lunes, 1 de julio de 2013

Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Documento del mes de Julio. "Morir en Sevilla en el año del cólera"



ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE SEVILLA

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Julio 2013

Morir en Sevilla en el año del cólera

http://www.juntadeandalucia.es/culturaydeporte/archivos/web_es/contenido?id=d5f1392c-de28-11e2-84f3-000ae4865a5f&idActivo=&idContArch=02cd09d5-57e2-11dd-ba1f-31450f5b9dd5&idArchivo=d9f0f1ac-58a4-11dd-b44b-31450f5b9dd5

 

Caricatura del colera

Código referencia:ES.41091.AHPSE/1.2.1.3.13//Escribanía Guerra y Marina,239.14
Título: Causa escrita sobre fallecimiento del patrón del quechemarín Nuestra Señora del Carmen, Cayetano Vicente de Soto, por cólera, así como de su piloto y otros marineros y pasajeros
Fecha: 18/09/1833-13/03/1834
Nivel de descripción: Unidad documental compuesta
Volumen y soporte de la unidad de descripción: 77 hojas [folio], papel sello 4º
Productor: José María Valverde, escribano del Juzgado Militar del Tercio Naval de Sevilla
Reglas o convenciones: ISAD (G), NEDA
Nota del archivero: Antonio José García Sánchez


El año 1833 una terrible epidemia penetró en la Península Ibérica, propagándose de oeste a este y perdurando hasta finales del año 1834. La pandemia arrastraba consigo una enfermedad hasta ahora desconocida en España, el letal cólera morbo, mal que a la larga se rebelaría como el padecimiento epidémico que caracterizó al siglo XIX. Todos los tratadistas del siglo situán el origen del cólera-morbo en el delta del río Ganges, en la India, por entonces colonia comercial de Gran Bretaña. El también denominado morxi, término del que recibe el sobrenombre de morbo, habría comenzado su fatídico periplo en 1817 con la invasión del golfo de Bengala, desde ese punto y año se extendió progresivamente por el resto del planeta en poco menos de dos décadas. En su propagación el morbo se vio favorecido por el desarrollo de los nuevos medios de comunicación, por la extensión de los intercambios comerciales, por la ausencia de medidas profilácticas adecuadas y por la falta de terapias médicas exitosas. La pestilencia penetró en Europa a través de Rusia en el otoño de 1830, pasando a Polonia, Alemania, Hungria, Austria e Inglaterra en 1831, a París llegaba en 1832 y, finalmente, invadía Portugal y España a finales del verano de 1833. La infección tuvo dos vías de penetración, por el norte, desde Oporto contaminó a Vigo y, por el sur, desde el Algarbe infectó las ciudades de Huelva y Sevilla.

Las primeras noticias de la presencia de la enfermedad en Andalucía se remontan al 9 agosto de 1833 cuando la Junta de sanidad de Huelva declara el estado de contagio en esta ciudad. Al conocerse las novedades de la ciudad vecina, en Sevilla se tomaron medidas preservativas como la prohibición de funciones religiosas y cívicas, el cierre del teatro, la suspensión de corridas de toros y de procesiones. No obstante, estas medidas fueron ineficaces y no libraron a la capital del colera. Según Porrúa y Velázquez, joven médico que asistió a los enfermos, la invasión en Sevilla se habría producido por el contacto con un buque inglés que vino a cargar lanas y que trajo algunos coléricos entre su tripulación. Los estibadores del puerto de Sevilla se habrían contagiado de éstos y habrían introducido la enfermedad en la ciudad, de ahí que el primer barrio afectado fuera el arrabal de Triana. Ante la aparición de varios casos de cólera, la Junta de sanidad sevillana declaró el contagio de Triana el 4 de septiembre de 1833, disponiendo la incomunicación de la capital con el resto de la provincia.

Con Triana ya infectada, la Junta de sanidad tomó una serie de medidas tendentes a evitar que la enfermedad se extendiera por el resto de la ciudad. El día 9 de septiembre se estableció un cordón sanitario cortando el puente de barcas y se hizo trasladar a la orilla de Sevilla los barcos que estaban atracados en la calle Betis. Se instaló un hospital provisional para coléricos en el Convento de San Jacinto, trasladando a la comunidad religiosa al Convento de San Pablo. El temor al cólera sacó lo mejor y lo peor de muchos sevillanos, así mientras algunos médicos de renombre se negaban a cruzar el puente para socorrer a los trianeros y eran impelidos a cumplir su misión a punta de bayoneta, otros ya jubilados o recién salidos de las aulas universitarias se presentaban como voluntarios. Análogo comportamiento tuvo el clero, si el arzobispo salía de la ciudad a las primeras de cambio, los monjes de los conventos del Santo Ángel y de San Pablo cruzaban el puente voluntariamente para asistir a los enfermos.

El intento de aislar a la enfermedad en Triana resultó del todo fallido y el número de enfermos y muertos creció de forma exponencial en casi todos los distritos de la ciudad, por lo que, finalmente, el día 27 de septiembre la Junta levantó la incomunicación con Triana. Para la asistencia de enfermos pobres del resto de la ciudad -los pudientes eran atendidos en sus casas particulares- se habilitó como hospital el Convento de la Trinidad, mudándose sus religiosos al de San Agustín. En octubre, como la virulencia del mal no se atenuaba y las medidas "científicas" se mostraban insuficientes, se acudió a la ayuda divina, arbitrio recurrente en todas las epidemias que había vivido la ciudad. El 4 de octubre salió en procesión rogativa la Virgen de los Reyes, patrona de la diócesis. A pesar del devoto remedio, el cólera continuó recrudeciéndose hasta mediados del mes de octubre, momento a partir del cual se inició una paulatina mejoría de la situación y el número de infectados y fallecidos fue dismunuyendo paulatinamente. Finalmente, al constatarse la inexistencia de nuevos enfermos, el 9 de noviembre de 1833 se declaró el fin de la epidemia en la ciudad y se cantó un solemne Te Deum en la Catedral de Sevilla.

Atrás quedaron dos meses de terrible calamidad -de comienzos de septiembre a inicios de noviembre- que produjeron una profunda mella en la población sevillana. En estos meses el comportamiento de la enfermedad no fue uniforme, produciéndose a mitad del período un pico alcista en la curva del número de infectados y de fallecidos. Si al iniciarse el proceso epidémico en Triana se contaron apenas tres casos de enfermos y finados, el 27 de septiembre sumaban en toda la ciudad un total de 7000 infectados y de 280 muertos. Esta fase cruel se mantuvo hasta el 8 de octubre, momento a partir del cual se inició un período más bondadoso que desde mediados de mes se transformó en relativa mejoría de la situación. En torno al 27 de octubre el cómputo de los fallecidos se había reducido hasta la cifra de 19 y, finalmente, el 9 de noviembre al restar sólo algunos convalecientes se declaró a Sevilla libre del cólera. Al concluir la epidemia, de los 96000 habitantes de la ciudad, habían padecido la enfermedad 24000 sevillanos, de los que habían fallecido 6262.

De momento el cólera abandonaba Sevilla y la epidemia de 1833 quedaba marcada en la memoria de los sevillanos como otro de los hitos luctuosos de su historia. Pero lamentablemente esta no fue la última aparición del cólera en la provincia, el mal volvió a segar la vida de cientos de sevillanos en las epidemias de 1854, de 1865 y de 1885. Todos estos episodios coléricos con sus nefastas consecuencias caracterizan al XIX como "el siglo del cólera".
En el Archivo Histórico Provincial de Sevilla se conservan numerosos documentos en los que quedó registrada la huella de la epidemia de cólera de 1833. De entre este conjunto disperso por distintos fondos, hemos rescatado documentos que evidencian cómo la enfermedad se propagaba a través de los medios de transporte, cómo el miedo se materializó en una avalancha de formalizaciones de testamentos, cómo exigió transformaciones en las costumbres funerarias, cómo afectó a las inciativas de fomento de la economía, etc. 

En definitiva son una muestra de cómo afectó a todos los órdenes de la vida de la Sevilla del siglo XIX.

Documentos seleccionado:

·         Causa sobre fallecimiento por cólera del patrón del quechamarín Nª Sra. del Carmen, Cayetano Vicente de Soto. Fondo Escribanía de Guerra y Marina. Signatura 239.14 
Para saber más:

·         PORRÚA Y VELÁZQUEZ, Francisco: Historia de la epidemia llamada Cólera-Morbo que ha sufrido Sevilla en el año 1833. Imp. de Mariano Caro, 1834. (Para verlo, copia el siguiente enlace en la barra de dirección del navegador: http://books.google.es/books?id=MVjyRX2iMXoC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false  

·         VELÁZQUEZ Y SÁNCHEZ, José: Anales Epidémicos : Reseña histórica de las enfermedades contagiosas en Sevilla desde la Reconquista cristiana hasta nuestros días (1866). Colección Clásicos Sevillanos, 12. Ayuntamiento de Sevilla, 1996. 

·         VV.AA.: Estudios sobre el cólera en Sevilla. Colección Clásicos Sevillanos, 33. Ayuntamiento de Sevilla, 2008.

Para "entretenerse" con el cólera:

·         GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel: El amor en los tiempos del cólera. Ed. Mondadori, 2002. Llevada al cine. (Si quieres ver el trailer, copia el siguiente enlace en la barra de direcciones de tu navegador: http://www.youtube.com/watch?v=8msBthmuccQ  

·         SOMERSET MOUGHAM, W.: El velo pintado. Plaza & Janés Editores, 1994. Llevada al cine. (Si quieres ver el trailer, copia el siguiente enlace en la barra de direcciones de tu navegador: http://www.youtube.com/watch?v=YVwYxjmA4dc   

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