Los archivos parroquiales de la Diócesis Mérida-Badajoz
LUIS GARRAIN VILLA, Cronista Oficial de Llerena. Viernes, 19 de Abril de 2013
Hace algún tiempo que ronda por mi cabeza el propósito de seguir investigando sobre las personas que decidieron emigrar al Nuevo Mundo durante la centuria del XVII. Después de localizar muchas referencias y citas relacionadas con llerenenses que embarcaron en aquél siglo con destino a las Indias, me encuentro ya con la necesidad de consultar los archivos de las parroquias de Llerena para ubicarlos dentro de las familias a las que pertenecieron y localizar sus relaciones con otros emigrantes. Para desarrollar este nuevo trabajo me resulta imprescindible la consulta de los fondos documentales del Archivo Parroquial de esta ciudad.
Desde que fui nombrado Cronista Oficial
de Llerena (marzo de 1994), no he dejado de visitar el archivo de la iglesia de
Nuestra Señora de la Granada. Todos los párrocos que han pasado por ella, sin
excepción alguna, han entendido a la perfección cual era la labor que estaba
desarrollando y en ningún momento he tenido el menor problema a la hora de
consultar cualquier libro de nacimiento, matrimonio o defunción de sus fondos,
ha sido todo lo contrario, facilidades y nada más de facilidades. Puedo
asegurar que mi entusiasmo por la investigación nunca decreció, todo lo
contrario, gracias a la sensibilidad y apoyo a la cultura de todos los
sacerdotes que han pasado por Llerena, respetando mi labor, animándome siempre
a seguir investigando, fue en aumento. Durante las horas que coincidía con
ellos en la Sacristía, les comentaba siempre los resultados de mis
investigaciones y les hacía partícipes de las vicisitudes y circunstancias de
los personajes que estudiaba.
Es más, tal y como iba descubriendo a
estos personajes, de muchos de los libros de actas de bautismo iba realizando
los índices alfabéticos de los nacidos, completando la labor que hace más de
tres décadas había comenzado uno de nuestros mejores historiadores llerenenses,
el notario don Antonio Carrasco García, que también dedicó innumerables horas
en esta desinteresada labor. Con ello no hemos hecho otra cosa que facilitar el
camino para futuros historiadores.
Podría enumerar aquí a multitud de
personajes sobre los que he podido investigar en los Archivos Parroquiales de
Llerena. Gracias a este trabajo ha sido posible aumentar y completar parte de
sus biografías. Pueden servir como muestra los nombres de Francisco de Zurbarán,
Pedro Cieza de León, José de Hermosilla y Sandoval, don García López de
Cárdenas, Alonso de Llerena, Sancho Sánchez de Muñón, fray Luis Zapata de
Cárdenas, el obispo-prior de San Marcos de León y parlamentario de las Cortes
de Cádiz de 1812, don Josef Casquete de Prado y Botello y tantos otros
llerenenses y extremeños ilustres que pasaron por aquí que no hacen más que
esclarecer nuestra historia, la de Llerena y Extremadura.
Y hace ahora un par de años que entre los
círculos de historiadores, investigadores y cronistas de nuestra provincia, no
deja de hablarse del proyecto actualmente iniciado, de trasladar para su
custodia los archivos parroquiales de todas las localidades pacenses al archivo
de la Diócesis, en Badajoz y no faltan artículos y noticias en la prensa
regional que tratan el tema. Nuestra preocupación es enorme y todos coincidimos
en el descalabro que vamos a sufrir quienes nos dedicamos a la investigación
local, los que estamos día a día trabajando y dedicando horas y horas para dejar
nuestra aportación a la historia local, base de lo que es la historia regional,
sentando las bases para que las generaciones venideras tengan los conocimientos
necesarios para interpretar el pasado.
Soy consciente del criterio esgrimido por
el Arzobispado de Mérida-Badajoz para ordenar el traslado de los archivos
parroquiales, cuyo fin no es otro de conservar, custodiar y preservar el
Patrimonio Documental de su Diócesis, lo cual me parece de una legitimidad
absoluta. Parece ser que determinados fondos documentales existentes en algunas
parroquias adolecen de falta de seguridad en sus instalaciones, achacadas a que
sus iglesias y sacristías no guardan los requisitos mínimos exigibles. En
cambio, puedo afirmar que en muchas parroquias, en particular la de Llerena, no
se dan estas circunstancias, pues sus archivos están perfectamente
catalogados, conservados y custodiados, tanto por su actual Párroco como
por todos los que le han precedido. Han sabido proporcionar a los
investigadores e historiadores que estamos en Llerena o han pasado aquí, los
medios necesarios para que pudiéramos realizar nuestro trabajo.
Me consta que desde diversos colectivos,
públicos y asociaciones, tanto de Llerena como de otros lugares de la Diócesis,
se han dirigido al Arzobispado de Mérida-Badajoz aportando ideas e iniciativas
para preservar estos fondos documentales a través de su digitalización, opción
que ha sido adoptada en otras Diócesis españolas. Comprendo que la Iglesia no
cuente actualmente con los medios económicos necesarios para ello, pero estoy
seguro que entre estas instituciones y las personas interesadas en su
mantenimiento en el lugar de origen y su conservación, vamos a trabajar para
conseguir que se lleve a cabo ese proceso.
Espero y deseo que el entendimiento sea
el medio más adecuado para resolver este problema, ya que, si no se lleva a
término, va a resultar muy difícil que la historia local pueda desarrollarse y
con ello, el estudio del pasado de nuestra región va a quedar huérfano de
iniciativas que lo complemente.
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