“La vinculación de la Capilla Real y Nuestra Señora de los Reyes a la monarquía hispánica a inicios del siglo XVIII”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla n° 550 (Sevilla, diciembre 2004), págs. 906-908.


GUTIÉRREZ NÚÑEZ, F. J.: 

“La vinculación de la Capilla Real Nuestra Señora de los Reyes a la monarquía hispánica a inicios del siglo XVIII”, 

en Boletín de las Cofradías de Sevilla n° 550 
(Sevilla, diciembre 2004), 
págs. 906-908. 

ISSN 1137-2893. 

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Desde tiempos de la Reconquista, los monarcas de los distintos reinos cristianos tomaron el hábito de visitar los lugares santos con el objetivo de realizar oraciones y rogativas antes de participar en la batalla. De todos es conocida la vinculación de la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla con la monarquía hispana, desde la instauración de la sede.

A inicios del siglo XVIII, el mismo San Fernando era considerado por el fraile carmelita Rufino de Paz y Cabrera, como maestro de reyes en cuanto al modo en que los príncipes católicos debían rogar el amparo de Dios con anterioridad a la entrada en combate.Por ejemplo, en 1711 escribía que, "siguiendo los dictámenes de su Santo Abuelo nuestro Católico y piadosísimo Monarca D. Phelipe V el Animoso, Defensor de Nuestra Santa Fe, su legítimo sucesor, para entrar en bélica operación con los enemigos de ella, acudió a Dios por medio de la santa oración, pidiendo a la Santa Patriarcal iglesia de Sevilla, Metrópoli de las Españas sus oraciones y rogativas"'.

Nos hacemos eco en estas líneas, de las rogativas y acciones de gracias realizadas a la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, con motivo de las circunstancias de la Guerra de Sucesión española (1702-1713). Este conflicto tiene una importante vertiente de propaganda ideológica, desplegada por ambos bandos durante la contienda. Durante el ataque angloholandés a las costas gaditanas, sucedido en 1702, fueron saqueadas varias iglesias de Rota y del Puerto de Santa María; de ahí que el bando borbónico potenciara el culto a la Inmaculada Concepción y al Santísimo Sacramento, como forma de diferenciarse del "enemigo protestante", quién lo había "injuriado" y "agraviado". Así la lucha se impregnó de connotaciones religiosas. 

Elaborando el bando borbónico un discurso basado en la idea que la causa principal del conflicto bélico, era su defensa de la religión católica, a modo de "cruzada", frente a la amenaza de los "herejes" que conformaban la coalición de Inglaterra y Holanda; países protestantes que apoyaban al otro aspirante y príncipe católico, el Archiduque Carlos de Austria.

También se extendió la explicación teológica-religiosa de concebir la Guerra de Sucesión como una manifestación de la "irritación del Cielo". Por ejemplo Martín de Ascargorta, Arzobispo de Granada, la consideraba una penitencia enviada por Dios para afligir a los pueblos, lo que potenciaba recurrir al patrocinio e intercesión de la Virgen como forma de implorar la piedad divina.

En este contexto debemos de enmarcar los diferentes actos y rogativas públicas que se realizaron durante el conflicto en todas las ciudades y villas de los reinos hispánicos. En el caso concreto de Sevilla, tuvieron sobre todo como centro principal, la Capilla Real, celebrándose misas de rogativa y de acción de gracias, así como procesiones extraordinarias en honor de Nuestra Señora de los Reyes. 

Modos de súplica y rogativa a la Madre de Dios, que apelaban a su intercesión en favor de la victoria final de Felipe V. Lo cual podía suponer no sólo el asentamiento definitivo de la dinastía borbónica en el trono hispano, sino también desde el punto de vista propagandístico, el triunfo de la religión católico. Justino Matute, historiador decimonónico, reflejó en su obra el ambiente religioso de este período bélico:"(...) alternaban las rogativas con las acciones de gracias, y rara vez aquellas dejaron de alcanzar del Cielo su protección"'.

Las celebraciones religiosas en ciertas ocasiones fueron solicitadas por el mismo monarca, y en otras eran iniciativa del Cabildo Catedral. Tenemos constatadas las siguientes a comienzos del siglo XVIII:

1º).- 12 de febrero de 1701.- El Cabildo eclesiástico organizó una solemne fiesta de acción de gracias, con misa de pontifical celebrada por el señor Arzobispo, con motivo de haber entrado Felipe V en España el 22 de enero, a la cual asistió el Cabildo municipal.

2º).- 17 de diciembre de 1701.- La noticia del matrimonio de Felipe V con María Luisa de Saboya, dio lugar a que Sevilla celebrara la misma con tres días de luminarias, y una procesión solemne por las últimas naves de la Catedral, incluyendo las crucs parroquiales, cantándose el Te Deum Laudamus. Como colofón se celebró una misa solemne en la Capilla Real, a Nuestra Señora de los Reyes, a petición del monarca, a la cual asistieron los Cabildos eclesiástico y municipal.

3º).- 29 de abril al 9 de mayo de 1702.- Por determinación del Cabildo Catedral se estableció que se realizara una rogativa de nueve días por el monarca, para que tuviera "felices sucesos en su viaje a Italia, implorando a su Divina Majestad le conceda Victorias en la Guerra que tiene en Italia i/ lo restituya a estos sus Reynos con prosperidad (...)". Cada día se celebraría misa cantada con manifestación del Santísimo. El Cabildo Catedral se anticipó a los deseos del monarca de celebrar esta rogativa, transmitidos por el cardenal Portocarrero mediante carta fechada en Madrid el 24 de abril, y que llegó ya iniciados los actos, el 1 de mayo. El día 9 de mayo se realizó una procesión por las últimas naves del templo catedralicio, haciendo estación en la Capilla Real, celebrando misa de primera clase en el Altar mayor. En vez de rogativa por el buen viaje, como en un principio estaba prevista, fue de acción de gracias al conocerse que Felipe V ya había llegado a Nápoles en perfecto estado (16 de abril). Asistieron los dos Cabildos, las cruces y el clero de las parroquias.

4º).- 11 de julio de 1702.- Con motivo de haber entrado la Reina en la corte de Madrid, el 30 de junio, el Cabildo Catedral organizó luminarias los días 11,12 y 13; celebrándose este último la habitual procesión interna por las últimas naves del templo catedralicio, cantándose el Te Deum, realizando el cortejo estación a la Capilla Real, concurriendo la Ciudad y el señor Arzobispo.

5º).- 8 de octubre de 1702.- Con motivo de "haverse retirado de estas costas las Armadas de los Infieles enemigos de nuestra Monarquía,  Ingleses y Holandeses, (...)", se establecieron diversas celebraciones para este día. Desde primera hora de la mañana se realizaron cultos internos en la Catedral, a los que siguió una procesión general por las últimas naves, cantando el Te Deum laudamus. Haría estación final en la Capilla Real, donde se celebró una misa solemne de acción de gracias a Nuestra Señora de los Reyes, con asistencia de los dos Cabildos. Seguirían los cultos pero teniendo como centro de los mismos, la exposición del Santísimo, a lo largo del resto del día. El diseño de las celebraciones se hicieron a semejanza de las realizadas en el año 1626, cuando los ingleses también atacaron las costas gaditanas'.

6º).- 1 de febrero de 1703.- La acción de gracias de este día se realizó con motivo del regreso de Felipe V a la corte, entrando en Madrid junto a la Reina el 17 de enero. Después de nona se hizo procesión por las últimas naves de la Iglesia Catedral, realizando estación en la Capilla Real cantándose el Te Deum Laudamus, repicando a la vez las campanas de la Giralda, terminando la procesión en el Altar mayor. Después se cantó misa solemne de primera clase de Ntra. Sra., asistiendo el señor Arzobispo, las cruces parroquiales y las autoridades de la Ciudad.

7º).- 9 de mayo de 1704.- Esta rogativa se produjo con motivo de la entrada de Portugal en el conflicto, y estar próximo Felipe V a incorporarse al frente de sus tropas para iniciar la campaña militar de ese año. Por ello era conveniente celebrar una solemne rogativa con procesión general "por los buenos sucesos de Su Magestad". A semejanza del año 1663, se realizó procesión general de Letanías "in rituali" con todo el clero secular y regular, como el día de Corpus, hasta hacer estación en la plaza de San Francisco, terminado a su regreso en el Altar Mayor con celebración de misa solemne. En esta ocasión no se celebraron actos litúrgicos en la Capilla Real.

8°).- 27 de julio de 1704.- mediados de julio el monarca estaba próximo a volver a la corte después de la campaña militar, y aunque en un primer momento se acordó realizar una rogativa pública y fiesta religiosa por ello, finalmente tras llegar el día 22 de julio la noticia de la entrada de los monarcas en Madrid (16 de julio) se anuló y el 23 de julio se acordó realizar una fiesta de acción de gracias. En la noche del 26 de julio se pusieron luminarias y repicaron las campanas de la Giralda. El día 27 se hizo procesión de acción de gracias cantando el Te Deum por las últimas naves del templo, con estación en la Capilla Real, poniendo fin a la procesión en el Altar mayor, donde se celebró misa, con la asistencia de la Ciudad y las cruces parroquiales'
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9º).- 10 de octubre de 1706.- El 19 de diciembre de 1705 se celebró una procesión general de rogativa con la imagen de Ntra. Señora de la Sede, con motivo de ponerse el monarca al mando de sus tropas en el frente de Aragón. Al año siguiente y con motivo de pasar Felipe V al frente de Cataluña, se celebró el 19 de marzo del año 1706, otra procesión, pero esta vez con la imagen de Ntra. Sra. de los Reyes. Otras parroquias y hermandades también tomaron la iniciativa de realizar procesiones de rogativa por la victoria de Felipe V, algunas incluso hicieron estación hasta la Santa Iglesia Catedral, a lo largo del año 1706, momento crítico para el Borbón, al entrar el Archiduque Carlos en la villa de Madrid y ocuparla durante un breve período de tiempo. Al recuperarla Felipe V y volver a la corte, se celebró el 10 de octubre de 1706 una procesión de acción de gracias con repiques y luminarias.

10º).- 2 de mayo de 1707.- Al conocerse el importante triunfo militar de las armas borbónicas en Almansa (25 de abril), el domingo 1 de mayo, las campanas de la Giralda iluminada dieron tres solemnes repiques, tanto por la mañana como por la noche, repitiéndose las dos siguientes. El día 2 de mayo se realizó procesión general de acción de gracias por debajo de las Gradas, con la habitual asistencia del Arzobispo, los dos Cabildos, clero regular y secular. Al entrar de nuevo en el templo catedralicio, el cortejo pasaría a la Capilla Real a venerar a Ntra. Sra., concluyendo en el Altar mayor con la celebración de la misa. El resto del día estuvo expuesto el Santísimo Sacramento".

11º).- 18 de agosto de 1707. El 4 de febrero se celebró una misa de acción de gracias al conocerse el embarazo de la Reina, a la cual continuó una procesión general de rogativa el 10 de julio hasta el convento de San Francisco. Los Cabildos eclesiástico y municipal establecieron la celebración de un novenario ante la imagen de Ntra. Sra. de los Reyes, la cual comenzó el 18 de agosto con procesión general, que tuvo estación en el convento de San Francisco.

12º).- 29 de julio de 1708.- Con motivo de diversas victorias sobre los portugueses, y en Flandes, según Justino Matute se realizó una procesión a la Capilla Real, entonando el Te Deum Laudamus. 

13º).- 10 de julio de 1709.- Conmemorando el nacimiento del infante Felipe el 2 de julio (que no sobreviviría), se realizaron los habituales eventos de repiques de campanas y luminarias, los días 7,8 y 9. El miércoles día 10 se celebró una procesión de acción de gracias con asistencia de los dos Cabildos, cantándose el habitual Te Deum Laudamus, realizando el cortejo estación en la Capilla Real, continuándose con la celebración de la misa.

14º).- 11 de diciembre de 1710. La recuperación por segunda vez de Madrid, por parte de las tropas de Felipe V, le permitió entrar en la corte el 3 de diciembre, hecho que fue celebrado en Sevilla el día 11, con procesión por las últimas naves del templo Catedral. Las celebraciones se repitieron los días 14 y 19, al conocerse las victorias borbónicas de Brihuega y Villaviciosa.

15º).- 16 de febrero de 1711.- La recuperación de Gerona y Morella dio lugar a una procesión por las últimas naves, con misa y sermón.

16º).- 14 de junio de 1712.- El tercer hijo de los monarcas, nacido el 7 de junio, también fue bautizado de nuevo con el nombre de Felipe. Su nacimiento fue celebrado el día 14 de junio de 1712, mediante una procesión de acción de gracias, que hizo estación en la Capilla Real.

En la primera mitad del siglo XVIII, coincidiendo con el reinado de Felipe V se produjeron ocho procesiones extraordinarias de Nuestra Señora de los Reyes por diferentes motivos: en 1706 y en 1708 (dos) de rogativa por los "buenos sucesos" de la monarquía, en 1707 por el nacimiento del príncipe Luis, en 1720 por el asedio de Ceuta, en 1732 por la toma de Oran, en 1734 y 1739 a causa de la sequía:

1º).- 19 de marzo de 1706. El origen de la misma se halla en una Real Cédula de 26 de enero, por la cual ordenó que se realizara un novenario de rogativa a Nuestra Señora de los Reyes y a San Fernando, en su Capilla Real, culminado con procesión extraordinaria". El objetivo era muy claro "rogar" por los "buenos sucesos" del monarca que salía de la Corte, durante la campaña militar de 1706, al combatir a su oponente y rival. Dicha Real Cédula fue notificada a los Cabildos municipal y eclesiástico, por D. José Francisco Sáenz de Victoria, Secretario de la Cámara y Patronato Real.

El Cabildo municipal en su sesión de 1 de febrero se hacía eco de dicha Real Cédula, de esta forma: "ley a la Ciudad una Real Zedula de Su Magestad en que se sirve noticiar a esta Ciudad a determinado se haga en la Real Capilla de nuestra Señora de los Reyes que esta zita en la Sta. Iglesia Metropolitana y Patriarcal desta Ciudad un nobenario de Rogativa a ntra. Sra. y a su gloriosismo Sr. San Fernando por los Señores Arzobispo, Dean y Cavildo y con asistencia de esta Ciudad por los buenos subsesos de la Monarquía y Jornada de Su Majestad y que el ultimo día de los nueve se finalizase sacando en prosezion la milagrosa ymagen de ntra. sra. de los Reyes y el cuerpo de San Fernando y que haciendo salido Su Magestad a la Campaña se continué la Referida Rogativa en la misma forma hasta que se restituya a la Corte (...)".

Por su parte el Cabildo Catedral dio traslado de la citada carta, a la Diputación de Ceremonias, la cual se reunió el 15 de marzo, para diseñar una propuesta de celebración, que fue aprobada por el Cabildo el 16 con pequeños cambios. Ordenó que el día antes repicaran las campanas tres veces de forma solemne para anunciarla. La diputación que salió elegida para notificar al Cabildo municipal la celebración del exento, fue la compuesta por D. José Manuel de Céspedes Federigui (Arcediano de Carmona), D. Benito Alonso de Medina (Canónigo) y D. Francisco de Neve (Racionero), pero al estar enfermo Medina fue sustituido por D. Gabriel de Torres y Navarra".

El día 19 de marzo por la mañana, después de la misa, se iniciaría la rogativa, cantando la música lasJetanías de Ntra. Sra., terminando en la Capilla Real. A continuación se cantaría la antífona "Sud tuum prosidium", con los versos de oraciones acostumbrados durante esos días. Durante la tarde tocaría la campana entre las 14:30 y las 15:00 horas, y se dirían completas, maitines y laudes. Y acabados éstos, se iniciaría la antífona Exunge, y las Letanías. Mientras se estuviera en maitines, deberían ir saliendo las religiones, pasando el cortejo a la Capilla Real, cesando allí las letanías, cantándose a continuación una antífona verso dedicada a Ntra. Sra., mientras se inciensaba y se decía la oración Famulorum neorum, del día de la Asunción. 

Se proseguiría la procesión ya con la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, siguiendo un itinerario establecido que fue el siguiente: Puerta de Palos-Placentines-Francos-Agujas-Talabarteros-Polaineros-Chicarreros-Plaza de San Francisco-Génova-Puerta de San Miguel.

El Cabildo entre los cambios que introdujo, ordenó que la procesión terminara en la Capilla Real y no en el Altar mayor, como inicialmente propuso la Diputación de ceremonias. Por tanto a su regreso el cortejo se dirigió a la Capilla Real donde se cantó una antífona, versos y oración, y volvería al coro y Altar mayor para fenecer las Letanías con las preces del ritual proqua cuín que tibulationes.

Recogemos a continuación un soneto relacionado con dicha salida procesional, que hemos localizado en el Archivo Catedral de Sevilla, y que aunque de autor anónimo, suponemos que fue escrito por algún Canónigo o Racionero. Dice así el mismo:


"Aviendo sacado en Procesión General el Cabildo de la 
Sta. Yglesia Patriarcal de Sevilla a Ntra. Sra. de los Reyes
 por los buenos sucesos de Ntro. Católico Monarcha Phelipe V, 
y de su Monarchia el día 19 de Marzo de 1706.


Soneto.
Triumphos impetra oy Sacion Hispana,
de infiel rebelde y de el Hereje inmundo,
Reyna de las Ymagenes del Mundo
la Ymagen de los Reyes Soberana;
pues oy la Yglesia excelsa Hiispalitana,
de devoción abismo el mas profundo,
con referente culto sin segundo
la interpone a su Dios con fe Christiana;
respira ya. y alegrate, o España,
con tal anuncio, cierta la Victoria
verá el theatro, aun antes, que la hazaña.
Prevenga mas volúmenes la historia,
y ceda mas trofeos la Campaña

a Phelipe, que ai en la memoria".

2º).- 4 de septiembre de 1707. Esperándose el nacimiento del Príncipe D. Luis Fernando de Borbón, la Diputación de ceremonias se reunió el 4 de agosto, diseñando una propuesta de celebración. Aunque el nacimiento del Príncipe de Asturias, tuvo lugar el 25 de agosto, no se tuvo conocimiento del mismo hasta el día 29 de agosto, día en el cual se reunió de nuevo la Diputación. Cuando se tuviera noticia de dicho natalicio, al finalizar el Coro, se cantaría el Te Deum laudamus, tras lo cual los eclesiásticos harían procesión interna para dar las gracias a Nuestra Señora de los Reyes, cantando motete, verso y oración de Nuestra Señora, volviendo luego hasta el Altar mayor. Durante las siguientes tres noches se pondrían luminarias en la Giralda, con tres toques solemnes de en cada una de ellas, realizándose en la última noche fuegos artificiales.

El Cabildo Catedral se reunió el lunes 29 de agosto y determinó la forma en que debía de realizarse procesión general la imagen de Ntra. Sra. el domingo 4 de septiembre: "Que en el dicho día ande la campana de 5 a 6, que dichas la misa del día y las horas hasta nona ¡nclusive, se empiece la procesión general, la cual ha de ser con asistencia de todo el clero y religiones de esta ciudad, sacando en dicha procesión la devotísima imagen de Nuestra Señora de ¡os Reyes; y llevándola por la Puerta de los Palos, calle Placentines, calle Francos, tomando por calle Agujas a la Plaza de San Francisco, y a entrar por la Puerta de San Miguel. Y que se entre la dicha imagen de Nuestra Señora en ¡a capilla mayor, en donde estará mientras se dice misa de primera clase. Y acabada la misa, la volverán a llevar a su capilla ambos cabildos, disolviéndose en dicho sitio la formalidad y acabándose allí la función (...)".

La procesión general con la venerada imagen, se realizó el día 4 tal como estaba establecido, cantándose el le Deum Laudamus al regreso desde el convento de San Francisco. El itinerario que siguió fue el siguiente: Puerta de Palos-Placentines-Francos-Agujas-Arquillo de los Chapineros- Plaza San Francisco (sin hacer estación en el convento)-Génova-Puerta de San Miguel. Terminaría en el Altar Mayor, donde fue colocada la santa imagen, donde se celebró misa de primera dignidad, siendo llevada de nuevo a la Capilla Real por la tarde, donde se celebraría una octava en su honor que terminó el domingo 11 de septiembre.

Un documento de autor anónimo nos narra como se desarrolló el acontecimiento: "Iban las danzas y en las calles hubo velas, colgaduras y altares. Cantóse la misa "Salve Santa Varáis" en acción de gracias por el nacimiento del Príncipe luego que fue llevada a su Real Capilla la Santa imagen, y se quedó en sus parihuelas los siete siguientes días, en cuyas lames y la de hoy asistió allí la música y cantó diferentes villancicos y la salve. Y estas noches han paseado la ciudad diferentes gremios con cirios encendidos y mucha gala, ¡levando en carros aderezados los retratos de los Reyes".

3º).- 15 de abril de 1708.- Mediante carta fechada el 28 de febrero de 1708, de nuevo Felipe V solicitaba que se realizaran rogativas por los buenos sucesos de la campaña venidera, con motivo de continuar la guerra. La diputación de ceremonias se reunió el 6 de marzo, acordando que el día de la procesión se tocará la campana de prima de 6 a 7, se cantara prima, tercia, asperje, misa de la Dominica, sexta y nona.

Se pondría el Altar de primera clase, y se haría procesión general cantando las Letanías con la presencia de las Órdenes religiosas, clero y cruces parroquiales, saliendo la procesión por Puerta del Lagarto, siguiendo por las Gradas, Arquillo de San Miguel, Lonja, Arquillo de San Matías, entrando de nuevo por la Puerta de Palos. La misma se terminaría en el Altar Mayor con los proces y oraciones del Ritual Pro tempore belli. A continuación se diría misa de primera dignidad, de Nuestra Señora, "poniéndola por intercesora con su Santísimo Hijo  para que dé felices victorias a nuestro Católico Monarca". Como en anteriores ocasiones también se realizarían las correspondientes invitaciones al Arzobispo y al Cabildo municipal.

4º).- 30 de Mayo de 1708. Con motivo de continuar la contienda, se hizo una nueva procesión general de rogativa con la imagen de Ntra. Sra. de los Reyes, según Justino Matute "para impetrar del Cielo los buenos sucesos de la guerra". De esta salida procesional no hemos localizado hasta el momento ninguna referencia documental que la confirme. Felipe V logró la victoria definitiva del conflicto, que tuvo su punto final con el conocido Tratado de Utrecht (1713), que implicaba la pérdida para España, de Gibraltar y Menorca. Para Sevilla supuso una sangría demográfica y económica, a la cual se sumó la terrible crisis del bienio 1708-1709.


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