Casi diez años después del descubrimiento del ‘hobbit’ los especialistas siguen sin ponerse de acuerdo sobre si debe considerarse como una especie de homo propia.
06.07.13,
CRISTINA L. ÉBOLI
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A
punto de cumplirse diez años del descubrimiento que revolucionó los manuales de
prehistoria el misterio sigue sin resolverse. ¿Quién o qué fue el hombre de
Flores u Homo floresiensis?
Lo
que se sabe de él proviene de los restos de apenas nueve individuos encontrados
en la isla indonesia que le da su nombre. Su análisis, especialmente el de un
esqueleto de una mujer de entre 25 y 30 años, ha permitido conocer sus
principales características morfológicas. Medía apenas un metro y su capacidad craneal
está calculada en 420 cm3, similar a la de un chimpancé y muy por debajo de los
1350 cm3 del hombre actual. Estas características llevaron a los investigadores
a apodarlo como hobbit.
También se ha calculado el tiempo durante el que
pervivió, desde hace 80.000 años hasta hace 12.000. Esto le convierte en el
último homo que pobló la Tierra junto al actual, y ahora ‘solitario’, hombre
moderno. Ambos incluso pudieron llegar a coincidir en la isla, lo que obliga a
preguntarse ¿Cómo habría sido esta convivencia?. Entre los habitantes de la
isla aún hoy pervive la antigua leyenda de los Ebu Gogo, unos pequeños seres de
aspecto cavernícola y con lenguaje pobre y con susurros. Hace cinco siglos aún
defendían que estos seres vivían escondidos en los lugares más recónditos de
Flores.
El debate
Su
clasificación como especie ha derivado en un encendido y en ocasiones violento
debate que no parece que vaya a desaparecer hasta la aparición de nuevos
hallazgos arqueológicos. Para sus descubridores, el hombre de Flores es un
primo lejano del Homo sapiens, que habría evolucionado de forma independiente a
él desde el Homo erectus cuando este colonizó la isla. Aislada del resto del
mundo, la fauna allí presente evolucionó de forma independiente a la del resto
del mundo. El Homo erectus no fue una excepción y habría sufrido el denominado
enanismo insular, según el cual los animales que habitan espacios aislados y
pequeños tienden a reducir sus dimensiones con el fin de adaptarse mejor al
medio. Este es un fenómeno reconocido en otros animales y en la misma Isla de
Flores, descrita por la revista Nature como “un mundo perdido”, se han
encontrado, por ejemplo, restos de elefantes enanos. Pero también se dio en
ella el efecto contrario en forma de ratas, cigüeñas o lagartos gigantes, que
habrían crecido para poder ampliar su catálogo de presas. Surge aquí la duda de
si el hombre de Flores era el cazador o el cazado. Asociados a sus huesos se
han encontrado herramientas de piedra datadas hace 840.000 años. A este
respecto cabe la duda de si los pequeños moradores de la isla tuvieron
capacidad para fabricar estas herramientas o dada su escasa capacidad craneal
las heredaron del Homo erectus.
En
el lado contrario de la balanza se sitúan los investigadores que niegan al
hobitt el derecho de ser una especie propia. Estos defienden que el esqueleto
de la mujer y el resto de fósiles pertenecen en realidad a sapiens con
malformaciones. Puede, afirman, que fueran hombres modernos que, debido a la
carencia de yodo, padeciesen de cretinismo, causante de un retraso físico y
psíquico.
Por
último, una tercera y reciente vía defiende que varios de los huesos estudiados
se asemejan más a los de un simio que a los de un sapiens, por lo tanto ambos
tendrían un antepasado común pero no son la misma especie. Pero los restos
tampoco concuerdan con el del Homo erectus por lo que el antepasado del hombre
de Flores sería una especie anterior y posiblemente aún enana que partió de
África hacia Asia y llegó a Indonesia. No solo se trataría así de una especie
con derecho a denominación propia sino que tendría además su particular eslabón
perdido.
La
incógnita puede desvelarse en cualquier momento o seguir complicándose.
Dependerá de las nuevas pruebas que se hallen en un futuro y de cómo las
interpreten los investigadores, sobre todo si lo hacen en un mismo sentido o se
sumergen en nuevas discusiones. La Prehistoria es la etapa más antigua de la
humanidad y eso le hace ser la más desconocida, y también la que más rápido
cambia en los libros.
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