ESQUELA
Salvador de Quinta Garrobo (1955-2015)
La cultura de Utrera
Es una apasionante historia
de amor la de Salvador de Quinta Garrobo y el pueblo que lo viera nacer, hace unos
sesenta años (1955). Pero con la peculiaridad de que el culto periodista y escritor
utrerano se ha mantenido siempre fiel a una de las ciudades de España que mayor
personalidad histórica, cultural y patrimonial atesoran: Utrera.
Salvador
ha dado su vida por dinamizar la actividad social y cultural de su pueblo, convertido
gracias a él en uno de los referentes más importantes de Sevilla. Así es como Salvador
se valió desde su municipio para ir engrandeciendo también la historia cultural
de Andalucía, después de educar, construir y proyectar Utrera al exterior,
nutriéndose fundamentalmente de la defensa del legado de sus antepasados y el
respeto a las tradiciones locales.

De
su padre Salvador de Quinta, articulista también este periódico, recibió el
relevo generacional de una Utrera, arcaica y algo desfasada, que Salvador se
empeñó en cambiar por completo hasta introducirla en los umbrales de la
modernidad. Dijo en una ocasión fray Carlos Amigo Vallejo que no se había reído
más en su vida, que los días en los que leyó Gracia y Desgracia de Utrera en el año de la pera, escrito por el
padre del fallecido. Pero si lee el que hace unos años escribió su hijo
Salvador, titulado 60 años de Utrera,
como recopilatorio de las revistas «Cumbres» y «Vía Marciala», además de
troncharse va a poder enriquecerse con una infinidad de matices etnográficos
realmente diversos. Comparando ambos trabajos se entiende cuánto mejoró
Salvador la herencia recibida de su padre.
No
cabe duda de que el bueno de Salvador ha representado mucho para las
instituciones políticas, culturales y económicas de su localidad, no en vano ha
sido el alma de la obra cultural de Caja Rural de Utrera. Como buen conocedor de
nuestra riqueza cultural, entendía que el pueblo gitano es una parte esencial de
Andalucía, por lo que los gitanos de Utrera le deben todo ese gran trabajo que
realizó por integrarlos, un poquito más, en el ámbito sociocultural de su ciudad.

Ahora
comprendemos por qué este hombre, cuya verdadera aportación ha sido modernizar
culturalmente su entorno sin romper con la tradición, labró en vida un
monumento tan grande a la cultura y vivió tan locamente enamorado de Utrera.
Aunque también sabemos por qué quiso tanto a su mujer María Luisa, quien en
estos últimos años nos ha enseñado con ejemplaridad y dedicación solícita en qué
consiste el amor, con mayúsculas.
JULIO MAYO
Historiador
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