lunes, 8 de julio de 2013

San Jerónimo vuelve al Prado 'reconvertido' en un Ribera



EL MUSEO PRESENTA EL CUADRO RESTAURADO 

Y ATRIBUIDO AHORA AL MAESTRO DE JÁTIVA

San Jerónimo vuelve al Prado 'reconvertido' en un Ribera

http://www.elconfidencial.com/cultura/2013/07/08/san-jeronimo-vuelve-al-prado-reconvertido-en-un-ribera-124575/

 

Rubén Díaz Caviedes, 8 de julio de 2013



San Jerónimo vuelve al Prado 'reconvertido' en un Ribera
'San Jerónimo escribiendo', de Ribera. (PRADO)


San Jerónimo vuelve a ser inquilino del Prado, aunque el santo que regresó este lunes a Madrid no es exactamente el mismo que se marchó a las Islas Canarias hace 73 años. Se fue un cuadro atribuido a Esteban March y volvió una obra de José de Ribera, para empezar, o eso dicen los expertos. Además, el que cuelga ahora de las paredes de la Sala 7 del Prado es un San Jerónimo escribiendo más nítido y claro que el anterior, después de que la pintura del siglo XVII haya sido sometida a un exhaustivo proceso de restauración.
"Se trata, sin ninguna duda, de una obra del joven Ribera, que es el que más interesa últimamente", explicó a la prensa este lunes Javier Portús, jefe de Pintura Española del museo. "El Prado expone el mayor número de obras de Ribera a partir del año 30, de sus últimos 20 años, y hacían falta obras fechadas del año 10 al 30. Era una laguna que parecía insalvable", afirmó.


Tan insalvable que, hasta hoy, el Prado contaba oficialmente con una única obra del primer Ribera, La resurrección de Lázaro –1616–, que compró en una subasta en Nueva York en 2001 por algo más de 2,5 millones de euros. Una década más tarde, en 2011, cuando el museo organizó la exposición El joven Ribera con hasta 32 obras de la primera etapa del pintor, La resurrección de Lázaro fue la única contribución del museo a la propia exhibición, organizada mediante intercambios y cesiones.
Poco sabían entonces los expertos del Prado que en sus fondos contaban con un Ribera primerizo de semejante magnitud. En realidad el atribulado San Jerónimo escribiendo –que se atribuyó primero al maestro de Játiva; después a Massimo Sranzione, un pintor coetáneo y, como él, de la escuela napolitana; más tarde a March, valenciano; y finalmente de nuevo a José de Ribera– siempre ha estado en posesión del Prado, pero en 1940 la pinacoteca lo cedió en depósito a la Casa-Museo Colón de Las Palmas de Gran Canaria. 


Allí Fernando Rayón primero y después el historiador Gianni Papi propusieron la autenticidad del depuesto Ribera, incidiendo en las "similitudes compositivas y estilísticas con varios cuadros realizados por ese pintor en torno a 1615, como alguno de los que integran la serie de Los Sentidos", según detalla el Prado en un comunicado. "Con ellos comparte una precisión descriptiva y un uso muy tenebrista de la luz, que tiene su origen en una asimilación muy personal de los modelos de Caravaggio".


Es precisamente en esta primera etapa de su evolución cuando el españoleto se dejó influenciar más por el estilo italiano –Ribera pintó fundamentalmente en Parma, Roma y Nápoles–, en particular el de Caravaggio. En esta época el pintor parió obras como El juicio de Salomón –1609–, Jesús entre los doctores –1612– o La negación de San Pedro –1615–, cuadros todos caracterizados por la truculencia de sus personajes, el tenebrismo y el hieratismo de las figuras, lejos aún del tono más colorista y vitalista, influencia flamenca, al que evolucionaría posteriormente.


Restauración

La obra, que figuraba en las colecciones reales del Museo –concretamente, en la de Isabel de Farnesio– y se ha intercambiado a la Casa-Museo Colón de Las Palmas por San Andrés –1631–, también de Ribera, ha sido sometida a un intenso proceso de restauración con la intención de devolverle el mayor parecido posible con la obra original y garantizar su integridad futura.




"El cuadro llegó al Museo con problemas en todo su perímetro, debido a humedades y a un antiguo ataque de xilófagos, y con una superficie pictórica que si bien conservaba su integridad, presentaba un aspecto anómalo, debido a la oxidación de sus barnices, a las irregularidades de su superficie que produjo una antigua forración, y a una limpieza selectiva anterior, que se había concentrado en algunas zonas en detrimento de otras", detalla el Prado.



"Durante su proceso de restauración se han asentado y regularizado sus bordes, se han eliminado la polución y los barnices oxidados, se han reintegrado algunas faltas puntuales, y se ha sometido el cuadro a una limpieza que ha dado como resultado la recuperación de numerosos planos espaciales y, con ella, de la corporeidad del santo". 


Junto al renovado Ribera los expertos del Prado han presentado en sociedad también El triunfo de San Hermenegildo, de Herrera el Mozo, y María Luisa de Parma con tontillo, de Francisco de Goya, ambas restauradas también con el apoyo de la Fundación Iberdrola. 


La primera, una obra "excepcional", según Portús, siempre ha ocupado un lugar destacado en el museo ya que "con ella empieza el auténtico barroco en la pintura española", según el conservador, que indicó que la restauración ha devuelto el dinamismo y la iluminación al cuadro. En la segunda "se ha recuperado la belleza del colorido y sus gradaciones e intensidades", según detalla el Prado, "al desaparecer con la limpieza la gruesa capa de barnices amarillentos" que cubrían la obra.

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