Ciudad Real
Un príncipe yace en Alarcos
Veinte
jóvenes historiógrafos y estudiantes de arte han descubierto importantes
vestigios de uno de los mayores yacimientos de la civilización íbera del mundo
RHODELINDA
JULIÁN / Ciudad Real, 22/07/2013
M.
CIEZA
Las
huellas de los antiguos moradores del suelo que pisamos han ido impregnando la
tierra con su paso. Un legado que permanece dormido a la espera de la mano que
vuelva a sacarlo a la luz. Estas manos son las de 20 jóvenes historiógrafos y
estudiantes de arte que durante 15 días han excavado tierra y han retirado
polvo para descubrir tesoros de otros tiempos con la intención de saber más
sobre esa civilización íbera, cuya costumbre era enterrar a sus antepasados en
sitios lejanos del opidum principal, en lugares secretos, en el extrarradio y
zonas marginales.
A
las órdenes de la profesora Rosario García, los alumnos de la Universidad de
Castilla-La Mancha han encontrado vestigios de seis túmulos, un enterramiento
con urna, una falcata y varias cuentas que dotan, más si cabe, de importancia a
la necrópolis de Alarcos, descubierta por casualidad hace unas semanas, a causa
de las obras que se estaban realizando por la zona para instalar un colector de
agua. El hallazgo de una falcata, una espada que utilizaba esta civilización,
les puso sobre aviso de lo que días después descubrieron: la existencia de una
de las necrópolis del asentamiento íbero más importantes de la meseta oriental.
«Alarcos es de los yacimientos más importantes del mundo íbero porque es de los
más grandes que se conservan, y nos hacía falta saber donde estaba la
necrópolis para saber más sobre este pueblo», explica García.
La
falcata encontrada, una espada que recuerda a las que utilizaban los «moros»,
recuerda el arqueólogo Pepe Messeguer, «era terrible porque con un solo
movimiento cortaba la cabeza entera». Esta descripción atroz se basa en las
características de la misma: la hoja es curva y muy afilada. El hallazgo de
esta falcata en la necrópolis vislumbra, según García, que pertenecía a un
guerrero. Después de su restauración descubrieron hilos de plata a modo de
ornamento tanto en la empuñadura como en la hoja del arma. «Eso dice mucho del
enterrado: que el arma no solo era de un guerrero, sino de una persona
importante en la sociedad, con un poder adquisitivo alto e influyente en el
plano político y social», descifra Messeguer.
Ornamentos de plata
El
hecho de que no tenga signos de haber sido usado en la guerra hace pensar,
según la profesora de la UCLM, que simplemente sea una posesión «de prestigio
porque no es muy útil para la guerra», a tenor de los ornamentos en plata que
posee. En estos momentos, la falcata está en una vitrina preferencial del Museo
Provincial que muy pronto volverá a abrir sus puertas.
A
raíz de este descubrimiento, se decidió excavar en la misma zona, con las
limitaciones que conlleva la situación de las obras del colector, que deja poco
espacio a los alumnos a abrir el círculo de la necrópolis.
Este
cementerio íbero confirma la importancia de un poblado que pervivió en la zona
durante algo más de 500 años, entre los siglos V a.c. y el siglo III. Esta
podría ser el tercer vestigio de la existencia de una importante necrópolis
perteneciente a Alarcos, si se cuentan los restos hallados hace 20 años cerca
de la ladera del cerro y una efigie encontrada en los años 60 «fuera de
contexto, pues no había una necrópolis cerca», matiza García. «Como eran
emplazamientos secretos por la categoría de sagrados, es difícil hallarlas»;
dice Messeguer, que sin embargo destaca las encontradas en Albacete, más
numerosas y en mejor estado que las ciudadrealeñas.
Terminada
ya la excavación, subvencionada por la Junta de Comunidades con 11.000 euros,
el balance que hace la expedición de los hallazgos encontrados es más que
positivo teniendo en cuenta la corta duración de sus trabajos a pie de campo,
que ahora tendrán que completarlos con los análisis posteriores.
Dos
metros abajo, los alumnos de la UCLM han vislumbrado la jerarquía de clases que
siempre ha existido, escenificada en el tipo de tumba que cada cual tenía. «Hay
cubriciones como este túmulo que es escalonado, que estaban destinados a las
personas más importantes», señala Rosario García. Debajo de las amplias piedras
en forma de escalera descubiertas, y que pueden observarse en la fotografía de
esta página, no han encontrado los restos del fallecido, que podría haber sido
un «príncipe íbero». La superficie de su tumba hace pensar que encima de la
misma hubo una escultura dedicada a su figura, y que podría estar entre los
enseres descubiertos a lo largo de las últimas décadas por la zona.
Ritual mortuorio
El
ritual mortuorio que utilizan los iberos era la incineración; quemaban el
cadáver en un ustrinium, una pira funeraria destinada a tal fin, para después
recoger las cenizas en una urna y enterrarlo bajo las piedras que indicaban su
posición en la sociedad. Lo hacían junto al ajuar personal y enseres más
importantes del fallecido. «Lo depositaban en un hoyo y a veces se construía
una cubrición del enterramiento», detalla la profesora García.
Al
lado del túmulo escalonado donde excavaron los jóvenes, hay otros más pequeños
dibujados por una hilera de piedras en forma de círculo, que podrían pertenecer
a personas de menor rango social. Después de quitar la tierra que rodeaba al
que está al lado del túmulo escalonado, los estudiantes no hallaron ningún
enser, lo que hace pensar que quizá pudo ser esquilmado en otras épocas. Sin
embargo también es común encontrarse con urnas sin piedras ni señales que
indiquen que los restos están allí. Y hay otros restos, añade García, que «una
vez excavados, ya no hay restos».
El
interés suscitado por descubrir la historia de los íberos en la comarca viene
dado porque «hasta ahora es uno de los periodos más desconocidos», apunta la
profesora de la UCLM. «Como en Alarcos tiene la ocupación medieval por encima
hace que la mayor parte de los trabajos se hayan dedicado a este período porque
está más en la superficie, y no al íbero», explica García. Pero, «queda mucho
por hacer», dice.
«Hasta
el momento se ha descubierto un almacén de grano en el opidum que denota la
importancia de Alarcos como el centro de otros poblados más pequeños, lo que
hace pensar en la importante masa poblacional que había aquí». Los
historiadores dicen que pudo haber una ciudad que reuniera a 3.000 habitantes
en la época de máximo esplendor.
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