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http://www.abcdesevilla.es/20090606/cultura-cultura/ayamonte-cambia-historia-20090606.html
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Ayamonte cambia su historia
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J. Domínguez Orta, 6 de junio de 2009
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¿Cómo era Ayamonte entre los años 1.000 y 800 A.C?, ¿cómo vivían sus pobladores?, ¿qué tipo de relaciones y actividades comerciales mantenían con otros pueblos?, ¿cómo fueron esos primeros contactos entre esas diferentes culturas? o ¿existió desde entonces y hasta nuestros días de manera continua en el tiempo un poblamiento en dicho emplazamiento? Esas y otras muchas preguntas son las que se plantean ahora mismo los arqueólogos encargados de estudiar el nuevo yacimiento protohistórico encontrado en pleno centro del casco urbano de la localidad ayamontina.
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Se trata de un hallazgo casual, que abre nuevos cauces de investigación sobre los pobladores de esta parte de la costa suroeste de Andalucía, en un período cronológico, que les situaría inmediatamente antes de los primeros contactos con las expediciones marítimas fenicias llegadas a la Península Ibérica y la posterior creación de asentamientos y factorías comerciales en la zona por parte de estos.
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Y es que el principio de estos interrogantes, comienza a la hora de analizar los estratos más profundos del subsuelo, descubiertos en las obras de saneamiento que se realizan en la calle Galdames de Ayamonte, y que los servicios de arqueología de la Junta de Andalucía han datado en unos 3.000 años de antigüedad, en una horquilla histórica anterior al periodo fenicio apuntado en un principio.
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El hallazgo de elementos fenicios y romanos junto a otros restos de pobladores indígenas anteriores, plantean la posibilidad de que pudiera establecerse una continuidad en el asentamiento de esos pobladores en el céntrico barrio de La Villa desde la época tartésica hasta la actualidad.
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En este sentido, Elisabeth García, arqueóloga de la Junta de Andalucía responsable de la investigación junto a Benjamín Cabaco, ha querido puntualizar que «se trata de los restos más antiguos de los que tenemos constancia y de los que se han datado en el casco urbano de Ayamonte».
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Lo más importante de estos restos, que están siendo sometidos a una actuación arqueológica de urgencia, es que se encuentran a menos de un kilómetro de la necrópolis fenicia del siglo VIII a.c. descubierta y excavada en 2008, lo que hace suponer una posible relación temporal más o menos distante entre ambos yacimientos.
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Elisabeth García especifica que «es muy pronto aún para extraer conclusiones y queda todavía mucho trabajo por hacer, aunque por los materiales que hemos encontrado se puede pensar en un asentamiento protohistórico de la Edad del Bronce final. Una época en la que se estableció un periodo de convivencia entre este pueblo indígena con la cultura fenicia».
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Así las cosas, el equipo de arqueólogos de la Junta continúa con los trabajos para ir realizando un mapa cronológico de la zona para poder comparar los datos recabados. Además, según fuentes del Ayuntamiento de Ayamonte, con este descubrimiento se plantean nuevas cuestiones, como por ejemplo, «la posible relación entre este asentamiento y el que se encuentra en la vecina localidad portuguesa de Castro Marim (mucho más estudiado), ya que ambos asentamientos se encuentran separados únicamente por el cauce del río Guadiana, cuyas orillas distan una de otra a escasamente unos 800 metros en la actualidad».
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Teniendo en cuenta los cambios producidos a lo largo del tiempo en el perfil orográfico de la zona y que el nivel del mar sería más alto y estaría situado mucho más cerca de lo que actualmente lo está de los yacimientos de Ayamonte y Castro Marim, no resulta difícil imaginar una escena de lo que supondría los primeros contactos entre ambos pueblos por aquel entonces. Una escena en la que los habitantes de estas tierras del suroeste penínsular en la protohistoria, observarían sorprendidos y con atención en el horizonte, la llegada de unas extrañas y enormes embarcaciones de velas rectangulares venidas desde el distante extremo oriental del mediterráneo y capitaneadas por expertos navegantes fenicios de tez morena, que se aventuraban hasta estos confines de la tierra en misiones de exploración comercial en busca de nuevos puertos en estas costas atlánticas en los que abastecerse y establecer colonias-factorías para el intercambio o trueque de las mercancías (agrícolas, ganaderas, pesqueras y metalúrgicas) que ellos mismos producían y para el transporte de las elaboradas por las culturas autóctonas.
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