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El Mirador de San Cayetano exhibe al público sus restos arqueológicos.
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La excavación llevada a cabo entre 2003 y 2006 permitió la documentación, conservación y puesta en valor de vestigios desde la época romana hasta el siglo XIV
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El Día / Efe / Córdoba, 17 de junio de 2009
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Los restos arqueológicos de un horno tardoislámico y una mezquita que la empresa Vallehermoso ha recuperado en la promoción El Mirador de San Cayetano en Córdoba ya pueden ser visitados por el público. El alcalde, Andrés Ocaña, presidió ayer el acto de inauguración, en el que estuvo acompañado por el presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Francisco Tejada; el delegado provincial de la Consejería de Cultura, Joaquín Dobladez, y el director regional de Vallehermoso, Fernando Ruiz-Cabello.
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La promoción El Mirador de San Cayetano, donde se han encontrado los restos arqueológicos, es un conjunto inmobiliario que Vallehermoso, promotora inmobiliaria del grupo SyV, ha desarrollado en tres fases y que cuenta con un total de 156 viviendas, todas ellas vendidas y que han supuesto una facturación de 45 millones de euros.
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La excavación arqueológica llevada a cabo entre los años 2003 y 2006 permitió la documentación, conservación y, en determinados casos, puesta en valor de numerosos vestigios arqueológicos que abarcan un arco cronológico desde la época romana hasta el siglo XIV.
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El grupo Sacyr Vallehermoso ha realizado la urbanización de la zona de las Ollerías, que fue utilizada como lugar de enterramiento durante el periodo romano (siglos I a. C.-II d. C.), constatándose la existencia de al menos seis recintos funerarios. Durante el proceso de excavación se exhumaron alrededor de 30 cuerpos y se extrajeron para su conservación restos pertenecientes a un recinto funerario, así como dos hitos con inscripciones del siglo I d. C.
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De la época tardoislámica (siglos XI-XII) han sido documentados un extenso arrabal, enterramientos y una mezquita, de la que se conserva el sahn o patio (que presenta un pavimento realizado con una técnica mixta de sillares dispuestos en horizontal con esquistos y piedra violácea, similar al esquema utilizado en las calles de Medina Azahara) y el alminar. Esta mezquita ha sido conservada (se puso en valor tras su restauración, habilitando para ello un local en la calle San Juan de la Cruz donde se puede apreciar la cimentación del alminar de planta cuadrada a base de sillares de piedra calcarenita) junto con una muestra significativa del arrabal en el extremo sureste de la manzana principal del área. La construcción del arrabal está directamente relacionada con la producción de cerámica; no en vano, se encontraron numerosos hornos de variada tipología.
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Muestra de ello es un horno de barras de notables dimensiones, de cámara de cocción circular que presenta una cámara de combustión rectangular orientada al sureste. Las toberas o chimeneas del horno quedan perfectamente integradas en los muros perimetrales. Algunas de las viviendas del arrabal aún conservaban parte de las paredes decoradas. Ya en el siglo XIV, tras el abandono del arrabal islámico, se continuaron construyendo hornos para la fabricación de material cerámico hasta el siglo XIX. Este sector urbano de la ciudad es conocido popularmente como las Ollerías debido a la importante tradición alfarera.
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Los vestigios arqueológicos de mayor relevancia de cada época han sido conservados bien in situ, en la misma ubicación de su hallazgo, o in loco, procediéndose a su traslado.
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Las pinturas murales de entidad halladas en las estancias de las viviendas tardoislámicas fueron limpiadas y consolidadas para su posterior extracción y almacenaje. La totalidad de los enterramientos, ajuares funerarios y una variada selección cerámica han sido inventariados y clasificados.
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También se extrajo para su conservación en el Museo Arqueológico de Córdoba una tumba realizada con sillares, así como parte de la fachada perteneciente a un recinto funerario de época altoimperial (siglo I d. C.).
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De época tardoislámica se consolidó y extrajo un horno de barras excavado sobre las arcillas rojas romanas que actualmente se halla integrado en los jardines de la nueva urbanización. El horno muestra dos partes diferenciadas que lo hacen peculiar: una cámara de sección circular y una cámara de fuego, anexa a la primera y de tendencia rectangular, sin emparrillado intermedio y con idéntico acceso para ambas desde la zona superior de la cámara de combustión. La altura interior total conservada es de 1,75 metros.
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Ocaña señaló que estos trabajos demuestran que el desarrollo de la ciudad preservando el patrimonio es posible y desmiente la idea de que los valores arqueológicos de Córdoba impiden el desarrollo.
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