viernes, 11 de septiembre de 2015

Atribuyen a Murillo una pintura del siglo XVII de una iglesia de León

Atribuyen a Murillo una pintura 
del siglo XVII de una iglesia de León


'Aparición de la Virgen y el Niño a San Félix de Cantalicio'
 lleva cuarenta años colgada en el crucero de Santa Marina



MIGUEL ÁNGEL NEPOMUCENO, León 11 abril 2015

El notario leonés Alfonso García Melón lleva trabajando varias décadas en la investigación del lienzo aparecido en la iglesia leonesa de Santa Marina y considera confirmada la autoría de Murillo una vez realizado un estudio iconográfico y documental. El cuadro ha estado expuesto durante más de 40 años en el crucero de dicho templo, deteriorado, con el bastidor roto y salpicado de pintura de la última restauración de la iglesia, pero ha pasado desapercibido a los ojos de expertos, público y administradores clericales.

«Hace varias décadas que vengo trabajando sobre este cuadro que siempre me ha llamado la atención y que está colgado a la vista de los feligreses y visitantes. La sospecha comenzó cuando me pareció advertir las formas redondeadas y los trazos característicos de la pintura de Bartolomé Esteban Murillo», comenta este estudioso.

La obra atribuida a Murillo que alberga el templo leonés. «Comencé a investigar su vida y su obra, viajé a Sevilla y a varios lugares para seguir al detalle la obra expuesta, guardada u olvidada del pintor sevillano y me fui encontrando que los detalles coincidían con otras pinturas del mismo autor en las que las variantes y los personajes, así como los detalles de los allí representados, se parecían a los de Santa Marina», añade.

Se trata de la 'Aparición de la Virgen y el Niño a San Félix de Cantalicio', una de las obras que le encargaron los capuchinos de Cádiz para el retablo mayor de su iglesia conventual, la cual quedó inacabada por fallecimiento del artista. A pesar de su mal estado y de ser una pintura inconclusa se aprecian en él múltiples y muy concretas relaciones con otras obras del pintor, arrojando luz sobre ellas y sobre el desarrollo del referido encargo, según García.

La llegada de esta obra a León no está documentada, «solo podemos afirmar que en los inventarios de la iglesia parroquial fechados en 1767 y 1772, tal y como los ha publicado Burón Castro, no se menciona esta pintura. No obstante, hechos circunstanciales nos dan pie para formular una hipótesis, que relaciona la venida del cuadro de Murillo a León con Luisa Roldán y con el convento franciscano de Sahagún», señala el notario.

Al convento de Sahagún

«El colegio-seminario de misiones establecido en el Convento de la Hoz fue trasladado en 1683 al convento franciscano de Sahagún, siendo su guardián el padre Salmerón. Los nuevos moradores del convento de Sahagún se encontraron con una iglesia conventual de estilo gótico-mudéjar en mal estado. Su primera labor consistió en reparar la iglesia y el convento. La restauración del templo y retablos terminó en 1685. Debieron de plantearse entonces enriquecer su ornamentación con nuevas esculturas y pinturas», explica y añade que de esta época data la adquisición en Sevilla de la imagen de La Peregrina, de Luisa Roldán. También por estos años pudieron adquirir seis lienzos al óleo del pintor sevillano Francisco Antolínez.

No sería extraño, por tanto, concluye Alfonso García, que tras la muerte de Murillo, las obras que dejó inacabadas para los capuchinos de Cádiz recalaran en los talleres de Pedro Roldán. Concluyendo hay diversas y estrechas relaciones entre los talleres donde se adquirió La Peregrina y las pinturas encargadas a Murillo por los capuchinos de Cádiz.

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