El Vaticano abre su archivo secreto
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A partir del miércoles se exhiben en los Museos Capitolinos de Roma cien legendarios documentos nunca vistos
Por
primera vez, el Archivo Secreto Vaticano, creado en el 1612 por Pablo V
Borghese, expone sus tesoros nunca vistos. Objeto durante siglos de
fantasías, al estilo Dan Brown y sus «Ángeles y demonios», el archivo de
los Papas ha estado considerado siempre en el imaginario colectivo como
el más secreto e inaccesible de los archivos. Ahora, pergaminos, manuscritos, códigos y cartas, en total 100 documentos legendarios,
seleccionados entre millones que el Vaticano ha guardado celosamente
durante siglos, serán mostrados en los Museos Capitolinos de Roma, desde
el miércoles hasta el 9 de septiembre.
Titulada
«Lux in Arcana», la exposición quiere subrayar la luz que se filtra en
los recovecos del archivo. El objetivo es contar en qué consiste y cómo
funciona el Archivo Vaticano, a los 400 años de su fundación. La
elección de los Museos Capitolinos, fundados en 1471 cuando el Papa
Sixto IV regaló al pueblo romano estatuas de bronce de gran valor
simbólico, se ha hecho para recordar la relación entre Roma y el Papado,
desde la época medieval.
Entre los documentos que más emocionan está el texto de la abjuración que se le hizo firmar a Galileo el 22 de junio de 1663.
El más espectacular es el llamado Pergamino de Chinon, de 60 metros, de
1308, sobre las confesiones de los Templarios. En realidad, todos
despiertan interés y curiosidad, porque se ha hecho una selección que
pueda seducir a un vasto público.
El
Archivo Secreto del Vaticano (secretum en latín significa «privado»,
propiedad del Papa) recoge todos los documentos de la Iglesia desde el
siglo VIII hasta la actualidad. Con sus 85 kilómetros de estanterías, es
uno de los centros de investigación histórica más importante del mundo.
En 1810, cuando Napoleón dominaba en Roma, ordenó confiscar esos
documentos y los transportó a París, llenando 3.239 estantes de cartas y
pergaminos. Volvieron a Roma en 1815, pero diezmados, porque para
reducir los costes del transporte acabó en la basura casi toda la
documentación judicial considerada de menor interés o dañina para los
herederos de los imputados. De todas formas, se destruyeron documentos
importantes, como las actas del proceso a Giordano Bruno, del que solo
hay un resumen en el Santo Oficio.
El Archivo Secreto Vaticano abrió sus puertas a los investigadores en 1881.
Para estudiar sus cartas y algunos de sus documentos nacieron en Roma
institutos culturales extranjeros. Desde entonces, el Papa concede
acceso a los documentos con límites de tiempo, establecidos no por años,
sino por pontificado. Los investigadores pueden hoy consultar
documentos hasta la muerte de Pío XI (1939). El pontificado de Pío XII
se mantiene todavía en secreto, bajo llave en un búnker subterráneo para
garantizar una mejor conservación.
Unas
1.200 personas, de todas las nacionalidades y religiones, consultan
cada año este archivo, el más grande del mundo y extenso
cronológicamente. Los amantes de documentos sugestivos, verdaderos
tesoros nunca vistos en público, tienen una cita con la historia en los
Museos Capitolinos.
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