Francisco González Luque (Diario de Cádiz, 21.01.2018).- TERCER CENTENARIO DE LA MUERTE DEL ESCULTOR IGNACIO LÓPEZ (I) Una deuda con un maestro del barroco andaluz
TERCER CENTENARIO DE LA MUERTE
DEL ESCULTOR IGNACIO LÓPEZ (I)
Una deuda con un maestro del barroco andaluz
- Se cumple este año el tercer centenario del fallecimiento en El Puerto del prestigioso imaginero Ignacio Francisco López
http://www.diariodecadiz.es/elpuerto/deuda-maestro-barroco-andaluz_0_1211279279.html
En diciembre de 1718 moría en El Puerto de Santa María el imaginero barroco Ignacio Francisco López. Trescientos años después consideramos de gran interés que la ciudad en la que residió casi cuarenta años y donde dejó una huella inconfundible en la trayectoria de la escultura le dedique un merecido homenaje.
Cuando en 1996 José Manuel Moreno Arana hallaba la documentación que atestigua la autoría del retablo de Ánimas de la Prioral de El Puerto y su ejecución a partir de 1680 por obra del entallador Alonso de Morales y del escultor Ignacio López, se despejó una de las incógnitas de mayor trascendencia para la historia del arte barroco no sólo local. Permitió asegurar la paternidad de varias esculturas conservadas en esta ciudad y su entorno y pudieron refutarse también falsas atribuciones a Pedro Roldán, a su hija Luisa o a otros artistas del siglo XVII. Desde entonces, estos apellidos (Morales-López y Moreno Arana) se asociaron a los de unos auténticos genios de la talla en madera y la investigación histórico-artística, respectivamente.
Una vista del retablo de Ánimas de la Iglesia prioral, obra del escultor Ignacio López
Por mi parte, en calidad de historiador del arte y portuense de adopción, me siento obligado a valorar la vida y obra de Ignacio López y justificar su protagonismo y significación en la evolución de la escultura barroca, así como su vinculación con El Puerto de Santa María en su contexto histórico y artístico en la transición del siglo XVII al XVIII.
Gracias a la colaboración de Diario de Cádiz, pretendo a lo largo del año en curso dar a conocer y poner en valor el estilo y la personalidad de este escultor barroco para entender la influencia de su producción en la imaginería de esa época y estilo a nivel local y regional. Asimismo será conveniente desmitificar la creencia de que todo el arte hecho y conservado en El Puerto procede de talleres foráneos y reivindicar la producción de artistas afincados en esta ciudad. Sería una magnífica ocasión, por cierto, para editar un estudio monográfico sobre este artista y catalogar la escultura barroca portuense, restaurar algunas de las obras documentadas y atribuidas a este escultor en la localidad y organizar una exposición temporal con ellas (sería la primera monográfica del autor y su producción) para acercar este artista todavía poco conocido a un sector amplio del público.
En esta primera entrega presentamos un breve perfil biográfico y en próximos artículos recordaremos las características de estilo en sus imágenes, anotaremos la relación de obras conservadas en El Puerto e iremos repasando el catálogo de estas esculturas: desde las documentadas del retablo de Ánimas hasta las atribuidas y justificadas de tema pasionista, mariano o hagiográfico, ya que la iconografía de los temas y personajes religiosos representados por Ignacio López en la ciudad es muy amplia.
¿Quién fue Ignacio López?
Francisco Ignacio López (Sevilla, 1658 - El Puerto, 1718) debió nacer a mediados de 1658 en Sevilla (el 16 de agosto de ese año fue bautizado en la iglesia de El Salvador), donde transcurriría su infancia y juventud y aprendería el oficio de escultor junto a su padre, Jerónimo López, especializado en la imaginería en pasta y vinculado a la Compañía de Jesús. A lo largo de su adolescencia conocería las obras de retablistas e imagineros activos en Sevilla en el tercer cuarto del siglo XVII, familiarizándose especialmente con Simón de Pineda y Pedro Roldán. En ese entorno artístico debió entablar una temprana y fructífera amistad con Alonso de Morales, uno de los discípulos de aquel afamado entallador que fijaría su residencia en El Puerto de Santa María.
La parte mejor conocida de la biografía de Ignacio López es precisamente el periodo cronológico de su documentada presencia en esta ciudad (1681-1718), donde transcurrirá el resto de su vida y trayectoria profesional. Debió llegar aquí muy joven, con unos 20 años, a finales de 1680. Su primer domicilio fue en la vivienda que ya poseía aquí Alonso de Morales -cinco años mayor que López- en la calle Vicario, quien lo acoge en su casa. Juntos trabajarán en el retablo de Animas de la Prioral, concertado ese año. Contrae matrimonio el 8 de junio de 1681 con la portuense Tomasa Francisca Rendón, es padre de cuatro hijos, abre taller propio y reside en una casa de su propiedad en la confluencia de las calles Santa Clara y Rosa desde 1689. Goza de excelente situación económica y talla auténticas maravillas en las últimas décadas del siglo XVII y primeras del siguiente, cumpliendo perfectamente con la consabida función devocional al satisfacer los gustos estéticos de cuantos conventos y hermandades en varias localidades de las provincias de Cádiz y Sevilla reclamaban sus obras. Con ellas compuso un magnífico conjunto de imaginería que elevan a este insigne escultor a la categoría de los grandes maestros del barroco andaluz. Imágenes suyas (documentadas y de segura atribución) se encuentran hoy repartidas, además de en El Puerto de Santa María, por Lebrija, Rota, Sanlúcar, Jerez, Arcos, Morón, etcétera.
Desde finales de 1689 se produce un vacío documental que nos lleva hasta la fecha de su muerte, el 13 de diciembre de 1718. A los 60 años de edad será enterrado, curiosamente, en la capilla de la Prioral portuense, justo delante de las obras de imaginería del citado retablo que le servirían como carta de presentación y tanta fama le proporcionarían entre la numerosa clientela que le apreció y respetó a lo largo de esos casi cuarenta años de residencia en El Puerto.
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