Imágenes de Consolación de Utrera por todo el mundo

 Imágenes de Consolación de Utrera 
por todo el mundo

Julio Mayo Rodríguez, 

ABC de Sevilla, 8 de septiembre de 2018, pág. 27


  • Se pueden resumir en dos grandes grupos: las que se quedaron en la península, por un lado, y las que se exportaron fuera de ella, por otro.

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El mayor desarrollo devocional que Consolación ha tenido en toda su historia, se produjo a mediados del siglo XVI, gracias al revulsivo que supuso la Carrera de Indias. La ubicación geográfica de Utrera, estratégicamente situada en el camino de Sevilla a Cádiz, El Puerto de Santa María y, especialmente, Sanlúcar de Barrameda, propició que muchos de los marineros, soldados, frailes y mercaderes, la invocasen como protectora de sus viajes, aunque también como tutora de operaciones comerciales.

La Virgen de Consolación de Utrera - ABC
El surgimiento de esta advocación mariana a las afueras de Utrera, en una ermita marginal por la que transitaban personas relacionadas con un tráfico comercial, ajeno a los controles de las aduanas oficiales, favoreció que su fama milagrosa pudiera extenderse por muchos territorios del amplio Imperio español. Mediante medallas, estampas y grabados devocionales, llevados por viajeros y cargadores indianos hacia el Nuevo Mundo, se propagó su culto en muy poco tiempo. Y el disparatado aumento, engendró, en consecuencia, la demanda de réplicas de la sagrada imagen con el objeto de poder contemplarla lejos de aquí.
Aquellas efigies, semejantes a la de Utrera, se extendieron entre algunos pueblos comarcanos, y otros más alejados, donde se fundaron hermandades filiales, así como por los virreinatos americanos, Flandes y hasta Filipinas. Las tallas ayudaron a Utrera a proyectar al exterior, junto a su nombre, algunos rasgos destacados de nuestra cultura andaluza y española.


Este fenómeno mariano, que nació en el extrarradio como religión para los pobres, según la definición del teólogo francés, Louis Châtellier, se caracterizó por conjugar los actos litúrgicos con otras manifestaciones culturales y etnográficas propias del Siglo de Oro (como los cantes y bailes populares, juegos de equitación, fiestas de toros, comensalismo, milagrería, superstición, etcétera), surgidas al son de una populosa romería a la que acudían hermandades de muchos pueblos y ciudades del antiguo reino de Sevilla.

Virgen del Consuelo de Arequipa
Virgen del Consuelo de Arequipa ABC

A inicios del siglo XVII, lo hacían más de veinte cofradías provenientes de lugares tan apartados como Campillos (Málaga) o Portugal, solo equiparable en el número de ellas a las que alcanzó el Rocío, después de la Coronación canónica de la Blanca Paloma, en 1919. Los gitanos debieron influir bastante en la estética romera de los peregrinos, pues muchas familias calés encontraron asiento en el entonces denominado «Sitio de Nuestra Señora», donde también se avecindaron flamencos, portugueses, moriscos y una amplia gama de transeúntes que se vieron atraídos por los intercambios comerciales de las proximidades del ermitorio, y por los milagros de la Virgen.

Modelos iconográficos de las réplicas

Podríamos reunirlas en dos grandes grupos: las que se quedaron en la península, por un lado, y las que se exportaron fuera de ella, por otro. Y entre todas diferenciaríamos las que portan el barquito, de las que no lo llevan.
De entre el buen número de réplicas que se hicieron, las del antiguo reino hispalense se reverenciaron principalmente en localidades con filiales que venían al santuario (aunque también existieron imágenes en ciudades, como Sanlúcar de Barrameda, en la que no hubo Hermandad). Sus cofradías no traían estas imágenes en el cortejo romero, pues empleaban sus principales insignias corporativas, como figura en los inventarios y documentos de todas ellas que mandó confiscar el Consejo de Castilla, en 1770, al instruir el expediente de prohibición de la romería y procesión del 8 de septiembre.
En Puebla de Cazalla, subsiste en la ermita de San José, una del siglo XVIII, que porta el barquito en su mano derecha, al igual que lo sujeta la patrona de Carrión de los Céspedes, o la de la propia parroquia de Santa María de la Mesa de Utrera. Precisamente esta última, que ostenta ráfagas y corona de plata, de estilo imperial del siglo XIX, y rostrillo, se asemeja muchísimo a la actual configuración estética de la Patrona. Sin embargo, otra réplica localizada en Fuentes de Andalucía, no luce la nao diminuta que regaló el cargador indiano, Rodrigo de Salinas, en 1579.

Consolación de Puebla de Cazalla
Consolación de Puebla de Cazalla ABC

A través de las réplicas, podemos rastrear la evolución iconográfica de la auténtica Consolación, e indagar sobre el periodo en el que comenzó a atesorar el barquito de modo perenne. Originariamente, parece que no lo sostuvo y fue así como viajó a América. En efecto, un relieve de piedra de inicios del siglo XVII, que decora el claustro del convento de los Mínimos, aledaño al santuario, la muestra con cetro y sin barco, en una mano, y el Niño, en la otra. Sin barquito la ensalzan igualmente numerosos azulejos, medallas y diversos grabados del siglo XVII, e incluso de la primera mitad del siglo XVIII, por lo que es muy posible que la exquisita pieza de oro la luciese la imagen, exclusivamente, en solemnidades muy contadas.

Imagen para Arequipa

En 1580 está fechado el primer documento que acredita haberse realizado una imagen de Consolación, «que se parezca a la del mismo título que se venera en su monasterio cerca de la villa de Utrera». Así lo precisa el compromiso adquirido ante un notario de Sevilla entre el acreditado escultor Gaspar del Águila y el vecino arequipense, Jerónimo Sierra Figueroa, estante en esta misma capital.
Por un documento notarial, conservado en aquella ciudad peruana, fundada por andaluces, extremeños y vascos, en el actual Perú, a la que Miguel de Cervantes piropeó en «La Galatea», como «eterna primavera», sabemos que se ganó la admiración de muchos devotos por sus milagros. Al llegar desde España, se mojó toda la ropa en un incidente del navío «San Juan de Antona», cuando arribaba al puerto de Sechura, de cuyo embate salió ilesa y sin sufrir ningún desperfecto, pese a haber estado debajo de las aguas del mar.
Allí, encontró acomodo en una capilla del convento de La Merced, donde todavía hoy permanece la imagen tal como se llevó, en el que se fundó una Hermandad dedicada a su título, parecida a la cofradía de indios de Consolación erigida en Lima. Ambas ciudades peruanas, se caracterizaron por acoger innumerables costumbres y tradiciones sevillanas. Consolación llevó allí muchas expresiones de nuestra tierra.

ABC
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En el Siglo de Oro, Nuestra Señora de Consolación sirvió como una eficaz herramienta para la integración de los sectores marginales de la sociedad. Con esta utilidad fue empleada en América, donde se adecuó a la condición social, humilde, de los pueblos precolombinos. Nuestra Señora del Consuelo de Arequipa tampoco exhibe el barquito y puede ayudarnos a conocer la primitiva importa estética de la utrerana, que, en sus orígenes, tuvo el rostro muy ennegrecido hasta su blanqueamiento en el barroco.
España perdió América, pero en ella no han desaparecido las tradiciones ni expresiones que emanaron de Consolación, la Virgen que nunca abandonó de su vera el nombre de Utrera. La cuna de procedencia, donde también empezó la historia de la Carrera de Indias, por estar tan cerca de Sevilla y formar parte de la organización de los viajes.

Comentarios

nikkolayebba ha dicho que…
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