El hombre que presidió Estados Unidos 30 días, antes de morir por un resfriado
http://www.abcdesevilla.es/20121111/elecciones-estados-unidos/abci-william-henry-harrison-presidente-201211081709.html
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William Henry Harrison no libró guerras, ni sufrió crisis, ni hizo recortes. No tuvo tiempo. En 1841, un constipado cogido en su discurso de investidura en la Casa Blanca se convirtió en una neumonía mortal

JAMES REID LAMBDIN
Lincoln pasó a la historia de Estados Unidos como el presidente que, en
tan sólo cinco años, abolió la esclavitud. Theodore Roosevelt, por ganar
el premio Nobel de la Paz. Nixon, por el caso Watergate. Bush, por la Guerra de Irak. Obama, por la reforma sanitaria… ¿Y William Henry Harrison? William Henry Harrison por nada, porque sencillamente no tuvo tiempo.
El noveno presidente de la historia de Estados Unidos tan
sólo pudo ocupar 30 días su cargo en la Casa Blanca, antes de que la
muerte le sorprendiera. No le había dado tiempo a tomar ninguna medida
cuando una neumonía, a causa de un resfriado mal curado que había cogido
precisamente en su discurso de investidura, el 4 de marzo de 1841, se
lo llevó por delante.
El fallecimiento de Harrison cogió por sorpresa al mundo
entero. La nota oficial de su gabinete, recogida por la prensa española,
decía: «El pueblo de Estados Unidos, consternado, como nosotros, por un
acontecimiento tan inesperado y doloroso, tendrá algún consuelo al
saber que su muerte ha sido tan tranquila y sosegada como su vida había
sido patriótica, útil y honrosa; y que sus última palabras han expresado
ardientes votos por la perpetuidad de la Constitución».
El héroe de guerra
Unas «últimas palabras» que fue casi lo único que pudo
decir el presidente más breve de la historia del país. Harrison había
conseguido fama como héroe de guerra en la batalla de Tippecanoe, en
1811, en la que tropas estadounidenses derrotaron a una confederación de
indios. Aquello le valió para hacer carrera política, primero como
gobernador de Indiana, antes de que fuera Estado, después como
congresista y, por último, como senador por el estado de Ohio.
Nada más ser elegido, el diario «El Popular» describía
así al nuevo presidente: «El general Harrison es un hombre de 68 años,
de mediana estatura y de un temperamento nervioso. Su cabeza presenta
todas las características de la observación y de la reflexión: sus ojos
son vivos; su aire pensativo. Al verle, se le tendría por un sabio o un
literato más que por un militar. Tan modesta era su habitación que
rayaba en lo pobre».
La prensa le trataba bien. Y de hecho, el partido «whig»
recurrió a él como candidato a las elecciones presidenciales por su aura
de héroe de guerra, ante la impopularidad del presidente saliente, el
demócrata Martin Van Buren, que no terminaba de reconocer la
independencia de Texas respecto a México. La dura campaña, explotando
esta imagen, le llevó directo a la Casa Blanca.
Un constipado mortal
La única decisión que pudo tomar y que al mes le «costó» el
cargo fue de lo más tonta: en su discurso de investidura, un día de
temperaturas muy bajas en Washington, no se puso el abrigo. Aquello le
valió un pequeño resfriado que no se curó convenientemente en los
primeros días de su único y breve mandato. Aquel inofensivo constipado
se convirtió en una grave neumonía que se lo llevó a la tumba
repentinamente.
Y por si no fuera suficiente con la fatalidad, aquel
histórico discurso fue descrito por «El Constitucional» como un mensaje
que «dejó las cosas en el mismo estado en que se hallaban algunos días
atrás. Nadie, en efecto, podía esperar que contuviese este documento
algo novedoso».
«El Formoso, buque americano llegado a El Havre el 27 de
marzo, y salido de Nueva York el 6, anuncia un grave acontecimiento: el
general William Henry Harrison murió el 4 de abril de 1841, a las doce y
media de la noche, habiendo durado tan solo un mes en su presidencia»,
contaba el diario barcelonés «El Guardia nacional», un mes después del
fallecimiento, el tiempo que la noticia tardó en llegar a España.
Además del más breve, por lo menos se hizo su huequecito en
la historia como el primer presidente en fallecer durante el ejercicio
de su gobierno. Algo es algo.
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