«España e Hispanoamérica se necesitan ahora más que nunca»
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El Correo de Andalucía. Ezequiel García, 22.07.2023
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Hablamos con Esteban Mira Caballos tras publicar su nuevo libro ‘El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo’, de la editorial Crítica. Una mirada hacia Hispanoamérica esencial que abre ojos y rompe mitos
Lo hemos pillado recién llegado de un viaje familiar a Canarias, después de un año académico exigente, como siempre. Y la publicamos hoy, recién salida del horno, en plena jornada de reflexión electoral. Buen momento para mirar hacia atrás para saber dónde estamos hoy y qué podremos hacer mañana. Para esta empresa, el carmonense Esteban Mira Caballos, es el más indicado.
Doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla y profesor de Secundaria en Extremadura por oposición, es, además, miembro de la Academia Dominicana de la Historia o del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas. Tras sus dos éxitos de ventas anteriores sobre Francisco Pizarro y Hernán Cortés, publica en Crítica su nueva obra, bajo el título ‘El descubrimiento de Europa. Indígenas y mestizos en el Viejo Mundo’. Una obra que pretende desmontar -y lo consigue- el viejo tópico de que aquellos indígenas americanos que pisaron Europa fueron pocos y traídos por descubridores como Colón.
La realidad, no obstante, es que muchos llegaron en ese tráfico esclavista con destino a las ciudades europeas, pero otros llegaron voluntariamente, bien para conocer como un turista actual el Viejo Mundo, bien para solicitar sus derechos a la Corte, como reclamar la tierra de sus antepasados. ¿Quieren saber cómo fue aquel ir y venir de indígenas y mestizos y cómo acabó todo? En la entrevista y en su libro obtendrán las respuestas. Espero les guste.
P: Comencemos rompiendo esquemas. Hablas en tu libro de que lo americano transformó Europa. ¿En qué sentido?
R: Era bien sabido como Europa transformó América, pero se habla mucho menos del flujo inverso, el de América hacia Europa, porque también el Viejo continente terminó americanizado. Llegaron miles de indígenas que se fusionaron genéticamente con los españoles. Pero también influyeron las ideas, porque muchas de las mujeres indígenas, mestizas y criollas que llegaron a este lado del charco impactaron en las propias féminas españolas. Estas se sorprendían del desparpajo de estas mujeres indianas que habían sido encomenderas, empresarias, dueñas de ingenio... En Lima había una casa de mujeres divorciadas porque en América la mujer gozaba de una mayor libertad, y cuando venían a España, se convirtieron en todo un referente para las mujeres españolas que se sorprendían de las actitudes que mostraban algunas de estas indianas. También hubo un amplio intercambio artísticos, alimentario, herborístico... Se hizo famosa la capilla de músicos indígenas que tenía el duque de Medina Sidonia.
P: ¿Cómo era Sevilla antes de esta americanización?
R: Antes del Descubrimiento de América Sevilla era ya una gran ciudad comercial, sobre todo por la importancia del río, del Guadalquivir, que hacía de la ciudad hispalense el puerto más seguro de toda la Península Ibérica. Pero desde el Descubrimiento de América, Sevilla se convirtió en la gran metrópolis del imperio, un lugar donde había colonias de muy diversas partes del mundo y a donde llegaban embajadas lo mismo norteafricanas, que armenias o hasta japonesas. También llegaron cientos de indígenas que se integraron en la sociedad sevillana. Asimismo, en los años treinta se administraban en los hospitales sevillanos plantas medicinales indígenas para tratar de curar males como la sífilis.
P: ¿Y Andalucía? Ya sabemos que siempre fue tan heterogénea...
R: Habrá pocos pueblos tan mestizos como el andaluz por donde se pasearon e integraron pueblos prerromanos con cartagineses, romanos, visigodos, árabes, berberiscos, etc. Todavía en los albores del siglo XVI se conservaban muchas estructuras administrativas del reino de Granada, diferenciadas de las del reino de Sevilla. Prueba de ello es que la propia Armada Real de Galeras se conoció hasta el primer cuarto del siglo XVI como la Armada Real del Reino de Granada. Andalucía siempre fue un lugar abierto, un lugar de acogida, donde convivían, a ratos abruptamente, conversos, mudéjares -después moriscos-, con cristianos por lo que no fue difícil que también se integrasen un contingente de varios miles de indígenas.
P: Fue Isabel la Católica la que prohibió la trata de indígenas procedentes de América. ¿Por qué tienen actualmente tan mala prensa los Reyes Católicos en Latinoamérica?
R: La decisión de la reina Isabel la Católica de prohibir la esclavitud indígena en el año 1500 fue verdaderamente pionera. Después de su muerte hubo retrocesos porque no era tan fácil suprimir una institución -la de la esclavitud- tan arraigada. La soberana era consciente que había recibido América como donación papal y que la contrapartida era la evangelización, algo que la Corona de Castilla se tomó muy en serio. La condición de vasallos y de cristianos era difícilmente compatible con la de la esclavitud y así lo hizo valer la soberana católica. Esta es la historia que conocemos y divulgamos los historiadores, pero en Hispanoamérica hay una fuerte corriente, que algunos llaman indigenista, que no atiende a razones y que directamente sostienen que desde Cristóbal Colón a fray Junípero Serra, pasando por la reina Católica, protagonizaron una ocupación ilícita de América, creando un paréntesis de más de tres siglos en su evolución histórica, que hay que olvidar u ocultar. Pero todo esto es ideología, auspiciada por sectores populistas, e incluso por una parte de la élite que les interesa que el malestar social de una buena parte de la población recaiga sobre personas que vivieron hace cinco siglos.
P: Es curioso cómo esta práctica fue desoída por otras monarquías europeas que luego han querido limpiar su historia...
R: Nunca me han gustado las comparativas, ni menos eso de que mucho peor lo hicieron otros. No se trata de ver quien se lleva el premio al colonizador más perverso. En todas las expansiones a lo largo de la historia ha habido drama y muchos excesos que yo nunca he negado. Pero hay también luces que son objetivas: el imperio hispánico suprimió legalmente la esclavitud del indígena en 1542, aunque en la práctica hubiese excepciones y se mantuviese de forma encubierta. Es decir, España tardó cincuenta años en suprimir la esclavitud del indígena mientras que otros tardaron varios siglos en aprobar esas mismas leyes.
P: ¿El revisionismo actual y su descontextualización provoca más mal que bien?
R: Ahora está de moda revisarlo todo pero de manera apresurada y sin una metodología histórica. Y tienen su propia retórica: invasión, genocidio, saqueo, usurpación. Se cuestionan incluso a los propios protagonistas de los hechos, alegando simplemente que las fuentes son todas españolas o, en el caso de los códices indígenas, casi españolas, por lo que no merecen ninguna credibilidad. El problema es que descartan las fuentes españolas para las que no hay alternativa, lo que les permite reescribir los hechos a su antojo y en función de sus prejuicios o de sus ideas preconcebidas.
P: Igualmente, ensalzas en tu obra a Fray Bartolomé de las Casas como defensor a ultranza de los indígenas. Con la Iglesia hemos topado, pero para bien. ¿Cómo era este fraile?
R: He recibido muchas críticas por mi defensa del gran dominico sevillano ya que algunos lo culpabilizan de haber iniciado la Leyenda Negra contra España. Muchos me etiquetan despectivamente como lascasista, pero yo asumo ese adjetivo con orgullo, porque me considero un continuador de una larga historiografía sevillana lascasista, encabezada por el gran Manuel Giménez Fernández y por mi profesor, ya fallecido, don Paulino Castañeda Delgado. Las Casas fue un activista del siglo XVI, una persona que consagró su vida a los más desfavorecidos y que defendió de manera pionera la igualdad de todas las personas. Su objetivo siempre fue llamar la atención del emperador para que protegiese a los naturales y para ello no dudó en exagerar cifras y ejemplos macabros. Pero consiguió su objetivo y están las Leyes Nuevas de 1542 que prohibieron la esclavitud del indígena y las Leyes de nuevos descubrimientos y pacificación de 1573 en que se abolió la palabra conquista; en adelante, la ocupación sería pacífica. Además, el dominico nunca autorizó la publicación de la Brevísima, que es un panfleto pensado solo para impresionar al emperador. Es una obra irrelevante del sevillano, en comparación con su gran Historia de las Indias, y algunos la utilizaron para crear una leyenda antiespañola.
P: Los indios supieron sobrevivir en Europa mejor de lo que muchos europeos creían que iban a hacerlo. ¿Cómo fue la vida de estos americanos en nuestra tierra?
R: Tenemos la idea muy arraigada de estos naturales ingenuos, permanentemente engañados por los españoles. Sin embargo, en el libro se revela que estos crearon redes clientelares, se ayudaron entre ellos y utilizaron los tribunales y la legislación a su favor para conseguir mejoras. Entre esos llegados había de todo, desde esclavos hasta curacas, caciques, ñustas, pallas, collas, pipiltin, tlatoques, etc. cada uno con sus propios intereses. Unos defendían su libertad y otros sus derechos como conquistadores o administradores necesarios. Lo más importante es que todos recibieron atención por parte de los tribunales de justicia y del propio soberano, siendo satisfechas sus demandas.
P: Hablemos de la esclavitud en Europa. ¿Fueron los indígenas americanos el grupo mayoritario más esclavizado o, por el contrario, fueron de otras procedencias?
R: Ha saltado a la prensa que varios miles de indígenas fueron traídos a Europa en calidad de esclavos. Esa es la noticia, pero huelga decir, que apenas supusieron el 0,68 de la esclavitud en la Sevilla del siglo XVI. Hay que tener en cuenta que incluso en el momento más álgido de la esclavitud apenas supuso el 7 por ciento de la población. Pues bien, los indígenas apenas representaron un pequeño porcentaje del ya de por si pequeño porcentaje de esclavos. Y por supuesto, a partir de 1542 fueron liberados casi en su totalidad.
P: ¿Hay un concepto erróneo de esclavo relacionado con el color de la piel?
R: Esto es algo bien sabido por lo menos en medios académicos ya que existe una larga tradición historiográfica sobre la esclavitud tanto española como americana. Había esclavos de color, pero también mulatos, berberiscos -llamados esclavos blancos- indígenas americanos y oriundos de las Indias orientales.
P: ¿Por qué decidieron quedarse en España muchos de esos indígenas?
R: Muchos de los naturales que fueron liberados decidieron quedarse porque no conocían otra tierra que la española. Hay que tener en cuenta que algunos llegaron siendo niños, y en otros casos llevaban varias décadas en la Península Ibérica. Eran indígenas, pero su tierra era ésta, la única que conocían. Algunos habían olvidado por completo su lengua materna y solo hablaban castellano. Por tanto, no hicieron otra cosa que permanecer en su tierra, que no era otra que Castilla.
P: Incluso crearon elites que llegaron a gobernar, con el paso de los siglos, las nuevas repúblicas independientes. ¿Cómo se puede resumir ese camino?
R: Hay que romper con el mito de que España acabo con el mundo indígena. Muy al contrario, se mantuvieron las estructuras de poder indígena, y fueron los tradicionales jefes los que se encargarían de administrar a su gente y sobre todo de la recaudación de tributos. Muchos gobernantes estaban en el poder desde un siglo antes de la llegada de los españoles y se mantuvieron en el poder durante buena parte de la época virreinal. Asimismo, lideraron como gobernadores, alcaldes mayores, alguaciles mayores o sargentos mayores las milicias indígenas que tan relevante papel jugaron en la defensa del imperio.
P: Esteban, dices abiertamente que la expansión hispánica -y no masacre, como dice el revisionismo- se caracterizó por el mestizaje. A muchos políticos y dictadorzuelos latinoamericanos parece que no les queda clara esta postura. ¿En qué consistía ese mestizaje?
R: No se trata de una historia de buenos y malos sino simplemente de un modelo de colonización en la que siempre fueron mayoría los hombres que viajaron solos. Por eso, se produjo un mestizaje desde el primer momento, pues, de hecho, tenemos constancia del primer mestizo en la temprana fecha de 1496, con Miguelito, hijo de Miguel Díaz de Aux y una indígena taína. Hay una característica muy singular de la expansión hispánica y fue el mestizaje que ha determinado la realidad actual de la gran Hispanoamérica mestiza.
P: La última. ¿Tiene que volver España su vista hacia Latinoamérica de nuevo, como lo hiciera en 1992?
R: Como historiador siempre he tratado de construir puentes. Nunca he negado el drama de toda expansión imperial; hubo sombras, excesos, matanzas, eso hay que reconocerlo, pero también hubo luces y un intercambio humano y comercial que se inició en 1492 y que prosigue de manera ininterrumpida hasta nuestros días. ¿Por qué quedarnos con lo malo? Yo prefiero quedarme con lo que nos une, y son varios siglos de historia compartida, que hace que más de 400 millones de personas nos entendamos en castellano y tengamos un amplio bagaje de valores en común. Y, curiosidades del destino, España e Hispanoamérica se necesitan ahora más que nunca. Hace unos meses dijo un ministro de España que necesitamos unos 300.000 inmigrantes al año durante los próximos veinticinco años, para mantener el Estado del Bienestar. A nosotros nos hace falta incorporar jóvenes a nuestro sistema productivo y a Hispanoamérica le sobra mano de obra. Una vez más debemos unir nuestros destinos.
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