ARTE.-  350 años de la muerte del pintor

Reencuentro con los Zurbarán de Marchena


  • Marchena celebra los 350 años de la muerte del pintor reivindicando los nueve lienzos de la Iglesia de San Juan

  • Una ruta gastronómica y una degustación de 'duelos y quebrantos' y 'olla podrida' completan el programa de actvidades

El cuadro del Crucificado parece pintado en blancos, grises y negros. Hasta que uno se acerca y descubre el rojo de un hilo de sangre cayendo sobre el costado y la pierna. Pero cuesta apreciar los detalles. El fondo oscuro podría esconder las líneas irregulares de un paisaje. El cura Juan Ramón Gallardo Soriano, párroco emérito de la Iglesia de San Juan Bautista de Marchena, ha sacado de un cajón un potente foco y una alargadera que conecta a un enchufe para llevar la luz hasta el lienzo. Pero no se consigue apreciar nada reconocible en ese fondo casi negro, salvo algunas zonas deterioradas por la pérdida de la pintura.


Ese Cristo es quizá el más imponente de los nueve cuadros que la parroquia encargó a Zurbarán en 1635. Su 'tenebrismo radical', la representación de la muerte por asfixia, con el tórax elevado y, sobre todo, el volumen y el tratamiento del sudario lo convierten, junto a una Inmaculada. en dos obras indiscutibles del pintor extremeño del Siglo de Oro español. Aunque no ha sido así siempre.
Durante décadas, la colección que adorna la sacristía de esta Iglesia de Marchena fue cuestionada y atribuida con cierto desprecio a los alumnos de su taller. Fruto de la producción en serie del pintor, que recibía encargos muy voluminosos en aquella época, los estudiosos han concluido que, ciertamente, algunas de las obras parecen moldeadas en parte por sus alumnos, aunque era la mano del pintor la que las remataba dejando siempre un rastro de su maestría. Pero, como se dice al comienzo, en el caso del Cristo y la Inmaculada Concepción, el pincel de Zurbarán es fácilmente identificable. "Basta con tener buena vista y buen gusto", afirma el cura Juan Ramón citando a Jeannine Baticle, ex directora del Louvre.


Además de los dos citados, la serie la completan un San Juan Bautista (en honor al titular de la parroquia) y los apóstoles San Juan Evangelista, San Pablo, San Pedro, Santiago, San Bartolomé y San Andrés. No fue hasta 1953 cuando Hernández Díaz los dio a conocer y publicó su reproducción, destacando su acusado tenebrismo y comparándolos, en el caso de los lienzos de San Pablo y San Pedro, a los que se pueden contemplar en la Catedral de Sevilla o en la Iglesia de San Esteban de la capital.

Detalle de San Bartolomé.


"Para reconocer a los artistas es bueno conocer sus virtudes". La calidad de la representación de las telas -como fue destacado en la exposición Santas de Zurbarán celebrada en Sevilla en 2013-, es propia del pintor extremeño, hijo de un comerciante de tejidos y, como tal, buen conocedor de texturas y formas. "Pero a un artista también se le reconoce en sus defectos. Y en estos nueve cuadros se aprecia uno de los más evidentes de Zurbarán: su falta absoluta de perspectiva, como se aprecia en el Cristo", explica el sacerdote, que nos hace de guía durante la visita.


Juan Ramón Gallardo repasa cada obra como quien lee un texto escrito: "Este lienzo de Santiago está claramente inspirado en Rubens". De hecho, el autor acababa de volver de Madrid, donde pudo haber contemplado la obras del pintor en el Museo del Prado. El santo está representado con gran envergadura, con una túnica verde y un voluminoso manto rojo. Pudo también ser copiado de alguna estampa, apuntan los expertos. Sea como fuere, es uno de los mejores del apostolado de Marchena, coinciden. Como contrapunto, Hernández Díaz presenta al Bautista "como una de las obras menos logradas" de esta serie marchenera.

Restaurados en 1964


Al reconocimiento de la colección tampoco ayudó el deficiente estado de conservación en el que se encontraban las obras antes de su restauración en 1964. El polvo acumulado durante los siglos e incluso el rastro de murciélagos habían dejado sobre las pinturas una pátina que ocultaba su verdadera valía.


Ya en 1998, la exposición 'Zurbarán 1598-1998' reunió las obras de Marchena, Córdoba y Jerez en una muestra bajo la dirección de Luis Hurtado Rodríguez. En el catálogo que se editó entonces bajo el patrocinio de Cajasur, el comisario recordaba todas las dudas sobre la autoría de la colección, pero animaba a un estudio más profundo e individualizado de cada obra a la luz del resultado de la nueva restauración parcial.


Libro de fábrica donde aparece reseñado el encargo a Zurbarán.

El encargo, en los libros parroquiales

El padre Juan Ramón tiene las pruebas documentales sobre la autoría de los cuadros. "Ahí tengo los libros de fábrica donde aparece reseñado el encargo y la entrega de las obras por parte de Francisco de Zurbarán". En ese momento, el cura echa manos de un pesado volumen y pasa los dedos sobre las líneas de escritura buscando la referencia exacta en el tomo X página 352 del libro de fábrica de la Parroquia de San Juan: "que para el buen adorno de la dicha sacristía se pongan cuadros en los cuatro testeros de ella de buena pintura y al mayor precio que se pudiere por dicha fábrica".

Ya en 1637 aparece una nueva inscripción: "... y por todos da pagados a Francisco Suberán (sic), vecino de Sevilla, maestro que los pintó, noventa ducados, de que mostró recibo suelto". A continuación, en el libro se da cuenta de las medidas, "de a vara y media de largo y cinco cuartos de ancho", y de los 4 reales que costó el transporte y la colocación en la sacristía". Aquel recibo no ha aparecido. Algún día podría aparecer entre los 6.100 legajos, muchos sin escrutar, que forman parte de los archivos parroquiales.


Cuando en los años 70 del siglo pasado la Iglesia de San Juan tomó conciencia de la joya patrimonial y decidió protegerla, llevó los lienzos a una estancia situada justo en el piso de arriba de la sacristía y mandó colocar una puerta acorazada para mantenerlos a buen recaudo. El objetivo se cumplió. Pero a la vez, la colección, que sigue siendo una auténtica desconocida fuera de Marchena, acabó aún más oculta y difícil de apreciar.


Desde el año 2000, y después de que la parroquia dotara su sacristía de unas cámaras de seguridad, los cuadro volvieron al sitio original para el que fueron pintados.
Allí siguen hoy. De hecho, para contemplarlos hay que consultar los horarios de apertura de la iglesia o llamar a los teléfonos de la parroquia y confiar en la buena voluntad y el tiempo disponible de los sacerdotes, el parroco emérito y el titular, José Tomás Montes Álvarez. Si quieren una visita guiada, se puede concertar a través de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento de Marchena, que a su vez se pone en contacto con los sacerdotes.

Degustación de 'duelos y quebrantos'


  • Del 5 al 8 de diciembre, Marchena conmemora el 350 aniversario de la muerte de Zurbarán con un programa de actividades para divulgar la colección parroquial de la Iglesia de San Juan Bautista. Habrá visitas guiadas y actividades educativas dirigidas a escolares en torno a la pintura y a la obra del pintor extremeño. Pero también se recrearán las costumbres gastronómicas en el Siglo de Oro.
  • El viernes 5 de diciembre, a las 12.30 horas, se celebrará una degustación de los platos típicos de la época, los 'duelos y quebrantos' y 'la olla podrida' en el mercado de abastos. Varios restaurantes de la localidad incluirán estas tapas en sus cartas.