“Llerenenses en Cádiz (siglos XVII al XIX). Una minoría desconocida”.


“Llerenenses en Cádiz (siglos XVII al XIX).
Una minoría desconocida”.

Francisco Javier Gutiérrez Núñez.
Profesor de Enseñanza Secundaria.

en


Resumen.

En el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, en las secciones de protocolos notariales se conservan 32 documentos, emitidos por 24 personas naturales de Llerena, que a lo largo de los siglos XVII al XIX, emigraron hasta la zona de Cádiz, San Fernando y Vejer de la Frontera.

En cuanto a su número, sin duda se trata de una minoría, pero no por ello deja de llamar la atención, pues como grupo al menos tiene 2 características comunes su procedencia, Llerena, y su destino, Cádiz. Su estudio encaja con la temática de estas VI Jornadas de Historia de Llerena.

El principal objetivo es dar a conocer estos documentos y ofrecer una nómina de personas que emigraron desde Llerena a Cádiz, la mayoría a edad muy joven. Nuestra intención es aportar noticias de cada una de ella, sobre su entorno personal y sus actividades laborales relacionadas con Cádiz. Quizás sirva para iniciar o completar estudios de familias o estudios genealógicos.

¿El por qué Cádiz como lugar de emigración? Cádiz pasó a ser un foco de atracción para toda aquella población que vivía de una u otra manera del tráfico marítimo y comercial con América. Cádiz ejercería en el siglo XVIII la función que antes tuvo Sevilla en siglos anteriores (siglos XVI y XVII).


I. INTRODUCCIÓN.

En el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, en las secciones de protocolos notariales se conservan 32 documentos, emitidos por 24 personas naturales de Llerena, que a lo largo de los siglos XVII al XIX, emigraron hasta la zona de Cádiz, San Fernando y Vejer de la Frontera. Su localización es relativamente fácil, ya que desde los años 70, su director Manuel Ravina comenzó una labor de sistematización de todos los protocolos notariales de Cádiz capital y su entorno, hasta conseguir una enorme base de datos de documentos de carácter personal (testamentos, codicilos, partición de bienes, etc.). La cual está perfectamente informatizada y permite la búsqueda por apellido, localidad, provincia y país[1].

Sin duda desde el punto de vista numérico, se trata de una minoría, sin embargo su estudio encaja con la temática de estas VI Jornadas de Historia de Llerena, “Marginados y Minorías sociales en la España Moderna”. Se trata de una minoría de emigrantes, que analizada por centurias nos ofrecen las siguientes cifras:

-          Siglo XVII   à  6
-          Siglo XVIII  à  5
-          Siglo XIX    à 14

El principal objetivo es dar a conocer estos documentos y ofrecer una nómina de personas que emigraron desde Llerena a Cádiz, la mayoría a edad muy joven. Nuestra intención es aportar noticias de cada una de ella, sobre su entorno personal y sus actividades laborales relacionadas con Cádiz. Por contra no podemos “descubrir” a fondo las razones y circunstancias de la emigración de estas personas, ya que estos documentos sólo la traslucen a retazos, aunque plantearemos algunas posibilidades de trabajo[2].

II. POSIBLES CAUSAS DE LA EMIGRACIÓN A CÁDIZ.

Cádiz a lo largo del siglo XVIII sufre una verdadera transformación, tanto en su demografía como en su fisonomía urbana, sobre todo a partir de 1717 al ser la nueva sede de la Casa de la Contratación. Pasó a ser un foco de atracción para toda aquella población que vivía de una u otra manera del tráfico marítimo y comercial con América. Cádiz ejercería en el siglo XVIII la función que antes tuvo Sevilla en siglos anteriores (siglos XVI y XVII). El crecimiento demográfico nos lo demuestran las cifras, Cádiz contaba con 41.000 habitantes en el año 1700, con 50 mil en el año 1750 y con 71.500 en el año 1786[3].

Un crecimiento que no sólo se produjo por un crecimiento vegetativo positivo, sino por una constante inmigración desde el exterior, atraídos por la actividad comercial, sobre todo cántabros, vascos y navarros y catalanes, entendiéndose como una emigración cualitativamente selecta que terminó formando una importante clase mercantil. En comparación con éstos la emigración extremeña tuvo que ser muy escasa, y no formó parte de esta clase cualificada, sino que se integraría en estratos sociales más modestos y populares.

La principal motivación de esta emigración sin duda tuvo que ser la económica, el deseo de mejorar y prosperar. El emigrante posiblemente trataba de escapar de una realidad que se perpetuaba de generación en generación, su pretensión era evitar el verse avocado a trabajar en unas durísimas condiciones en el omnipresente sector primario, caracterizado por la desigual distribución de los recursos agrícola-ganaderos[4].

Otro factor que explica esta emigración es la movilidad. Desde nuestra perspectiva del presente, se nos escapa que las personas de una sociedad preindustrial (siglos XVI-XIX), se movieran. Y se movían mucho más de lo que creemos que lo hacían, a pesar de los malos caminos,  infraestructuras y transportes, tanto a medias como a largas distancias. Ejemplo de ello es la emigración a las Indias, de la que Llerena dentro del contexto extremeño es un paradigma de la misma[5].

                                                 
III. LAS PERSONAS: SIGLOS XVII – XIX.

Nuestro trabajo se ha centrado sólo en 19 documentos emitidos por 14 personas:

Siglo XVII.

1.- Inés López Méndez (1667).
2.- Francisco Hernández (1679, doble).
3.- Francisco Riero Medina (1684).
4.- Catalina Pérez Muñoz (1687).
5.- Juan Gordillo Carvajal (1689).
6.- Francisco Hidalgo Ruiz Balbuena (1696).

Siglo XVIII.

7.-  Francisco A. de la Spínola (1718).
8.- Andrés J. Pérez Mena (1726, 1731, 1735).
9.- Nicolás de los Reyes (1761).
10.- Bernardo Barragán (1776, 1793, 1804).
11.- Joaquina Cabrera González (1799).

Siglo XIX.

12.- José Nanclares (1802).
13.- Antonio de los Reyes (1802).
14.- Vicente de la Peña Rubio (1806).




01.- Inés López Méndez (1667).

Natural de Llerena y vecina de Cádiz. Sus padres fueron Pedro López Tartufo y María Méndez, que fueron vecinos de Llerena, ya difuntos.

Ella deseaba enterrarse en la capilla de la cofradía del Dulcísimo Nombre de María, que tenía su sede en la iglesia del convento de religiosos descalzos de la Merced. Aunque no se pueda comprobar, quizás ya tuvo en su juventud alguna devoción al convento de la Merced, de Llerena, y de ahí su continuación en Cádiz.

Ordenaba que su entierro fuera con oficio de medias honras y acompañada por los religiosos de San Juan de Dios. Disponía 50 misas rezadas por su alma, cuarta parte de ellas en la Catedral, y el resto según fijara su hijo Sebastián de Santiago.

A esta cofradía gaditana le mandaría como legado un Santo Crucifijo que ella tenía, a cambio de que le costeara dos misas, una cantada y otra rezada. Si rechazaba el legado, el crucifijo sería heredado por sus hijos.

En su testamento declaraba  haberse casado hasta tres veces, con Bartolomé de los Santos (hacía 60 años), Pedro de Santiago y Tomé Román.

De los tres matrimonios tuvo 5 hijos:

  • -          Del primero tuvo a Doña Francisca de los Santos, que en 1667 ya era viuda de Isidro Negrete.
  • -          Del segundo tuvo dos hijos, Sebastián de Santiago y Pedro de Santiago, éste último hacía ya 26 años que estaba ausente en Indias, y de él no sabía nada, si estaba vivo o muerto.
  • -          Del tercero, tuvo otros dos hijos, Alonso de Santiago y Esteban Román, éste también se hallaba ausente en Indias, desde hacía 6 años, y desconocía si aún vivía.


Tenía contraídas diferentes deudas que ascendían a 1153 reales de varias partidas de aceituna que había comprado, y otros 100 reales por el alquiler de una casa. Debía el salario a las personas que le vendían sus aceitunas por la calle, lo cual llevaba anotado en su libro contable.

El alquiler de su casa lo tenía pagado 2 años por adelantado (a razón de 120 reales por mes), de ahí que declarara, que el primer año, lo gozara su hijo Sebastián, y el segundo año, su hija Francisca.

Ahora contaba con 300 botijas de aceituna (cada una podría valer 25 reales de plata), de su venta se le daría a su hijo Alonso de Santiago la cantidad de 100 ducados de vellón de su legítima, para compensar el goce del alquiler que hacían sus otros dos hermanos.

Nombraba por sus albaceas a su hijo Sebastián, y a Alonso, y como herederos al total de sus 5 hijos.


02.- Francisco Hernández Muñoz (1679).

Natural de Llerena y vecino de Cádiz. En el mismo año otorgó testamento y codicilo. Testó estando enfermo. Era hijo de Pedro Hernández y María Muñoz.

Su deseo era que su entierro fuera con oficio de medias honras, y que fuera con cruz alta y capellanes de la Catedral. Deseaba que se dijeran 800 misas por su alma, y el día de su entierro con su cuerpo presente, una misa cantada, o bien al día siguiente.

Su profesión era la de zapatero. Suponemos que era maestro zapatero, porque tenía tienda y un almacén bien surtido de materiales. Además el montante de misas nos indica un statu social y económico desahogado e importante. Estaba soltero, de ahí que dejara como sus herederas, a sus cuatro hermanas, pero curiosamente a dos de ellas no las conocía porque habían nacido después de su partida de Llerena: “(...) María Muñoz, y Antonia, y otras dos mas pequeñas mis hermanas lexitimas que no conozco ni sé sus nombres por haverme venido a esta Ciudad de corta hedad por haver nasido después de mi ausencia (...)”.

03.- D. Francisco Riero Medina (1684).

Natural de Llerena y residente en Cádiz. Era hijo de Francisco Riero y Doña Catalina de Medina, ambos naturales de la villa de Usagre.

Realizó tres viajes a Tierra Firme en los años 1678, 1681 y 1684. El 16 de septiembre de 1684, declaraba que estaba a la espera de partir hacia Tierra Firme en la flota al mando del General D. Gonzalo Chacón (vecino de Sevilla). Este era el motivo por el que dio poder para testar en su nombre, a favor de D. Pedro de Ampuero, en primer lugar, y a D. Marcos de Ulahortúa, en segundo lugar. Ambos eran vecinos de Sevilla y realizaban el viaje con él, y tendrían que otorgar testamento si fallecía en las Indias. Pero si fallecía en Andalucía o España, el poder se expedía a favor de su suegro Francisco Díaz Zianca, y del Capitán Francisco Ortiz,  vecinos de Sevilla.

Deseba ser enterrado con él hábito franciscano, aunque el lugar lo dejaba a elección de sus albaceas. Ordenaba que se dijeran por él, el número de 6000 misas, las cuáles se dirían un cuarto en la colecturía que correspondiera, y el resto en el convento de San Francisco, de la ciudad o villa donde fuera enterrado. Sus albaceas pagarían por cada misa 2 reales de plata.

Había contraído matrimonio en Sevilla hacía sólo 2 meses, con Doña Teresa Leonarda de Siancas, hija de D. Francisco Díaz de Zianca (natural de Bioño) y Doña María Manuela de Elías (natural de Sevilla). Francisco Riero hizo escritura de recepción de la dote de su esposa y de declaración de su capital ante Toribio Fernández de Loyzaga, escribano de Sevilla.
El hecho que Teresa llevara una buena dote al matrimonio, sin duda es reflejo de la prosperidad social y económica que iba alcanzando la familia Díaz de Zianca en la Sevilla del momento, dos ejemplos nos lo confirman:
  •  Su hermano José Antonio Díaz de Zianca y Elías (natural de Sevilla, 1671), ingresó en la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, como coadjutor de Canónigo en el año 1694.
  • Su sobrino José Francisco de Quijano y Zianca (natural de Sevilla, 1704), ingresó en la misma Catedral como Canónigo en el año 1723[6].

Riero en su poder para testar (1698), quería que tras su muerte se dijeran 200 misas rezadas, aplicadas “por cargos de conciencia, penitencias olvidadas o mal cumplidas y por las ánimas del purgatorio”.  Establecía dos legados:

  • -          A su hermano Pedro le mandaba 1000 pesos de a 8 reales de plata, y si hubiere fallecido se dividirían a a partes iguales entre sus hijos, y si fueran menores, se depositarían rentando réditos hasta que alcancen la mayoría de edad.
  • -          A Doña María de San Luis, su prima hermana, que era monja en el convento de la Hinojosa de Córdoba, le enviaba 200 pesos para sus gastos.


Nombraba por sus albaceas a su mujer Doña Teresa Leonarda de Siancas,  y a su suegro Francisco Díaz de Siancas, a D. Pedro de Ampuero, D. Marcos de Ulahortua y el Capitán Francisco Ortiz. Nombraba por su heredera a su mujer.

           La ocupación profesional de D. Francisco Riero, era la de mercader o comerciante. De él sabemos que realizó tres viajes a Tierra Firme, en los años 1678, 1681 y 1684.

  • -          En su viaje del año 1678, ya iba acompañado de D. Pedro de Ampuero, natural de Santander, posiblemente fueran ya socios.
  • -          Para su viaje de 1681, obtuvo licencia de embarque por parte de la Casa de la Contratación el 14 de enero, y pasó a Tierra Firme en la armada del general marqués de Brenes, llevando con él más de 200 mil maravedís. Aún era soltero, y su era descrito como persona “de veinte y ocho años poco más o menos, trepado, trigueño pelo castaño oscuro”.
  • -          Para su viaje del año 1684 recibió licencia de embarque el día 19 de septiembre, por tanto sólo tres días después del ya citado poder para testar. Llevaba mercaderías por valor de unos 260 mil maravedís de plata, y la fianza fue depositado por D. Pedro Ampuero. Como Riero ya estaba casado, su estancia en las Indias debía ser por un tiempo limitado. Por ello su esposa (vecina de Sevilla, colación del Salvador), otorgó escritura notarial de consentimiento de su viaje; obligándose él a volver a España a vivir con ella y no abandonarla, lo que los documentos de la época denominan “hacer vida maridable”[7].


04.- Catalina Pérez Muñoz (1687).

         Natural de Llerena y vecina de Cádiz. Sus padres fueron Cristóbal Pérez y María Muñoz, vecinos de Llerena, ya difuntos.

Testó el 18 de noviembre de 1687, según ella estando “enferma en cama”, lo cual debía de estar provocado por el hecho que tan sólo 9 días antes, había dado a luz a su quinto hijo, Diego Martín.

Deseaba ser enterrada en la capilla de Ntra. Sra. del Carmen, del convento de Santo Domingo. El tipo de oficio y entierro, lo dejaba a elección de sus albaceas. Establecía que se dijeran 25 misas rezadas por su alma, cuarta parte de ellas en la Catedral, y el resto a elección de sus albaceas.

Tenía una tienda de especias, de ahí que declarara tener pendientes diferentes deudas:

  • -       A D. Baltasar Blayvedor, hombre de negocios, le debía 40 escudos de plata, del valor de un barril de manteca que le fió.
  • -          A D. Francisco Peláez, pagador, le debía 12 escudos.
  • -          A Bernardo Ponce, su compadre, le debía 14 escudos.
  • -          A Doña Estefanía Perea, 3 escudos.


Por su parte le debían 15 escudos del arrendamiento de una casa.

Estaba casada hacía 17 años (h. 1670), con Francisco Ramos, a cuyo matrimonio no llevaron dote ni capital. Como bienes gananciales tenían una casa esquina barrio del molino, el menaje del hogar, la ropa blanca y de color, una tienda de especiería y lo que se había llevado su marido, que estaba ausente en las  Indias. Por ello solicitaba que a su muerte se hiciera inventario de todo.

De su matrimonio tenía cinco hijos:

  • -          Doña Ana María Ramos, casada con José de Espinosa (ausente en Indias), a la cual le había entregado diferentes bienes a la hora de casarse.
  • -          María Servanda, de 8 años.
  • -          Francisco Bernardo, de 4 años.
  • -          Feliciana María, de 2 años.
  • -          Diego Martín, de 9 días.


Como albaceas nombraba a su marido y a su compadre, Bernardo Ponce; y como herederos a sus hijos. No firmó el testamento porque no sabía escribir.


05.- Juan Gordillo de Carvajal (1689).

            Natural de Llerena y residente en Cádiz. Era hijo de Cristóbal Gordillo, fallecido, y de María González, que aún vivía. En Cádiz ejercía como capellán en las casas de D. Pedro Colarte (caballero de Santiago), posiblemente se tratara de D. Pedro Colarte y Dowers, que al año siguiente, en 1690, obtendría la concesión del marquesado del Pedroso.

Él llevaba poco tiempo residiendo en Cádiz, ya que a inicios del mismo año de 1689, había otorgado en Llerena poder a su madre para que administrara sus bienes y lo que le perteneciera de su legítima paterna en dicha ciudad. En caso de faltar su madre, el poder recaía en su pariente Diego Carrasco, y luego en su hija Isabel Antonia Carrasco, vecinos de Llerena.

           En su testamento realizaba las habituales disposiciones. Si moría en Llerena deseaba ser enterrado en la parroquia de Ntra. Sra. de la Granada, y si fallecía en otro lugar distinto, sus albaceas o la persona dueña de la casa donde viviere, tendría la capacidad de elegir el tipo de entierro y el número de misas.

            En caso que su madre falleciera, cambia de opinión y ordena que sus bienes fueran administrados por Francisco Ortiz Delgado (clérigo) y D. Juan de Carvajal (Comisario del Santo Oficio de la Inquisición), trabajo que les remunerara con una donación gratuita.

            Su única heredera sería su madre María González, pero si ella falleciera antes que él, ordena ejecutar toda una serie de gastos piadosos, y en último caso si aún sobrasen bienes éstos se destinarían a la parroquia de Ntra. Sra. de la Granada, para ejecutar una memoria.

            Los gastos que estipulaba de sus bienes serían:

  • -                1°) Cien misas rezadas por su alma, que serían dichas por los dos sacerdotes más pobres de Llerena, a los que se les pagarían 200 reales de vellón.
  • -       2°) Se dirían 4 misas rezadas en el altar de Ntra. Sra. de la Granada, pagándose por ellas 1 real de a ocho.
  • -          3°) Tras su muerte se repartirían 200 reales de vellón entre “los pobres mendicantes que anden de puerta en puerta”.
  • -            4°) A uno de esos pobres se les daría un vestido de paño, con sombrero y zapatos.
  • -             5°) Se daría un vestido de raso nuevo acabado, pagándose sus hechuras, al niño Jesús que tiene la imagen de San Antonio en brazos, la cual estaba en la capilla del lado derecho del altar mayor de la iglesia de Ntra. Sra. de la Granada. El día que se entregara dicho vestido se diría una misa rezada en esa capilla, y 8 misas más: 1 a Ntra. Sra. del Carmen, 1 a Ntra. Sra. de la Soledad, 1 a Ntra. Sra. de la Misericordia, 1 a Ntra. Sra. de los Milagros, 1 a Ntra. Sra. de la Consolación, 1 al Santísimo Cristo del Socorro y 2 a San Juan Bautista.   
  • -        6°) Se repartirían 200 reales entre los sacerdotes más pobres de Llerena, para que dijeran 100 misas por el alma de su madre.
  • -       7°) A sus albaceas, les daba 100 reales a cada uno, que serían Francisco Ortiz Delgado y Juan de Carvajal.
  • -        8°) Se pagaría un día de comida a los pobres de la Cárcel Real de la ciudad de Llerena, y además a cada uno se les entregaría 4 reales. 

En caso que sobrara dinero tras el pago de todas estas disposiciones, nombraba como heredera a la Parroquia de Ntra. Sra. de la Granada, “para que todo el residuo de ellos se invierta y distribuya únicamente, en alumbrar a la Virgen Santísima mientras se rezare el rosario que es costumbre todos los días, teniendo encendida sus dos arañas y poniéndose en el altar dos velas encendidas”.

            Dependiendo de la cantidad sobrante esta memoria, podría ser temporal o perpetua. Si fuera temporal quería que se gastara todo el dinero, cumpliéndose con su deseo. En caso que se creyera que el dinero podía ser suficiente para que la memoria fuera perpetua, deseaba que se invirtiera por sus albaceas y los señores curas de la parroquia, para obtener una renta fija.


06.- Francisco Hidalgo Ruiz Balbuena (1696).

            Natural de Llerena y vecino de Cádiz. Era hijo de Juan Ruiz y de Doña Isabel Balbuena. Declaraba hallarse enfermo y en “suma pobreza”. Su deseo era ser enterrado en la sepultura de la Cofradía y esclavitud del Santísimo Sacramento y Ánimas de la Santa Iglesia Catedral, por ser su cofrade. A su entierro irían como acompañamiento sus cofrades, con cruz y la clerecía acostumbrada. El número de misas las dejaba a elección de D. Juan de San Agustín.

            Contrajo matrimonio en dos ocasiones:


  • -          En primeras nupcias con Doña Juana Velázquez, su prima hermana, natural de El Arahal. No llevaron ni dote ni capital al mismo, ni lograron tener gananciales. Tuvieron una hija: Mariana Hidalgo.
  • -          En segundas nupcias con Doña Luisa de San Agustín Valdames, la cual llevó una dote de 500 pesos de escudo plata. Él no llevó capital al mismo. No habían tenido hijos, ni bienes gananciales.

A su hija Mariana Hidalgo cuando casó con Francisco Palomino de Linares, le dieron ropa y alhajas por valor de 70 u 80 pesos como dote. En cambio en esos momentos no tenía forma de pagar el valor de la dote de 500 pesos a su esposa Doña Luisa, si no era liquidando algunos muebles y el armazón de una tienda de madera. Posiblemente fuera carpintero. Incluso debía 100 ducados a Juan de Mesa (mercader), del arrendamiento de la casa donde vivían.

Nombraba como sus albaceas, a su esposa Doña Luisa de San Agustín, y a D. Juan de Porras, clérigo y vecino de Cádiz. Su heredera sería su hija Mariana.


07.- Francisco Antonio Spínola (1718).

Natural de Llerena y residente en Cádiz. En el año que realiza su testamento estaba soltero (1718). Sus padres eran Diego de la Peña y Francisca de Paula, ambos vecinos de Llerena. En él establecía a elección de sus albaceas, el hábito, lugar, calidad de su entierro y misas.

Hacía dos meses que había llegado a la ciudad de Cádiz, tras volver de viaje de las Indias, en el navío de aviso nombrado Nuestra Señora del Carmen. El Capitán de esta nao era D. Pedro Algobin, y en él tenía la plaza de barbero. Aún le debían varias cantidades de su sueldo, que esperaba que cobraran sus albaceas, y que a su vez pagaran sus deudas con el médico y con la botica, gastos derivados de la enfermedad que ahora padecía.

Si hubiera algún sobrante iría destinado a pagar su entierro y misas, y a sus herederos, que serían sus padres. Como albacea nombraba a Martín de Ballesteros, maestro barbero.


08.- Andrés J. Pérez Mena (1726, 1731, 1735).

De él contamos con tres documentos, y aparece en 2 como Pérez Mena y en otro como Pérez Fernández, pero se trata de la misma persona:


  • -          Testamento de 13 de noviembre de 1726.
  • -          Poder para testar de 13 de agosto de 1731.
  • -          Testamento de 21 de noviembre de 1735.

a) Año 1726. Era vecino de Cádiz. Sus padres eran Francisco Ramos Baptista Pérez y Doña María de Mena, ambos naturales de Llerena, difuntos ya en el año 1726.

Su deseo era enterrarse en el oratorio de San Felipe Neri, con el acompañamiento de medias honras. Ordenaba decir 25 misas rezadas por su alma, la cuarta parte en la Catedral y el resto a elegir por su albacea, pagando por ellas 2 reales de plata octavos de escudo.

Hacia el año 1701 casó con Francisca Josefa de Morales, hija de D. Juan Morales y Doña Magdalena de Morales (vecinos de Cádiz). Ella no llevó dote alguna, tan sólo su ropa y algunas alhajas de su adorno por valor de unos 100 pesos. Él no llevó capital. Había tenido dos hijos:


  • -          D. Juan Pérez. 24 años. Ausente en Indias.
  • -          Doña Beatriz Andrea Pérez. 6 años.

Los gananciales en 1726 eran de escasa consideración. Contaba con dos deudas a su favor, que sumaban 36 pesos escudos de plata. Nombraba como su albacea a su mujer, y como herederos a sus hijos. En estos momentos no firmó según se dice por la gravedad de su enfermedad.

b) Año 1731. Sin duda tuvo que recuperarse de la misma, en 1731 él y su mujer se otorgan poder recíproco para testar, anulando el testamento anterior. En esos momentos Pérez Mena iba a embarcarse en el navío Ntra. Sra. de la Concepción y San Miguel, cuyo capitán era D. Miguel de Vicuña, que se dirigía al puerto de la Guaira, provincia de Caracas. El llevaría consigo sus libros de contabilidad y caudal, lo cual denotaba su condición de comerciante, aunque su último testamento nos lo confirma totalmente.

            Se nombraban albaceas uno del otro, y además nombraban a D. Felipe Marchena y D. Manuel Álvarez de Hoya, residentes en Cádiz, que viajaban con él. Nombraban como sus herederos a sus hijos.

            c) Año 1735. Lo que motivó que otorgara un nuevo testamento fue la muerte de su mujer, y su próximo viaje en el navío de Ntra. Sra. del Rosario, del maestre D. José de Sierra, integrado en la flota D. Manuel López Pintado. Su pretensión era llegar al puerto de Nueva Vera Cruz.

            Su deseo era enterrarse en el convento de San Francisco, el modo de entierro lo dejaba a elección de su albacea. Ordenaba decir 25 misas por su alma, pagando por ellas 50 pesos de plata. Si moría en Cádiz, las misas por su alma se dirían en dicho convento.

            A la muerte de su mujer se hizo división de sus bienes ante el escribano Fernando Ruiz Llagues, y  entregó la legítima a su hijo Juan. Los bienes que eran de su propiedad iban con él en 4 cajones en el barco, en el cual llevaban “tres tercios de mercaderías”. Con él viajaban otros comerciantes, Felipe Marchena, Manuel Aranzado, Felipe de Villanueva, Alonso Cano y Salvador Domínguez, estos dos últimos los nombraba sus albaceas.

            El resto de sus muebles los tenía depositados en las casas de varios de sus conocidos y en el convento de la Concepción, de Jerez de la Frontera, donde se hallaba su hija como “pupila [8]. Seguía manteniendo a sus hijos como sus herederos. A su hija incluso le mandaba el tercio y remanente, por vía de legado y mejora.

09.- Nicolás de los Reyes (1761).

         Declaraba ser residente de Cádiz y “natural de la ciudad de Llerena caveza de el partido de extremadura, y de la parrochia de Sta. Mª de la Granada”. Era hijo de D. Domingo de los Reyes (natural de Santiago de Compostela) y Doña Paula Josefa González, natural de Llerena, de donde ambos eran vecinos.

El motivo de otorgar el documento era que iba a realizar próximo viaje a la ciudad de Santísima Trinidad (provincia de Buenos Aires): “conociendo lo cierto del a muerte duda de su hora, accidentes y peligros de la navegación”. Se embarcaba como “Sangrador” en el paquebote nombrado San Cenón, cuyo capitán era D. Adrián Falses de Ibarra. El cual salía como navío de aviso[9].

Otorgaba poder para testar a favor de  José Luis Rodríguez, segundo Piloto, y D. Juan de la Cruz Calvo, primer Cirujano, del mismo navío. Los dos eran también residentes en Cádiz.

Deseaba ser enterrado con el hábito de San Francisco, eligiendo sus albaceas el lugar y el oficio de entierro. Solicitaba 10 misas rezadas por su alma: una en el altar de S. José, otra en el de S. Miguel, otra en el de la Pura y Limpia Concepción, dos en altar de privilegio, y el resto en colecturía según se acostumbrara en el país que falleciera.

La copia del poder que otorgaba iba a guardarla en su baúl, junto a una relación de los créditos y débitos que tenía, los cuáles serían liquidados y cobrados por sus albaceas. Si después de ello hubiera algún dinero efectivo a su favor, sus herederos serían sus padres. En caso de faltar éstos establecía una cadena de sucesión:


  • -          1°) Sus hermanos D. Antonio D. José de los Reyes.
  • -          2°) Los hijos de sus hermanos, si éstos habían fallecido.
  • -          3°) Si no tenía sobrinos, el dinero se gastaría en misas por las Ánimas Benditas del Purgatorio.

10.- Bernardo Barragán (1776, 1793, 1804).

Natural de Llerena y vecino de Cádiz desde el año 1735. De él contamos con tres documentos, un poder para testar a favor de su mujer (1776), y dos testamentos (1793 y 1804). Era hijo Juan Barragán y de Doña Tomasa Ladera, ambos naturales de Llerena, ya difuntos en 1776.

a) Año 1776. Se casó en Cádiz en el año 1751, con Doña Florencia Calvo, sin aportar ninguno ni capital ni dote. En 1776 iba a embarcarse en el navío nombrado El Águila, de D. José Rivero, con destino al puerto de Lima. En él servía como condestable[10].

Por ello otorgó poder para testar a favor de su mujer, a la cuya elección dejaba todas las disposiciones relativas a su entierro. No tenían hijos vivos, ya que le fallecieron pequeños. Como bienes tenían 536 pesos de a 15 reales de vellón que tenían entregados a Juan Morales y a su mujer Doña Antonia Capulino, estableciendo con ellos una compañía para abrir una tienda de géneros y comestibles en la villa de la Real Isla de León (hoy San Fernando).

Su mujer sería su heredera y albacea, y en su ausencia de ella sería su albacea D. Pedro de Soto. Florencia Calvo falleció hacia el año 1781-1782 sin testar, cuando él estaba en Lima. Ella no dejó ni caudal ni bienes.

b) Año 1793. Desde el 1 de febrero de 1785, Bernardo vivía por su propia voluntad en la Casa de la Misericordia, en la sala de la Purísima Concepción de dicho hospicio. En 1793 contaba con 76 años, y su deseo era ser enterrado con el hábito franciscano. El resto de cosas lo dejaba a elección de sus albaceas (la cuarta parte de las misas debían decirse por la colecturía de la Santa Iglesia Catedral). Declaraba cierto caudal:


  • -          1°) 1.000 pesos de a 15 reales de vellón en dinero en efectivo que tenía en depósito de D. Juan Jiménez (c/ San Pascual), quién le pagaba un rédito del 3%, según escritura que otorgó en Cádiz el 22 de febrero de 1785, ante el escribano José Moreno Dávila. De réditos había cobrado 159 pesos fuertes en especie de plata, estando al corriente de pago.
  • -          2°) 74 pesos fuertes en 30 escuditos de oro y un doblón, que tenía en la caja de la cabecera de su cama.
  • -          3°) Su ropa blanca y de color, que tenía un escaso valor.

Establecía diversos legados a favor de sus cuñadas Beatriz y María Calvo, ambas viudas y vecinas de Cádiz. A cada una le donaba 70 pesos, para que le encomendaran a Dios. Su ropa debía ser repartida entre los pobres.

            Su albacea sería D. Lorenzo Narciso Veyens, conde de Villamar, caballero de la Orden de Carlos III y Maestrante de Valencia (vecino de Cádiz).

Nombraba como su heredero a la Casa de la Misericordia, para ayuda de la manutención de los pobres y la cura de sus enfermos. A cambio como contraprestación solicitaba que se dijeran por su alma 6 misas rezadas.

c) Año 1804. En este año volvió a realizar un nuevo testamento, en el cual no varía las condiciones del otorgado en 1793. Lo hizo para declarar la insolvencia de D. Juan Jiménez, que le debía los 1.000 pesos que tenía de él en depósito, y los réditos de los mismos del período 1800-1804. Veía difícil que la casa de la Misericordia lograra cobrarle tales cantidades así como otros créditos que él tenía a su favor y que entendía eran ya incobrables.

Quería que sus albaceas actuaran contra Jiménez, “sin perdonar diligencia alguna”. Sus albaceas serían D. Francisco de Iriarte y D. Nicolás de Rojas[11], ambos vocales de la Junta de gobierno de la Casa de la Misericordia, la cual seguía siendo su heredera.

11.- Joaquina Cabrera González (1799).

            Natural de Llerena y vecina de Cádiz. Era hija de Alonso de Cabrera y de Bárbara González, ya difuntos. Testaba estando enferma. El hábito con el que tendría que enterrarse lo dejaba a elección de su marido, así como el número de misas por su alma, respetando su deseo que la cuarta parte de ellas se dijeran por la colecturía de la Santa Iglesia Catedral.

Estipulaba que fuera enterrada en el Convento de franciscanos descalzos. Su entierro costaría 30 pesos, ella aportaba 20, y los otros 10 los abonaría la Hermandad de San Crispín, de la que era cofrade, y que tenía sede y bóveda de enterramiento en dicho convento.

Se casó dos veces:


  • -          La primera vez en Llerena, hacía 24 o 25 años, con Manuel Guerrero. De este matrimonio tenía una hija, María, que era menor, y que aún vivía con ella en su casa.
  • -          La segunda vez se casó en 1772, con Juan Gómez (natural de Écija), de cuyo matrimonio no tenía hijos.

Como caudal y bienes sólo tenía los pocos que le daba una tienda zapatería, que también era su casa habitación, situada en la esquina de la plaza de San Antonio con la calle del Veedor. Su marido que sería su albacea, contabilizaría los débitos que le debían de la tienda. Declaraba como heredera a su hija María Guerrero. No firmaba porque no sabía escribir.

12.- José Nanclares (1802).

         Natural de Llerena y residente en Cádiz. Era hijo de D. Pablo Francisco Sáenz (o Sáez) de Nanclares, que era natural de Baños de Riotovia, quién pleiteó hidalguía con los Concejos de Maguilla y Llerena[12].

José era primer Teniente del Regimiento de infantería de la Reina, cuando hizo declaración de última voluntad, en Cádiz, el 14 de septiembre de 1800. Nombró como sus apoderados y albaceas a D. Manuel Aragó, Ayudante Mayor de la Plaza de Cádiz, y a D. Juan Aragó, hijo del anterior. Fueron testigos de ello José Parra, Lorenzo Huete y Francisco Pardo.

Lo que dispuso fue muy breve:


  • -          Sus albaceas venderán su ropa y su reloj, y con el importe harán decir 20 misas por su alma.
  • -          A Doña Antonia Aragó le dejaba 10.000 reales que se sacarían de los bienes raíces que tenía en Llerena, y el resto de la liquidación de dichos bienes será heredado por su padre, que dirá las misas que considerara oportuno por su alma.
  • -          A D. Carlos Palau le debía 450 reales, que mande pagar con el importe de la venta de su ropa.

D. José Nanclares fallecería el 16 de septiembre de 1800. Como esta disposición testamentaria no había sido oficializada ante escribano, D. Manuel de Aragó procedió a que la administración y justicia competente, reconociera este documento como testamento válido y oficial.

El asunto fue diligenciado ante la Escribanía Mayor de Guerra. Desde septiembre de 1800 sufrió un periodo de dilación o de silencio administrativo, y tras una nueva petición del señor Aragó, fue reactivado en abril de 1802, por el Gobernador de Cádiz.

D. José Rodríguez Peláez (Escribano), fue designado como Comisionado de realizar las diligencias informativas sobre el mismo, interrogando a varios testigos a inicios del mes de abril de 1802:


  • -          D. Bartolomé Polo. Alférez del Regimiento de la Reina.
  • -          D. Agustín Martínez . Teniente del mismo Regimiento.
  • -          D. Félix Martínez. Comandante del Regimiento de Burgos con grado de Teniente Coronel y ex – Sargento Mayor del Regimiento de la Reina.

Declararon que la firma del documento de la disposición testamentaria era la firma legítima de D. José Nanclares. Sin embargo al final de su declaración, Félix Martínez tuvo reparos: “Pero al tiempo de firmar dijo que no obstante de lo que llevaba expuesto le parece (y no lo afirmaba) que la forma era puesta y hecha por el dicho Nanclares pero aunque está la letra algo trémula lo atribuye a que quando firmo estaba en el articulo de muerte”.

Sobre las buenas costumbres de los testigos (los soldados Huete y Pardo) que aparecían en el documento de la disposición testamentaria, se tomó declaración a:

  • -          Cristóbal Bilbao. Cabo primero de la 3ª compañía del primer Batallón del Regimiento de la Reina.
  • -          Miguel Martínez. Solado de la 3ª Compañía del mismo Batallón.
  • -          Francisco Cañada. Soldado de la 4ª Compañía del Tercer Batallón del mismo Regimiento.

D. Antonio Olivares de la Peña, Oidor honorario de la Real Audiencia de Sevilla, y Auditor de Guerra, dictó finalmente auto el 24 de abril de 1802, dando validez a la disposición testamentaria como testamento oficial, como si hubiera sido otorgado ante el Escribano Mayor de Guerra. Instaba a D. Manuel Aragó a que presentara inventario y descripción de los bienes del fallecido a la mayor brevedad posible. Sin embargo estos documentos no se insertan en el expediente notarial.


13.- Antonio de los Reyes (1802).

Natural de Llerena y vecino de Cádiz, testaba estando enfermo. Como ya citamos antes, es el hermano de Nicolás de los Reyes. En 1802 sus padres ya habían fallecido. Dejaba todo lo relativo al hábito, lugar, clase de entierro y número de misas, a elección de sus albaceas.

En 1758 casó en Cádiz con Doña Josefa Amesquita, natural de Cádiz. Tenían una hija, Doña María del Carmen de los Reyes, que contaba con 40 años. Declaraba que sus bienes tan sólo consistían en el corto menaje de su casa y “algunas deudas activas así en esta Ciudad como en las Américas de las cuáles quedaran enterados mis albaceas”. Aunque desconocemos su profesión esta declaración induce a pensar que estaba relacionado con el comercio.

Nombraría como su única albacea a su hija, y en ausencia de ella, a D. Santiago del Canto, vecino de Cádiz. Igualmente nombraba como su única heredera, a su hija.

14.- D. Vicente de la Peña Rubín (1806).

Natural de Llerena y residente en San Fernando. Declaraba tener 46 años, por tanto tuvo nacer en torno a 1760. Sus padres fueron D. Antonio de la Peña, y la ya difunta Doña Rosa Rubín, ambos naturales de Llerena. De él sabemos que era Alférez de Fragata y primer Piloto de la Real Armada, embarcado en el navío San Fulgencio, y que estaba próximo a realizar viaje en Comisión de Real Servicio.

Casó en la villa de San Fernando el 8 de noviembre de 1783, con Doña Juana Molina Gómez, natural de la misma, hija de D. Pedro y Doña María (ya difunta). Él no aportó capital, ni ella dote. Del matrimonio tuvieron una hija, cuyo nombre denota su procedencia: María de la Granada (17 años). Habían tenido otros hijos, pero habían fallecido siendo pequeños.

Declaraba que tenían deudas a favor y en contra, y de ello tenía apuntes y resguardos, que servirían a sus albaceas, para su cobro y su pago. Como bienes sólo afirma tener los muebles del adorno y servicio de casa y ropa de su uso, de cuya lista pormenorizada ya tenía noticia su mujer y sus albaceas.

            Sus albaceas serían D. Juan Molina, D. Antonio Micón, y D. Francisco de Torres, vecinos de San Fernando. Sus bienes serían subastados en almoneda pública, nombrando como heredera a su única hija (María de la Granada), siendo su tutora y curadora en caso de orfandad su madre.


IV. CONCLUSIONES.

Después del relato expuesto hasta aquí podemos extraer ciertas conclusiones, de las actividades de los 14 llerenenses residentes o vecinos en Cádiz, durante los siglos XVII al XIX:
                                                                                                                      
1.-  “Puerto y puerta de Indias”. Ya vimos el gran incremento demográfico que experimentó Cádiz sobre todo durante el siglo XVIII. La importancia demográfica y económica que fue alcanzando la ciudad, explicaría también la presencia de 13 llerenenses durante el siglo XIX.

Al menos 6 llerenenses a lo largo de los siglos XVII-XVIII, tuvieron relación con las Indias, recordemos:

  •   -          Francisco Riero Medina (1684), iba a marchar en la flota del general D. Gonzalo Chacón con destino a Tierra Firme.
  • -         Francisco Antonio Spínola (1718), era barbero de la nao Ntra. Sra. del Carmen, cuyo capitán era D. Pedro Algobin.
  • -     Andrés Pérez Mena (1731 y 1735), como comerciante en 1731 iba a embarcarse en el navío Ntra. Sra. de la Concepción y San Miguel, con destino al puerto de la Guaira (provincia de Caracas). En el año 1735, de nuevo se embarcaba en el navío Ntra. Sra. del Rosario, de la flota de D. Manuel López Pintado, con destino al puerto de Nueva Vera Cruz.
  • -           Nicolás de los Reyes (1761), era sangrador del paquebot San Cenón, cuyo capitán era D. Adrián Falses de Ibarra. Marchaba a la ciudad de la Santísima Trinidad, provincia de Buenos Aires.
  • -          Bernardo de Barragán (1776), era condestable del navío El Águila, que marchaba al puerto de Lima. Durante su estancia en esta ciudad fallecería su esposa en Cádiz.
  • -                Antonio de los Reyes (1802), posiblemente era cargador de Indias.

Al margen de estos llerenenses tenemos constancia de otros que tuvieron relación a lo largo del siglo XVIII con las Indias. Son los casos de:


  • -          Manuel Román de Fuentes (1715 y 1717). Natural de Llerena y vecino de Sevilla, que era mercader y factor. Era hijo de Manuel González y Ana de la Cruz de Fuentes. En el año 1715 viajó a Panamá en el séquito del obispo Juan de Llamas, y en el año 1717 viajó con destino Nueva España[13].
  • -          Francisco de Fuente y Vargas (1728). Natural de Llerena, era hijo de Ignacio de la Fuente y María de Vargas. Viajó a Nueva España, como criado del médico Santiago de Estebanzón[14].
  • -          José de Vélez Moro (1744). Natural de Llerena, fue comerciante matriculado en el Consulado de Cádiz desde el año 1744. No tenemos constancia que dejara documentos personales en los protocolos gaditanos, aunque sí posiblemente otros relativos a su profesión (cartas de pago, obligaciones, etc.)[15].
  • -          Francisco de Septiem. Natural de Llerena, viajó a Nueva España como criado del mercader Juan Bautista de Echeverría[16].

2.- Militares. Encontramos dos llerenenses militares en los albores del siglo XIX, D. José Nanclares (1800), primer Teniente del Regimiento de infantería de la Reina, y D. Vicente de la Peña (1806), Alférez de Fragata y primer Piloto de la Real Armada.


3.- Dos conceptos distintos: vecinos y residentes. 

Los vecinos se afincan en la ciudad de forma definitiva, contrayendo matrimonio una o más veces, tal es el caso de Inés López (1667), Francisco Hernández (1679), Bernardo Barragán (desde 1735), y Joaquina Cabrera (1799). Se integran en Cádiz, en su entramado económico, en sus costumbres, y en su vida cotidiana: Inés López negociaba con la venta ambulante de aceituna (1667), Francisco Hernández mantenía una tienda-zapatería (1679), igual que haría Joaquina Cabrera (1799). Catalina Pérez Muñoz tenía una tienda de especias (1687) y Francisco Hidalgo posiblemente era carpintero (1696).

Pero también se integran en su religiosidad y sus cofradías:


  • -          Inés López (1667), era cofrade de la cofradía del Dulcísimo Nombre de María,  que tenía su sede en la iglesia del convento de religiosos descalzos de la Merced.
  • -       Francisco Hidalgo (1696), era cofrade de la Cofradía y esclavitud del Santísimo Sacramento y Ánimas de la Santa Iglesia Catedral.
  • -      Joaquina Cabrera (1799), era cofrade de la Hermandad de San Crispín, del convento de franciscanos descalzos.

En cambio los residentes sólo están de paso por Cádiz, de forma circunstancial por cuestiones meramente profesionales, y no echan raíces: D. Francisco Riero (1684), Francisco Antonio Spínola (1718), Nicolás de los Reyes (1761), D. José Nanclares (1800), D. Vicente de la Peña (1806).

4.- La relación con Llerena

En muy pocos casos se constata una relación con Llerena. Tan sólo mantienen bienes en Llerena, el presbítero Juan de Gordillo Carvajal (1689), y el militar D. José Nanclares. Gordillo en 1689 estaba recién llegado a Cádiz, y en su testamento refleja que aún mantenía un fuerte vínculo con su ciudad natal, a la cual pensaba regresar. Deseaba enterrarse en la parroquia de Ntra. Sra. de la Granada, a la cual dejaba como su heredera si fallecía antes que él su madre.

En otros casos la relación con Llerena es mínima y casi testimonial, como es en el caso de D. Francisco Riero que destinaba en su testamento 1000 pesos para su hermano Pedro, vecino de Llerena (1684). Nicolás de los Reyes dejaba a sus padres, vecinos de Llerena, como sus herederos. Quizás el caso más claro, es el de D. Vicente de la Peña (1806), que bautizó a su hija con el nombre de María de la Granada, patrona y advocación de la parroquia de su localidad natal: Llerena.
                

V. ANEXOS.

 

TABLA n° 01.-

Documentos relacionados con llerenenses (siglos XVII-XIX).

Archivo Histórico Provincial de Cádiz.


C = Codicilo; DB = División de bienes; Par = Partición de bienes; PT = Poder para testar;  PTR= Poder para testar recíproco;
T = Testamento; TM = Testamento militar; TR = Testamento recíproco; TVP = Testamento en virtud de poder.
CA = Cádiz; SF = San Fernando; AG = Alcalá de los Gazules.

Nombre
Naturaleza
Año
Mes
Día
Docum.
Signat.
Folios
01
López Méndez, Inés
Llerena
1667
Julio
05
T
CA 4417
356-358
02
Hernández Muñoz, Francisco
Llerena
1679
Enero
06
T
CA 2523
1-2
03
Hernández Muñoz, Francisco
Llerena
1679
Enero
11
C
CA 2523
10
04
Riero Medina, Francisco
Llerena
1684
Septiembre
16
PT
CA 3571
809-813
05
Pérez Muñoz, Catalina
Llerena
1687
Noviembre
18
T
CA 1808
1055-1057
06
Gordillo Carvajal, Juan de
Llerena
1689
Marzo
24
T
CA 2365
234-237
07
Hidalgo Ruiz Balbuena, Francisco
Llerena
1696
Febrero
06
T
CA 3829
682-683
08
Spínola Peña, Francisco Antonio de la
Llerena
1718
Julio
26
T
CA 0365
158-159
09
Pérez Mena, Andrés José
Llerena
1726
Noviembre
13
T
CA 4455
694-695
10
Pérez Mena, Andrés (José)
Llerena
1731
Agosto
13
PTR
CA 0879
644-646
11
Pérez (Mena) Fernández, Andrés (J.)
Llerena
1735
Noviembre
21
T
CA 0370
449-451
12
Reyes, Nicolás de los
Llerena
1761
Marzo
31
PT
CA 2456
104-105
13
Barragán Ladera, Bernardo
Llerena
1776
Enero
07
PT
CA 3142
5-8
14
Barragán Ladera, Bernardo
Llerena
1793
Octubre
19
T
CA 2235
1993-1996
15
Cabrera González, Joaquina
Llerena
1799
Septiembre
16
T
CA 5201
372-375
16
Nanclares, José
Llerena
1802
Abril
01
TM
CA 5912
168-175
17
Reyes Rodríguez, Antonio de los
Llerena
1802
Marzo
31
T
CAS 3153
306-307
18
Barragán Ladera, Bernardo
Llerena
1804
Febrero
10
T
CA 2253
127-128
19
Peña Rubín (Rubio), Vicente de la
Llerena
1806
Septiembre
02
T
SF 163
421-424
20
Cortés Egido, María Asunción
Llerena
1819
Septiembre
01
PT
SF 234
123-126
21
García Contreras, Nicolás
Llerena
1819
Junio
30
TR
SF 231
614-617
22
Cruz Peña, María de la Granada
Llerena
1828
Septiembre
07
T
CA 1503
199-200
23
García Izquierdo, Ramón
Llerena
 (Valverde de)
1861
Febrero
25
T
CA 88
355-358
24
González Barban, Francisco
Llerena
1881
Junio
04
TR
VF 596
353-355
25
Alonso Bueno, Josefa
Llerena
1883
Abril
05
TR
CA 4012
107-110
26
Álvarez Barcia, Feliciano
Llerena
1883
Abril
05
TR
CA 4012
107-110
27
Martín Robles, Lorenzo
Llerena
1887
Septiembre
09
C
CA 1966
2330-2331
28
Martín Robles, Lorenzo
Llerena
1887
Agosto
05
T
CA 1966
2074-2077
29
Carrillo Cumplido, María Josefa
Llerena
1890
Agosto
11
T
CA 1982
2310-2313
30
Martín Robles, Lorenzo
Llerena
1894
Agosto
11
T
CA 2006
2783-2790
31
Delgado Serrato, María del Rosario
Llerena
(Valverde de)
1901
Diciembre
03
T
AG 474
768-771
32
Martín Robles, Lorenzo
Llerena
1901
Marzo
03
T
CA 2045
584-593



Tabla n° 02.- Resumen de datos. Llerenenses en Cádiz, ss. XVII-XIX.

Nombre
Año
En Cádiz

Padres

Lugar /
Hábito
Entierro
Misas
Profesión
01
LÓPEZ MÉNDEZ,
Inés
1667



Vecina
Pedro López Tartufo -
María Méndez.
Vecinos de Llerena. Difuntos.
Capilla del Dulcísimo Nombre de María
Medias honras
50
Venta ambulante de aceitunas
02
HERNÁNDEZ MUÑOZ, Francisco
1679
Vecino
Pedro Hernández – María Muñoz. Difuntos.
Elección de albaceas
Cruz alta y capellanes de la catedral: medias honras
800
Tienda de zapatos
03
RIERO
MEDINA, D. Francisco
1684
Residente
Francisco Riero - Doña Catalina de Medina. Naturales de Usagre.
Lugar: Elección de albaceas.
Hábito franciscano.
Elección de albaceas
6000
Viaja a Tierra Firme en la flota del general Gonzalo Chacón.
04
PÉREZ
MUÑOZ,
Catalina
1687
Vecina
Cristóbal Pérez –
María Muñoz
Capilla de Ntra. Sra. del Carmen, convento de Santo Domingo.
Elección de albaceas.
25
Tienda de especias
05
GORDILLO CARVAJAL,
Juan de
1689
Residente
Cristóbal Gordillo – María González.
Parroquia Ntra. Sra. de la Granada.
Elección de albaceas.
100
Presbítero. Capellán de D. Pedro Colarte (cab° Santiago).
06
HIDALGO
RUIZ BALBUENA, Francisco
1696
Vecino
Francisco Ruiz – Doña Isabel Balbuena.
Santa Iglesia Catedral.
Cruz, acompañamiento de cofrades y clerecía.
¿?
Carpintero (?)
07
SPÍNOLA, FRANCISCO A.
1718
Residente
Diego de la Peña  -Francisca de Paula. Vecinos de Llerena.
Elección de albaceas
Elección
de albaceas
¿?
Barbero de la nao Nuestra Señora del Carmen (capitán D. Pedro Algobin).
08
PÉREZ MENA, Andrés José
1726,
1735


Vecino
Francisco Ramos –
Doña María de Mena.
Naturales de Llerena. Difuntos.
Lugar: Elección de albaceas.
Hábito franciscano.
Elección de albaceas.
25
Comerciante, en 1731 marchaba en el navío Ntra. Sra. de la Concepción y S. Miguel al puerto de la Guaira (Caracas). En 1736 marchaba en el navío Ntra. Sra. del Rosario al puerto de Nueva Vera Cruz.
09
REYES, Nicolás de los
1761

Residente
D. Domingo de los Reyes (natural de S. Compostela) – Paula Josefa González (nat. Llerena).
Lugar: Elección de albaceas.
Hábito: Franciscano.
Elección de albaceas.
10
Sangrador del paquebote San Cenón, que viaja a la ciudad de la Santísima Trinidad (partido de B. Aires).
10
BARRAGÁN Y LADERA, Bernardo
1793

Vecino
Juan Barragán –
Doña Tomasa Ladera
Elección de albaceas.
Elección
de albaceas
6
Marino. Condestable del navío “El Águila”. Marchó a  Lima.
11
CABRERA GONZÁLEZ, Joaquina
1799


Vecina
Alonso de Cabrera –
Bárbara González. Difuntos.
Bóveda de la Hdad. de S. Crispín, del convento de franciscanos descalzos.
Elección de albaceas
¿?
Tienda de zapatería.
12
NANCLARES, José
1800


Residente
D. Pablo Sáenz de Nanclares.
Elección de albaceas.
Elección de albaceas.
20
Primer Teniente del Regimiento de infantería de la Reina.
13
REYES, Antonio de los
1802

Vecino
D. Domingo de los Reyes (natural de S. Compostela) – Paula Josefa González (nat. Llerena).
Elección de albaceas.
Elección de albaceas.
¿?
Comerciante (?)
14
PEÑA RUBÍN, Vicente de la
1806


Residente
D. Antonio de la Peña – Dª  Rosa Rubín (nat.  Llerena).
Elección de albaceas.
Elección de albaceas.
¿?
Alférez de Fragata y primer Piloto de la Real Armada. Navío: San Fulgencio.


NOTAS:


[1] Bajo la consulta de “Llerena”, de forma errónea aparecen registrados en la base de datos otras tres personas como naturales de Llerena. Sólo se “descubre” que se trata de la Llerena extremeña consultando los documentos de forma directa. Bartolomé de Jiménez Ocaña (1709) y Felipe de Morales rodríguez (1730), son naturales de “Xerena” es decir Gerena, actual provincia de Sevilla. De igual forma se registra a D. Francisco de la Escalada  Regata (1738), que no era extremeño, sino natural del lugar de Llerena, valle del Carriedo, antiguo Arzobispado de Burgos (hoy Cantabria).

[2] Tenemos conocimiento de al menos un trabajo utilizando la selección de esta base de datos del Archivo Histórico Provincial de Cádiz: GARMENDIA ARRUEBARENA, José: “En torno a los testamentos de Dos Hermanas en Cádiz”, en Revista de Feria y Fiestas. Dos Hermanas 1998, Ayto. Dos Hermanas 1998,  pp. 82-85.

[3] COMELLAS, José Luis: Sevilla, Cádiz y América, Editorial Arguval, Málaga 1992, pág. 252.

[4] Sobre la sociedad y economía de Llerena, en los siglos XVI-XVIII; PÉREZ MARÍN, Tomás: “Llerena en la época de Zurbarán, entre la posteridad y la decadencia”, en VV. AA.: Francisco de Zurbarán (1598-1998). Su tiempo, su obra, su tierra, Diputación Provincial de Badajoz, Badajoz 1998, pp. 43-64. GARRAIN VILLA, Luis: Llerena en el siglo XVI”, en Pedro de Cieza de León y su época: Actas del Congreso (Llerena octubre 1991), Badajoz 1993, pp. 29-38. PINEDA GARCÍA, Natalia: “Bienes de propios el Concejo de Llerena en los siglos XVII y XVIII”, en Anuario de Investigaciones Hespérides. Tomo I, 1993, pp. 699-713. DAZA PALACIOS, Salvador: “Acontecimientos extraordinarios en la ciudad de Llerena (1767-1772)”, en Revista de Estudios Extremeños LVI – II (Badajoz 2000), pp. 523-542.

[5] GARRAIN VILLA, L.: Llerena en el siglo XVI. La emigración a Indias, Extremadura Enclave 92, Junta de Extremadura, Ediciones Tuero, Madrid, 1991. BECERRA TORVISCO, Juan: “Fuentes para el estudio de las relaciones entre Llerena y América en la Edad Moderna. Los bienes de difuntos”, en Actas I Jornadas de Historia de Llerena, Junta de Extremadura, Llerena 2000, pp. 143-154.

[6] Sobre la genealogía de la familia Díaz de Zianca puede consultarse SALAZAR Y MIR, Adolfo de: Los expedientes de limpieza de sangre de la Catedral de Sevilla, Ed. Hidalguía,  Madrid, 3 vols. (1995-1998), Tomo 1, pág. 217 (n° 480), Tomo 2, pp. 20-21 (n° 565).

[7] AÑO 1678: A. G. I. Pasajeros, L. 13, E. 1094 (Fecha: 15.IV.1678). A. G. I. Contratación 5540 A, L. 1, fol. 175. AÑO 1681: A. G. I. Pasajeros, L. 13, E. 1634 (Fecha: 14.I.1681). A. G. I. Contratación 5540 A, L. 3, fol. 27 r./v. AÑO 1684: A. G. I. Pasajeros L. 13, E. 2151 (Fecha: 19.IX.1684). A. G. I. Contratación 5446, N° 72 (Fecha: 19.IX.1684).

[8] Una docena de taburetes de Inglaterra pintados de negro, y un pie de velón pintado de negro, los dejaba en casa de D. Antonio de Chaves. Dos espejos con marcos negros, dos laminitas con marco dorado, los guardaba en casa de D. Juan Celeco. La ropa y alhajas de su mujer las tenía en depósito Francisca Palacios.

[9] Existe registro de ida de este navío en el Archivo General de Indias: Contratación 1716, N° 1, R. 2.

[10]El Águila” era el alías de la fragata “Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de las Angustias”. De la misma existe registro de vuelta del año 1777. A. G. I. Contratación 2828, N° 1.

[11] D. Nicolás de Rojas: Conde de Casa Rojas, caballero de Santiago, Brigadier de la Real Armada y Regidor perpetuo de Cádiz.

[12] Archivo de la Real Chancillería de Granada. Sección Sala de Hijosdalgos. Reales Provisiones de Estado (301-171-134) (301-168-231). Años 1777-1784.

[13] Sobre Manuel Román de Fuentes: A. G. I. Contratación 5468, N. 2, R. 33 (fecha: 29.VII.1715). Contratación 5469, N. 3, R. 9 (Fecha: 22.VI.1717).

[14] Sobre Francisco de Fuente y Vargas: A. G. I. Contratación 5476, N. 12 (fecha: 12.IV.1728).

[15] RUIZ RIVERA, Julián B.: El consulado de Cádiz. Matrícula de comerciantes. 1730-1823, Diputación Provincial de Cádiz, San Fernando (Cádiz) 1988, págs. 212 y 289.

[16] Sobre Francisco de Septiem: A. G. I. Contratación 5480, N. 2, R. 149 (fecha: 29.VII.1732).

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