará sobre el general Prim. La
exposición temática reúne documentos históricos relacionados con los
cuatro eventos en las vitrinas de una de las salas del Archivo.
El Regimiento Alcántara, el general Prim y el novio de María Zambrano
La concesión de la última Cruz Laureada de la Orden de San
Fernando es el mejor ejemplo de la utilidad de los fondos documentales
del Archivo General Militar de Segovia. El expediente que se inició
después de la retirada de Annual en 1921 estuvo «dormido» desde 1934.
Los héroes del famoso episodio de la Guerra del Rif (1911-1927) no
vieron reconocido su comportamiento ejemplar hasta junio de 2012, cuando
el Rey Don Juan Carlos impuso la condecoración colectiva al Regimiento
de Cazadores de Caballería Alcántara. El expediente pudo ser cerrado
porque en el Archivo General Militar del Alcázar se custodia el juicio
contradictorio de los hechos históricos, las sucesivas cargas contra los
rifeños para proteger la retirada de las demás fuerzas: hubo 551 bajas
entre los 717 hombres del regimiento.
En la exposición también se muestran muchos documentos
relacionados con el general Prim y Prats, su hoja de servicios, sus
condecoraciones o los telegramas de la época que dan la versión oficial
de su muerte tras el atentado de la calle del Turco, la septicemia
causada por la infección de la herida del disparo.
De plena actualidad son también los documentos del teniente
Gregorio del Campo, que participó también en las campañas de Marruecos y
mantuvo relaciones cuando fue cadete en la Academia de Artillería con
María Zambrano, como atestigua la correspondencia que acaba de
publicarse.
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