Cartografía Murillesca
INTRODUCCIÓN
A Murillo se le señala como uno de los más importantes pintores del barroco español.
Pero más allá de eso hay que considerar una circunstancia que nos lleva a proponer este encuentro con el artista y la ciudad que le vio nacer: su vínculo con las élites locales en el momento de la eclosión del gran barroco sevillano.
Seguir los pasos del gran maestro barroco nos llevará a desenvolvernos por los espacios más vivos de la ciudad que habríamos de caracterizar como el espacio barroco y americanista. Murillo se desenvolvió por los barrios vinculados al comercio indiano y asociados a las comunidades extranjeras asentadas en la ciudad.
Contando los pasos de Murillo volvemos sobre algunos de los hitos remarcados del barroco sevillano. Repasamos en este transitar por la ciudad barroca algunos de los capítulos de esta historia, pero también hemos procurado reconocer a algunos de los personajes claves de la construcción de esta memoria barroca.
SALAS
Prólogo
Murillo’s Seville - por Amanda Wunder
The City University of New York - Amanda.Wunder@Lehman.CUNY.com
Sala 1.- La Magdalena
Los padres de Murillo fueron Gaspar Esteban, cirujano barbero, y María Pérez Murillo, proveniente de una familia de plateros. Su hogar se situó junto a la puerta del Convento de San Pablo, en la antigua calle de las Tiendas. Contrajeron matrimonio en julio de 1588 en la parroquia de Santa María Magdalena.
Tuvieron catorce hijos, siendo el último Bartolomé Esteban Murillo. Gaspar y María fallecieron con seis meses de diferencia, él en julio de 1627, y ella en enero de 1628, cuando nuestro protagonista era solo un niño.
El primer hijo de la pareja, Juan, recibió el nombre en recuerdo de su abuelo paterno. El segundo hijo, Bartolomé, nacido en 1591, murió muy joven, y su nombre sería dado al futuro pintor veintiséis años más tarde.
Lo mismo ocurrió con la primera hija, María, nacida en 1597, y que debió fallecer a una edad muy temprana, puesto que en 1606 su nombre fue recibido por el décimo vástago.
Ana, la novena hermana, sería la más importante para Murillo. Nació en 1604 y fue bautizada por el abad Gordillo. Contrajo matrimonio por primera vez a los trece años con Cristóbal Sánchez. Fue la primera en cambiar su segundo apellido de Pérez a Murillo. Sus hijos llevarían como segundo apellido el de Murillo. En 1625, después de fallecer su primer marido, se casó con Agustín Lagares, originario de Baena, con el que tuvo cinco hijos que se criaron junto a su joven tío, Bartolomé, nacido a finales de 1617, y que al quedarse huérfano tan joven, fue tutelado por su hermana Ana y su marido Agustín. Fue bautizado en la parroquia de la Magdalena el 1 de enero de 1618.
No tenemos muchas más noticias de la infancia y la juventud del pintor hasta su matrimonio con Beatriz Cabrera. Ambos debieron conocerse jóvenes, ya que ella vivió con su tío en la misma calle que la familia de Murillo.
Ambos se casaron el 26 de febrero de 1645 en la parroquia de Santa María Magdalena, y del matrimonio llegarían diez hijos.
Para saber más:
Antonio J. López Gutiérrez. Aurora J. Ortega López. Los Esteban Murillo: una familia de feligreses en la Parroquia de Santa María Magdalena, pp. 26-53.
Sala 2.- El hogar
La obra de Murillo también se conservará en su entorno más próximo. Sus parientes más cercanos se convertirán en un vehículo a tener en cuenta en el coleccionismo de su obra. No es de extrañar que familiares y allegados guardaran en sus hogares obras del pintor sevillano.
Un primer ejemplo lo encontramos en su sobrina Tomasa, casada con José Veitia Linaje en 1644 en la parroquia de la Magdalena.
Veitia estaba vinculado al comercio americano como contador de Averías hasta 1660. Llegó a ser Tesorero y Juez Oficial de la Casa de Contratación. Trasladó sus quehaceres y tareas de su profesión al libro: Norte de la Contratación de las Indias Occidentales, publicado en Sevilla en 1672. Junto con su esposa, Tomasa Murillo, fueron padrinos del matrimonio de Bartolomé y Beatriz, en 1645. Años después, José sería también padrino de Francisco Gaspar, hijo del pintor. Murillo retrataría a Veitia en un lienzo que pasó años después a la colección de Gaspar Estaban, y que se valoró en 100 reales.
Tomasa recibió de su tío, Bartolomé Pérez Ortiz, un lienzo de la Virgen de Belén original del artista. Tras su muerte, en 1703, el lienzo pasaría a la colección de Gaspar Esteban.
Pérez Ortiz, primo de Murillo, era hijo de Antonio Pérez y María Herrera, llegando a ser Racionero de la Catedral de Sevilla donde ejerció como Capellán de la Capilla de la Concepción Chica.
Mantuvo una relación estrecha con el pintor, del que poseyó hasta siete cuadros, como figura en su testamento. Cinco pasarían a la colección de Andrés León de Ledesma y de los otros dos, la Virgen de Belén llegaría a manos de Tomasa, y un San Fernando a la Sacristía de la Catedral.
Su hijo Gaspar Esteban además de la Virgen de Belén, procedente de su prima Tomasa, conservó en su colección algunas obras más de su padre, como atestigua su inventario de bienes de 1709. Alrededor de una veintena de obras se describen en su inventario destacando de todas ellas el autorretrato de Murillo.
Para saber más:
Salvador Hernández González. Francisco Javier Gutiérrez Núñez. Murillo íntimo. El inicio del coleccionismo “murillesco” en su entorno familiar y social, pp. 54-73.
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