Francisco J. Hernández Navarro nos remite la siguiente noticia. FJGN.
Francia honrará la memoria de
sus fusilados durante la I Guerra Mundial
Un informe encargado por el Gobierno propone reparar la memoria de los soldados ejecutados para dar ejemplo a las tropas
Miguel Mora, París 1 de octubre de 2013
Un miembro de una asociación de memoria de la I Guerra Mundial vestido de 'poilu' junto a un monumento en homenaje a varios soldados fusilados. / F. NASCIMBENI (AFP)
Se calcula que son varios centenares, cerca de un millar, los soldados franceses que murieron fusilados por los suyos tras juicios sumarísimos entre 1914 y 1918. Muchos de ellos no eran cobardes, ni espías, ni desertores. Ahora, a unos meses para el centenario del inicio de la I Guerra Mundial (1 de agosto de 2014), Francia está pensando en reintegrar a la memoria nacional a aquellos Bartlebys bélicos, algunos de ellos menores de edad, que acabaron pasados por las armas aunque habían sido buenos soldados. Un informe elaborado por varios historiadores dado a conocer este martes en París propone a los poderes públicos honrar la muerte de los que se negaron a ser sacrificados en el campo de batalla, que fueron fusilados para dar ejemplo a las tropas y que no tuvieron derecho a figurar en las lápidas conmemorativas.
Entre
los ejecutados, los hubo que se negaron a dejarse matar y desertaron o
desobedecieron órdenes; otros que se rebelaron y se amotinaron; algunos que
eran espías y otros muchos que, como uno de los personajes de 14, la novela de Jean Echenoz recién
publicada en España, simplemente tuvieron un despiste o un momento de debilidad
o desesperación y dejaron el frente durante unas horas.
“Hemos
descubierto en torno a 600 o 650 fusilados por desobedecer órdenes y, sumando
los delitos de derecho común y espionaje, la cifra total sería de unos 740
soldados en total”, señalan los autores del informe, que trazan una clara
distinción entre los fusilados “para dar ejemplo” y los amotinados del año
1917, que según la leyenda huyeron a tierra de nadie mientras balaban como
corderos para denunciar la torpeza o la crueldad de sus generales.
“La
mayor parte de los fusilamientos ejemplarizantes ocurrieron en 1914 y 1915, y
solo una treintena entre los 40.000 y 80.000 amotinados fueron pasados por las
armas”, estima el informe, que recuerda que las ejecuciones de los primeros
años de la guerra trataban de ejercer un efecto disuasorio sobre la tropa: “Debían
servir de ejemplo, lo cual no quiere decir que los soldados fusilados fueran
inocentes, sino que sus juicios intentaban evitar otras desobediencias, y por
eso la ejecución se realizaba ante sus compañeros”.
Los
historiadores relatan varios casos especialmente sangrantes, como el de cuatro
soldados condenados a muerte y ejecutados en 1915 porque se negaron a volver al
ataque, agotados después de intentar “varios asaltos inútiles”.
La primera guerra
industrial de la historia fue
una carnicería sin precedentes ni paliativos: causó 19 millones de muertos y 21
millones de heridos, entre civiles y militares. Francia perdió a 1,3 millones
de soldados, un 27% de los cuales tenían entre 18 y 27 años. La tropa era
conocida como los poilus –literalmente, los peludos; en argot,
los machos-, por la nutrida presencia de soldados valientes, agrestes y
barbudos. Ese apelativo de origen napoleónico apenas se usaría en la II Guerra
Mundial.
Según
los autores de la monografía, encargada por el Gobierno ante las
conmemoraciones del año que viene, “hay un amplio consenso social para estimar
que la mayoría —de los fusilados durante la contienda— no fueron cobardes, sino
buenos soldados, que hicieron su deber y no merecían la muerte”.
Los
historiadores explican que los contemporáneos, “tanto de derechas como de
izquierdas, no tienen la intransigencia de antaño, son mucho más sensibles a
las condiciones aterradoras que enfrentaron los poilus, y entienden que algunos
pudieran rajarse sin por ello ser cobardes”.
El
informe cita el discurso del exprimer ministro socialista Lionel Jospin, que en
1998, en Craonne (al norte del país), pidió que los soldados “caídos en una
desesperación sin fondo, que se negaron a ser sacrificados”, fueran integrados
en la memoria nacional. Y recuerda también el homenaje de Nicolas Sarkozy, un
año más tarde en Verdun (al este), a los “fusilados para dar ejemplo”.
La
dificultad, ahora, estriba en cómo rehabilitar esa memoria. Los historiadores
proponen cuatro escenarios, pero descartan de antemano dos de ellos: el de no
hacer nada, y la rehabilitación general. “No podemos honestamente declarar que
Mata Hari, fusilada en ejecución de un consejo de guerra, muriera por Francia”,
señalan.
Una
tercera vía, la rehabilitación caso por caso, sería una empresa “demasiado
difícil”, y “no tendría el menor sentido revisar los procesos cien años
después”.
Así
que la propuesta sugerida a los poderes públicos es “hacer una declaración
solemne seguida de un proyecto pedagógico”. Esa declaración afirmaría “de forma
muy clara que muchos de los ejecutados, pero no todos, lo fueron en condiciones
precipitadas, incluso arbitrarias”. Y añadiría que esos soldados, “en cierto
modo, murieron por Francia”.
Para
completar esa “rehabilitación moral, cívica y ciudadana”, los historiadores
proponen actuar “en el plano memorial y simbólico, para reintegrar plenamente a
los fusilados en la memoria nacional”.
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