La Cueva de Ardales fue también refugio neandertal
REGINA SOTORRÍO; Málaga, 20.07.13
Los
primeros sondeos constatan que no hubo convivencia entre el último hombre del
Paleolítico medio y los primeros sapiens
El
hallazgo de cientos de herramientas y restos de comida demuestran que la gruta
fue habitada miles de años antes de la llegada del homo sapiens
-o-o-o-
Se
sabe que el homo sapiens estuvo allí. Dejó su huella en las paredes de la cueva
con las pinturas rupestres más antiguas de Andalucía. Las lámparas con las que
se iluminaban usando cera de abeja seguían allí hasta hace bien poco. Incluso
quedaban restos de sus cuerpos. Pero no fueron los primeros en llegar. Unos
diez mil años antes de que el sapiens entrara en la Cueva de Ardales, la gruta
fue refugio de neandertales. Los sondeos arqueológicos que realiza un equipo
internacional constatan la presencia del hombre del Paleolítico medio con el
hallazgo de cientos de herramientas talladas en sílex y restos de su comida.
Pero esto es solo el principio. «Apenas conocemos el 1% de la cueva», apunta
Pedro Cantalejo, director de la Red Patrimonio Guadalteba, el organismo que
gestiona los yacimientos de la comarca.
A
24 metros bajo el nivel al que está la boca de la cavidad, los investigadores
-dirigidos por el catedrático malagueño José Ramos y el alemán Gerd C. Weniger-
han alcanzado el estrato en el que vivieron los neandertales 52.000 años atrás.
Son de los últimos de su especie. Ya entonces eran muy pocos, la población se
estaba reduciendo progresivamente desde miles de años antes, y sobrevivían en
condiciones de extrema dureza. Era un mundo peligroso. Por el fémur de un
caballo encontrado en el refugio, se sabe que el animal pesaba alrededor de los
mil kilos, el doble que un ejemplar actual.
Se
alimentaban de caballos y también de ciervos -lo más frecuente-, cabras, aves,
conejos, liebres e incluso se han encontrado huesos de un lince y una tortuga.
«Una dieta muy proteínica», analiza Cantalejo. Es probable que comieran
vegetales, pero eso es más difícil de determinar.
Cocinaban
en el interior de la cueva -hacerlo fuera era jugarse la vida- y aprovechaban
hasta el tuétano. Por eso se han encontrado tantos huesos rotos de animales.
Para ese proceso usaban un artefacto tallado en sílex con un corte específico.
Otra herramienta era para curtir pieles. Otra para descortezar ramas de árboles
y fabricar las lanzas... En total, se han encontrado en Ardales hasta 800
herramientas, un centenar de ellas «bien talladas y conservadas». «Y podemos
saber perfectamente para qué se utilizaron», apunta Cantalejo. Lo permite la
«puntera» tecnología que se emplea y el grupo de expertos implicados en este
proyecto. Ayer mismo, científicos de las universidades de Burgos y Málaga
analizaban manchas halladas en la cavidad con un aparato capaz de detallar la
composición de cada elemento. «Y hemos encontrado muchas huellas de combustión,
algo característico de la actividad humana», reflexiona Cantalejo.
Saben
que el siguiente paso de la investigación será encontrar un resto humano. «Los
neandertales se vinculaban por entero al lugar. No enterraban fuera porque las
alimañas se comían los cadáveres y buscaban huecos en el interior de las cuevas
para sus muertos», avanza el director de Red Patrimonio Guadalteba.
No
hubo contacto
Pero
los resultados de la investigación de este grupo de más de 40 especialistas van
más allá. En los últimos años se ha extendido -en ocasiones sin demasiado rigor
científico- la tesis de que hubo un tiempo en el que neandertales y sapiens
convivieron. Incluso en yacimientos del sur de Portugal se habló de la
aparición de un niño híbrido de ambas especies. La Cueva de Ardales desmiente
esa teoría. Al menos en este lugar, como en la inmensa mayoría de los
explorados, no hay evidencias de que compartieran tiempo y espacio. Es más,
desde el último neandertal que habitó la gruta hasta el primer sapiens que se
instaló allí bien pudieron pasar diez mil años, según los primeros sondeos.
Pero
tienen mucho valor. La Cueva de Ardales es un buen testimonio de la prehistoria
por su ubicación y por los secretos que aún esconde. Es el único yacimiento
malagueño incluido dentro del Itinerario Cultural Europeo 'Caminos del arte
rupestre' y ha atraído la atención de científicos de todo el mundo, incluidas
instituciones como el Neanderthal Museum de Alemania. Y eso que estas pesquisas
en la también llamada cueva de Doña Trinidad Grund solo llevan dos campañas.
«Nos quedan al menos otros seis años de intensos trabajos», indica Cantalejo.
En septiembre la Red Patrimonio Guadalteba, el Neanderthal Museum de Alemania y
las universidades de Cádiz y Málaga avanzarán las novedades en el Rectorado.
Hasta entonces, ya hay un nuevo motivo para visitar a los antepasados. La Cueva
de Ardales abre al público durante todo el verano.
La Cueva
de Ardales fue también refugio neandertal.-
El hallazo de cientos de
herramientas y restos de comidas demuestran que la gruta fue habitada miles de
años antes de la llegada del Homo sapiens.
Por Regina Sotorrío, en Diario
Sur, Sábado 20 de julio de 2013, pág. 42 y 43.
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