domingo, 11 de diciembre de 2016

La Sevilla Inmaculada en el año que nació Murillo (1617)


LA SEVILLA INMACULADA EN
EL AÑO QUE NACIÓ MURILLO (1617)

JULIO MAYO

ABC de Sevilla, jueves 8 de diciembre de 2016, pp. 32-33



   Parece como si Murillo hubiese sido elegido por la providencia divina para ser el pintor de la Inmaculada. ¿O no es revelador, quizá, que naciera el 31 de diciembre de 1617, pocos días después de que la Iglesia y el Ayuntamiento de Sevilla rindieran, de modo conjunto, juramento en defensa del nacimiento de María sin mancha (mácula) del pecado original heredado de Adán y Eva, como Madre de Dios? El pintor logró representar con inusitada genialidad las mejores virtudes de la mujer en la Virgen María, triunfante en el cielo sobre los pecados terrenales encarnados por las puntas encorvadas de la luna creciente, pese a la advertencia efectuada por algún tratadista del arte sobre la irreverencia que constituía. La imagen, posada sobre los cuernos, denuncia, con cierta sutilidad, la inmoralidad de una sociedad contaminada de placeres mundanos, que también hace alusión a las infidelidades que se cometían en aquella Sevilla del pecado, colmada de «mundarias», capital de la opulencia (ostentación y búsqueda desordenada del ocio), como versión más denigrante de la riqueza.

Un fraile dominico del convento sevillano de Regina Angelorum se manifestó en una prédica, el año 1613, en contra del pronunciamiento inmaculista, frente a la opinión de los franciscanos y jesuitas (concepcionistas), originándose en consecuencia una escandalosa protesta popular. De inmediato, el arzobispo don Pedro de Castro y Quiñones se posicionó como defensor del culto a la Purísima, y ordenó que se persiguiese y denunciase a los impugnadores de la piadosa creencia. Este asunto conflictivo de origen religioso, en el que terminaron mezclándose también intereses políticos, sociales y culturales, llegó a Roma, y Sevilla costeó un nuevo viaje de la embajada concepcionista, que había acudido unos meses antes, encabezada por los padres Bernardo del Toro y Mateo Vázquez de Leca, aunque en esta ocasión consiguió obtener un importante gesto de adhesión a la causa.

El trabajo de exploración documental que en estos años venimos realizando en el Archivo de la Catedral de Sevilla, nos permite documentar el respaldo brindado por la monarquía española a esta iniciativa, erigiéndose en el principal interlocutor de la reivindicación ante el Papa. En el cabildo celebrado el 4 de octubre de 1616, se notifica a los canónigos de una carta firmada por el rey Felipe III, en la que agradece a la Iglesia de Sevilla el éxito conseguido por la comitiva que había viajado al Vaticano. Esta comunicación regia, en la que el monarca informa también de las instrucciones trasladadas al embajador español ante la Santa Sede, para facilitar la misión de los delegados sevillanos, demuestra el alto grado de compromiso asumido por nuestro Imperio hispánico respecto al postulado promovido desde Sevilla, y que la defensa del misterio se había convertido ya en una importante cuestión de Estado.

Resultado de imagen de inmaculada murillo El domingo 15 de octubre, a eso de las diez de la noche, la ciudad estalló en júbilo al llegar el buleto del Papa, Paulo V, refrendando el apoyo pontificio a la cuestión de la Pura y Limpia Concepción de María. A aquella misma hora comenzó a repicar la Giralda, tal como precisa uno de los libros del archivo que recogen anotaciones de los distintos rituales litúrgicos. Al siguiente día, el lunes 16, se leyó en sesión capitular el breve de su santidad, en cuyas actas hemos consultado las medidas disciplinares que se mandaron cumplir desde Roma contra quienes no defendiesen que «Nuestra Señora la Virgen María fue concebida sin pecado original». Aquella misma mañana, el señor arzobispo dispuso más toques de campanas y que se iluminara el campanario de noche «acompañados con chirimías y trompetas». Se acordó organizar una procesión con la Virgen de los Reyes en acción de gracias por la feliz consecución, y durante diferentes días y noches se celebraron desfiles de máscaras y torneos, como el de los gorreros en las gradas en la plaza.

A pesar de la crisis económica y las continuas desgracias, el siglo XVII fue el de mayor esplendor y embellecimiento festivo del barroco. La fiesta se había convertido en manifestación del triunfalismo religioso y también político, por lo que los festejos le otorgaban una credibilidad aún mayor a la monarquía católica como sistema de gobierno. Aquella exultante efervescencia se trasladó al infierno de la calle, y el asunto inmaculista llegó a convertirse en un verdadero problema de orden público, sobre todo contra los dominicos, para cuyas celebraciones callejeras pidió el consistorio hispalense el apaciguamiento de las masas. Por esta razón, la disposición papal procuró poner orden en medio del debate que se había suscitado en torno al misterio entre frailes de distintas órdenes. Pero no colmó la aspiración sevillana de una declaración dogmática.

El 8 de diciembre de 1617, Iglesia y Ayuntamiento se pusieron de acuerdo y formalizaron juntos un acto de juramento en favor del misterio en el transcurso de la misa pontifical, celebrada el día de la festividad litúrgica de la Inmaculada Concepción en el altar mayor del templo metropolitano. El juramento, prestado tras el sermón bajo la fórmula propuesta por la clerecía, con la complacencia de los concejales, fue el primer pronunciamiento oficial de las dos instituciones unidas, después de que ya lo hubiesen rendido de forma particular otras corporaciones locales, como un gran número de cofradías. Documentos municipales y eclesiásticos revelan que la idea de hacerlo de modo asociado partió del propio arzobispo. El Ayuntamiento acordó participar y aprovechar así «la ocasión que se le ofrece de demostrar su piedad y devoción que tiene a la Limpia Concepción de Nuestra Señora», porque «será un acto de muy gran mérito». Un acuerdo municipal adoptado el 29 de noviembre, recoge de forma expresa el gran fervor que se le profesaba a esta advocación, y recalca la ejemplaridad que constituía para la cristiandad y hasta el propio Estado.

Después se organizó la procesión por el interior de las naves, con parada y estación en la capilla de los Reyes. Participaron los Seises, que bailaron y cantaron celebrando la fiesta, tal como la propia Iglesia había pedido también al Ayuntamiento, para que si fuera oportuno previniese la inclusión de «algunas danzas que regocijen el lugar aquel día». La invitación se extendió al vecindario, y este engalanó con colgaduras los balcones e iluminó sus casas. En la Torre del Oro se colocaron banderas y gallardetes, así como un estandarte en el que podía leerse: «María concebida sin pecado original». A la hora del juramento, desde diversas embarcaciones del río se dispararon atronadoras salvas en honor de este misterio.

Se guardan en la biblioteca Colombina varios impresos publicados en 1617 y 1618, que relacionan las fiestas dedicadas a la Inmaculada. Describen con minucias, bailes, mascaradas, torneos, juegos de cañas con libreas y regocijos de toros que se hicieron en el último mes del año. La conjunción de todos estos elementos expresivos pone de manifiesto la antigua raigambre del riquísimo acervo cultural hispalense.


Iconografía de la Inmaculada

Francisco Pacheco sugiere en su Arte de la Pintura, concluido en 1641, que la Inmaculada ha de pintarse con túnica blanca y manto azul, que es como se le apareció a la portuguesa doña Beatriz de Silva. Un sol resplandeciente cercará toda la imagen, unido dulcemente con el cielo, tal como aparece metaforizada en la mujer amada del Cantar de los Cantares, o en la mujer revestida de sol que se sugiere en el Apocalipsis. El tratadista Pacheco recomienda que la imagen apareciese coronada con doce estrellas, compartidas en un círculo claro entre resplandores. La cabeza debía adornarse con una corona imperial, sin que cubra a las estrellas. Debajo de los pies, habrá de hacerse visible la media luna pero con las puntas hacia abajo. Destaca Pacheco que el padre sevillano Luis del Alcázar había escrito sobre esta cuestión de la media luna que: «suelen los pintores poner la luna a los pies de esta mujer, hacia arriba¸ pero es evidente entre los doctos matemáticos, que si el sol y la luna se confrontan, ambas puntas de la luna han de verse hacia abajo». Por esta razón, defendía Pacheco, que la mujer del Apocalipsis no estaba aposentada dentro de la cuna, sino sobre la cima con las puntas invertidas.



Don Quijote, defensor de la sin Mancha

Igual que otros muchos caballeros andantes, don Quijote es representado como defensor de la Inmaculada Concepción. La aparición de la segunda parte del Quijote, en 1615, coincidiendo con toda la explosión inmaculista –término acuñado por el historiador sevillano, don Antonio Domínguez Ortiz–, supuso un gran impulso para la difusión de los principales personajes de la obra. El 26 de enero de 1617 se organizó precisamente en Sevilla una cabalgata de estudiantes con dos caricatos. Uno, haciendo de Quijote, con lanza y rodela, llevaba un cartel a la espalda que decía: «Soy don Quijote el manchego / que aunque nacido en la Mancha / hoy defiendo a la sin mancha». Se convirtió en una tradición extendida la participación de los personajes de don Quijote y Sancho Panza en las mascaradas, representando el primero, el sacrificio y el segundo, el pecado. En otros festejos andaluces, como los celebrados en Baeza y Utrera, don Quijote y otros caballeros andantes defienden con sus armas y emblemas la Concepción Inmaculada de María.


Final
Y si por una mujer vino el pecado, por una mujer vendrá la salvación. Murillo terminará plasmando con su pincel toda aquella gran dialéctica religiosa y política de la Inmaculada Concepción, en contraposición a las tesis de la reforma protestante, y alcanzará a construir un verdadero icono para Sevilla. Con el evangelio de su pintura, catequizó mucho más que cualquier predicador y ayudó a hacer comprensible una teología mariológica entre el sentir popular, como ni tan siquiera consiguió hacerlo el mismísimo escultor, Juan Martínez Montañés, con la Inmaculada que talló para la catedral en 1630, pese a su pertenencia a la erudita congregación de la Granada. Este año próximo de 2017, conmemoraremos cuatro siglos del nacimiento del pintor, pero se cumple también, otros cuatrocientos años del juramento concepcionista proclamado por los cabildos catedralicio y municipal, hito trascendental para entender qué papel ocupa en la consecución de la definición dogmática del misterio (1854), la ciudad que mejor tiene pintado el azul de su cielo.



JULIO MAYO, HISTORIADOR


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viernes, 2 de diciembre de 2016

Recensión. La escultura en madera del Gótico final en Sevilla. La sillería del coro de la Catedral de Sevilla

Resultado de imagen de escultura en madera sevilla hernandez gonzalezRECENSIÓN 

de FRANCISCO JAVIER HERRERA GARCÍA, 

de la obra de HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: 
La escultura en madera del Gótico final en Sevilla. La sillería del coro de la Catedral de Sevilla. Sevilla: Diputación Provincial, 2014, 413 pp. ils. en color y gráficos. (ISBN: 978- 84-7798-352-1). 

En ARCHIVO ESPAÑOL DE ARTE, LXXXVIII, 350 ABRIL-JUNIO 2015, pp. 205-214





SÁNCHEZ RAMOS, V.; GUTIÉRREZ NÚÑEZ, F. J.: “La Virgen del Coral y la compleja historia de un culto antiguo de la Sevilla barroca”,



SÁNCHEZ RAMOS, V.; GUTIÉRREZ NÚÑEZ, F. J.: 

“La Virgen del Coral y la compleja historia de un culto antiguo de la Sevilla barroca”, 

en 

SÁNCHEZ RAMOS, V. (ed.): María, Regina naturae. Congreso Mariano Nacional sobre Advocaciones de la Virgen vinculadas a la naturaleza Historia, arte y cultura. Actas, 

Almería - Granada, 2016, pp. 522-536.





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lunes, 7 de noviembre de 2016

J. Mayo. La primera salida extraordinaria del Gran Poder, en 1680

LA PRIMERA SALIDA EXTRAORDINARIA
DEL GRAN PODER, EN 1680

JULIO MAYO

en ABC de Sevilla, sábado 5 de noviembre de 2016, pág. 26




En la historia del Señor de Sevilla, un punto de inflexión subrayado es la salida que realizó en la cuaresma de 1680 a la Santa Iglesia Catedral –hasta ahora la primera documentada–, cuando acudieron varias hermandades antes de Semana Santa, «a implorar la Misericordia del Señor…», debido a la amenaza de un brote de pestilencia y los estragos de una terrible sequía que perjudicaba a las cosechas agrícolas. Aquel ritual de rogativas por falta de lluvias significó para la imagen, que había sido tallada sesenta años antes por Juan de Mesa (1620), el reconocimiento público de la admiración fervorosa que estaba comenzando ya a acaparar, y constituyó además el inicio de una rápida progresión devocional que terminó convirtiéndola en la advocación más importante de la ciudad.

El hambre comenzó a hacer mella y se generó una alarmante situación de pánico colectivo. Entonces, la Iglesia sevillana se anticipó a organizar un recorrido procesional con la Virgen de los Reyes, antes que el Ayuntamiento concretase su dispositivo de plegaria institucional, en torno al crucificado del convento de San Agustín, que no salió hasta once días después. Cada institución poseía, por tanto, una preferencia cultual distinta, por lo que el cabildo catedralicio no dudó en permitir que algunas cofradías entrasen en el templo metropolitano con antelación a la procesión general propuesta por el consistorio. Y la primera que lo hizo fue la del Traspaso, con su Santo Cristo, establecida entonces en el convento franciscano del Valle (hoy de la hermandad de los Gitanos).

Hacía tres meses que no llovía y se pagaba a precio de oro la fanega de trigo (no digamos ya, las hogazas de pan). El pueblo sentía una gran desolación por las desgracias tan continuadas que venía padeciendo. A la peste de 1649 y 1650 se unieron los daños ocasionados por las inundaciones, hambrunas, guerras y otras adversidades que sobrevenían –según la mentalidad religiosa barroca– como castigos por los pecados cometidos por la sociedad. A partir de la segunda mitad del siglo XVII, el modelo de la rogativa fue empleado con reiteración, por los poderes eclesiásticos y civiles, como la mejor herramienta para remediar las calamidades públicas. El entonces arzobispo, don Ambrosio Ignacio Espínola y Guzmán, se propuso paliar «la seca» de 1680 con la celebración de actos penitenciales, propios de las manifestaciones de la religiosidad popular sevillana.

En el archivo de la catedral puede leerse en un libro manuscrito, que recoge algunas noticias históricas, esta cita literal: «El martes 19 de marzo la cofradía del Traspasso sacó al Santo Xpto en procesión, pasó por esta Sta Yglesia, entró por la puerta de Sn Miguel toda la nave aRiba y pasó por la capilla Real y se le abrió la puerta de los Palos». Sus cofrades, en efecto, habían solicitado a los canónigos, el día anterior a la festividad de San José, que les dejasen atravesar las naves: «rogando a Jesús, Nuestro Señor, –con el propósito de que– nos socorra con agua remediando la necesidad que padecen los campos». Se consagró de este modo la acción penitencial de ruego y súplica ferviente dirigida a la divinidad a través de su titular cristífero. El cortejo, acompañado también por los frailes franciscanos del Valle, no itineró por el interior como acostumbraba cuando entraba en Semana Santa. El Gran Poder pasó por detrás del presbiterio ante la capilla de la Virgen de los Reyes, pues el deán, don Francisco Domonte, no ordenó quitar la crujía para que pasaran las cofradías entre el coro y el altar mayor, hasta el día después.

La extrema precariedad del momento propició que aumentase de modo considerable el número de penitentes, por lo que las hermandades alcanzaron un gran auge. Precisamente, la del Dolor y Traspaso de Nuestra Señora y Jesús Nazareno procesionaba desde 1669 la mañana del Viernes Santo. En su estación de Semana Santa a la catedral visitaba también el templete de la Cruz del Campo, yendo por la Calzada un buen número de hermanos de luces, disciplinantes e incluso hasta cofradas. 

Curiosamente, entre 1678 y 1680 desempeñó el cargo de mayordoma y priosta, Laura Delgado, una de las pocas mujeres que hasta la fecha han formado parte de su junta de gobierno. La ubicación periférica de la iglesia del Valle, no impidió que se inscribiesen hermanos de cierto poder adquisitivo, dedicados al comercio, como don José García de Verastegui o Andrés Hipólito de Tamariz, quienes favorecieron que se desarrollase una etapa de esplendor a finales del seiscientos. Fue en aquel tiempo cuando el prestigioso escultor utrerano, Francisco Antonio Ruiz Gijón, autor del Cachorro, realizó el asombroso paso del Señor (1688–1692).

Contó la hermandad con el apoyo difusor de los franciscanos, cuya orden religiosa ayudó mucho a extender la devoción al Cristo, tanto dentro como fuera de nuestra urbe. De hecho, la llevaron hasta América, donde se venera una imagen con el mismo título en Quito (Ecuador) desde el siglo XVII.

La devoción más popular

Su participación en las invocaciones de 1680 le hace prefigurar a la imagen del Gran Poder entre las de mayor atracción piadosa de aquella Sevilla del Siglo de Oro, después de que el clero facilitase su participación en los ceremoniales de súplica. 

En los últimos años del siglo XVII llegó a cambiar su establecimiento canónico en dos ocasiones, hasta asentarse en la céntrica parroquia de San Lorenzo (1703). El apoyo de nuevos hermanos acaudalados de la élite local, resultó determinante para destronar la capitalidad que ostentaban devociones medievales, como la Virgen de la Hiniesta o el Santo Crucifijo de San Agustín, por las que históricamente había apostado el ayuntamiento para cumplimentar sus votos de promesa. Algunos de los miembros de las estirpes nobiliarias que veneraban al crucificado agustino de la Puerta Osario, a cuya hermandad estaba obligada la del Traspaso a dejar túnicas para los cofrades de luz, pasaron en generaciones posteriores a incorporarse a la cofradía del Señor. En 1706, volvió a salir de modo extraordinario pidiendo que el rey Felipe V recuperase el principado de Cataluña y reino de Valencia, en plena Guerra de Sucesión española. De su empoderamiento milagroso dio buena fe el beato capuchino fray Diego José de Cádiz, quien, en la segunda mitad del siglo XVIII, escribió sobre su fama pública y la multitud de prodigios que se le atribuían. Ya en el siglo XIX era la imagen de mayor contemplación, tal como acreditan en sus libros Manuel Serrano Ortega y Francisco Almela.

Por encima de su meritoria calidad escultórica, el Gran Poder compendia una singular teología popular que lo hace ser visto por el pueblo sevillano como su auténtico Dios. Como protector, transmite convicción y una fortaleza sobrenatural para cargar con la pesada cruz, definida por mi paisano Romero Murube, como la de «todos los pecados del mundo». Y lo que realmente conquista nuestros corazones, es su valentía. La de esa zancada eterna que da al frente guiándonos y abriéndonos el camino.


JULIO MAYO, HISTORIADOR

Gutiérrez - Hernández. “El Gran Poder y su regreso a San Lorenzo tras la Semana Santa de 1828”




La cofradía del Gran Poder como marcaban sus Reglas y la tradición inició su estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, 4 de abril de 1828. Durante su recorrido, la lluvia sorprendería al cortejo procesional, el cual se fragmentó en dos [1]. El paso de Nuestro Padre Jesús se refugiaría en la iglesia parroquial de San Miguel, mientras que el de María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso, lo haría en la iglesia del antiguo Hospital de San Antonio Abad, entonces ocupado por la comunidad franciscana procedente del convento de San Diego.
No era ni la primera ni la última vez que las inclemencias del tiempo deslucían una Semana Santa, lo curioso fueron los acontecimientos que se sucedieron a lo largo de ese mes de abril, ya que ambas imágenes por diversas circunstancias estuvieron algo más de dos semanas sin regresar a su sede de la parroquia de San Lorenzo [2]. Finalmente lo harían en la tarde del martes 29 de abril.
Aprovechando tan inusual visita, la Archicofradía del Santísimo Sacramento establecida en San Miguel, en Cabildo celebrado el 6 de abril (Domingo de Resurrección), acordó realizar una solemne función en honor de la imagen de Jesús del Gran Poder, como lo comunicó por carta a la hermandad del Silencio, dada la condición de esta última como depositaria accidental de la imagen de la Virgen. Al frente de la corporación sacramental estaba por aquel entonces Miguel Laso de la Vega. Y D. Félix González de León, D. Pedro Muñoz y Blanco y D. José María Blanco figuran como diputados comisionados para tratar del traslado de la Virgen.
La función que se celebró en San Miguel consistió en una misa cantada a las 10 de la mañana del viernes 11 de abril, siendo expuesto el Santísimo Sacramento para la adoración de los fieles, en tanto que por las noches se harían otros ejercicios piadosos acostumbrados. Fue organizada por la Sacramental en unión de la hermandad de la Sagrada Entrada en Jerusalén, también con sede entonces en esa parroquia.
         La descoordinación comenzó cuando las hermandades anfitrionas de ambos templos, la Sagrada Entrada en Jerusalén y la de Nuestro Padre Jesús Nazareno (El Silencio), no se pusieron de acuerdo en realizar el traslado de ambas imágenes de la cofradía del Gran Poder de forma conjunta y querían realizarlo por separado.
Ante tal hecho los hermanos del Gran Poder estarían atónitos, al negárseles que ellos mismos pudieran realizar el traslado de sus imágenes. Todo el asunto llegó al Fiscal General del Arzobispado el 16 de abril, quien mostró su disconformidad a que las hermandades anfitrionas llevaran a cabo dos traslados en dos momentos distintos, porque además estaban preparando para ello “una pompa” que tenía “más de lujo que de culto religioso”. Puso en conocimiento de todo ello al Provisor Vicario General, cargo que ejercía el Licenciado D. Diego García de Lerma Pizarro (Racionero de la Santa Iglesia Catedral).
El 17 de abril el señor Provisor dictaba un auto, ordenando que se les comunicara a los Hermanos Mayores de ambas corporaciones (Silencio y Entrada en Jerusalén) y al cura de San Miguel, que no pusieran obstáculos en la entrega de las imágenes al Hermano Mayor y cofrades del Gran Poder, que regresarían en procesión hasta San Lorenzo, sólo con el acompañamiento de la cruz parroquial y sin representación del clero.


Camino de la Catedral de Sevilla. Salida extraordinaria, jueves 3.XI.2016 
(Fotografía: María Lucía Gutiérrez Núñez)

A ambas corporaciones les solicitó mesura y moderación en su celo y cultos a las sagradas imágenes, y que el culto se realizara dentro de las iglesias, “sin que ni en comunidad ni en particular salgan de sus puertas con motivo ni pretexto alguno, ni preparen aparatos de exterioridad para la calle y plaza inmediatas a las nominadas iglesias sin obtener el correspondiente permiso de la autoridad (…)”; si fuera así tendrían que dirigir oficios o comunicaciones por escrito al Asistente Intendente de Policía para su aprobación.
Recordemos que estamos en una época marcada ya por la herencia intelectual de la Ilustración y el pensamiento político del Liberalismo, en la que las autoridades civiles y en menor grado las eclesiásticas veían las manifestaciones de la religiosidad popular como una herencia de los tiempos del Barroco, espontánea, efusiva y vitalista, que había ahora que encauzar por senderos más “racionales”. Y como estas expresiones festivas y religiosas habían generado a lo largo de la historia diversos conflictos e incidencias, el Estado toma ahora las riendas para demostrar que, por encima de la Iglesia, tiene que tomar cartas en el asunto en la medida en que el orden público pueda verse alterado.
 Mediante autos emitidos los siguientes 22 y 25 de abril, el Provisor estableció que la vuelta sería por las mismas calles por las que lo hubiera hecho el día de Semana Santa, prohibiendo además a la Archicofradía del Santísimo de San Miguel, que fuera en el acompañamiento de vuelta. Además, se fijaba el momento del traslado de regreso a San Lorenzo, para el martes 29 de abril por la tarde.
Y en efecto en dicho día se llevó a cabo esta procesión de vuelta, que no estuvo exenta de alguna incidencia, según se expone en la carta remitida por D. Francisco de Paula Vega, cura de San Miguel, el siguiente día 30.
Narra como el día anterior llegó a la Parroquia el Mayordomo de la cofradía del Gran Poder para recoger a su “sagrada efigie y pasearla por los tres frentes de la Plaza del Duque, y que parándola en dicha Plaza, esperase allí hasta tanto que trayendo la sagrada imagen de la Santísima Virgen del Mayor Dolor que se hallaba en San Antonio Abad, la reuniesen en dicha Plaza y formar después la procesión hasta San Lorenzo”.
El cura Vega considera indecoroso y poco reverente “sacar la imagen de Nuestro Padre Jesús de una iglesia, y presentarla en una plaza pública, para hacerla esperar más de media hora a que llegase otra imagen para formar procesión en un paraje puramente profano”.
Pero, temeroso de que se originasen disensiones y escándalos, aumentados por la murmuración del pueblo que no comprendía el retraso de la vuelta de las imágenes al templo, el cura Vega no se opuso al traslado planteado de esta forma. Aunque dispuso como medida de seguridad que cuando las andas procesionales llegasen a la puerta de la iglesia de San Miguel, “en el momento mismo en que se presentaba su Real Cofradía”, se cerrase la entrada al templo.
Esta medida estaba encaminada a “que no entrando ni saliendo ninguna de las personas que pertenecían a dicha Real Cofradía”, los cofrades no tuviesen ocasión de encontrarse con aquellos que se creían ofendidos por los planteamientos del cura y así evitar alteraciones del orden en el interior del templo. Así “tan luego como salió dicha Sagrada Efigie de la Parroquia, fueron cerradas las puertas de ella como el mismo objeto”.
Finalmente, el regreso de las imágenes a la parroquia de San Lorenzo fue celebrado con una función que costearon las hermandades radicadas en la hoy desaparecida parroquia de San Miguel [3], poniendo fin a este curioso episodio de la historia de la hermandad del Gran Poder del que se tenían ligeras referencias.
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[1] CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: Anales de las cofradías sevillanas. Editorial Castillejo, Sevilla, 1991. Pág. 361, fecha erróneamente este suceso el anterior 28 de marzo.
[2] ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVILLA, sección III (Justicia), serie Hermandades, legajo 9803, nº 6, expediente 2.
[3] GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico: “Pontificia y Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor y Traspado. Basílica del Gran Poder. Sevilla”, en Nazarenos de Sevilla, tomo I. Ediciones Tartessos, Sevilla, 1997. Pág. 337.  

lunes, 17 de octubre de 2016

XVII Jornadas de Historia de Llerena. La España del Quijote. Llerena 21 y 22 de octubre de 2016

XVII Jornadas de Historia de Llerena. 

La España del Quijote. Historia y Literatura. 
IV Centenario de la muerte de Cervantes.

Centro Cultural La Merced, Llerena, 21 y 22 de octubre de 2016. 

Programa y resúmenes:

cervantesllerena

VIERNES 21 DE OCTUBRE DE 2016
  • 16’30-17’00h: Recepción a los asistentes y retirada de la documentación
  • 17’00h: Inauguración oficial de las XVII Jornadas de Historia en Llerena
  • 17’15H: PRIMERA PONENCIA: El deambular de Cervantes, por D. Alfredo Alvar Ezquerra, Profesor de Investigación en el Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Cientí- ficas (CSIC), Madrid.
  • 18’15h: Debate
  • 18’30h. Descanso. Café (patio del Complejo Cultural La Merced)
  • 19’00H: LECTURA DE COMUNICACIONES
  • 19’00h: Uno de los otros Álvarez Guerra: Juan Álvarez-Guerra y de la Peña (1805-1889), autor de Sol de Cervantes Saavedra, por D. José María Lama
  • 19’15h: Sociedad local, oligarquías municipales y defensa del territorio. Las milicias concejiles de Fregenal de la Sierra y el ataque inglés a Cádiz de 1596, por D. Rafael Caso Amador y D. Juan Luis Fornieles Álvarez
  • 19’30h: Sobre la educación del pueblo en la España del Barroco. Un colegio jesuita para Fuente de Cantos, por D. Felipe Lorenzana de la Puente
  • 19’45h: Rescate de un cómic del siglo XVI: crónica de un judío en la conquista de México, por D. Francisco Javier Mateos Ascacíbar
  • 20’00h: Análisis de la instrucción pública en el partido judicial de Llerena entre 1857 y 1900, por D. Ramón Tena Fernández, D. José Soto Vázquez, D. Ramón Pérez Parejo, D. Francisco Javier Jaraíz Cabanillas y D. José Antonio Gutiérrez Gallego
  • 20,15h: Debate
  • 20’30H: CONFERENCIA-AUDICIÓN: La Música en tiempos de Cervantes y Shakespeare, por D. Miguel del Barco Díaz, profesor de Órgano, Clave e Historia de la Música del Conservatorio Oficial de Música Hermanos Berzosa de Cáceres
SÁBADO 22 DE OCTUBRE DE 2016
  • 10’30H: SEGUNDA PONENCIA: Perfiles sociológicos de la España de Cervantes: la visión cervantina de un mundo conflictivo, por D. Rogelio Reyes Cano, Catedrático Emérito de Literatura Española de la Universidad de Sevilla.
  • 11’30h: Debate
  • 11’45h: Descanso. Café (patio del Complejo Cultural La Merced)
  • 12’15H: LECTURA DE COMUNICACIONES
  • 12’15h: Llerena en el siglo XVI, según sus Ordenanzas, por D. Manuel Maldonado Fernández
  • 12’30h: Miguel de Cervantes a los pies de la Giralda. Una fe, una ciudad, una verdad, por D. José Gámez Martín
  • 12’45h: La ciudad de Málaga que vio Miguel de Cervantes, por D. José Villena Jurado
  • 13’00h: Concordia para ceder al convento de Santa Ana de Badajoz los bienes de los padres claustrales en el siglo XVII, por D. Juan Becerra Torvisco
  • 13’15h: Guerreros en época de paz: hidalgos y samuráis en paro, por D. Santiago Aragón Molina
  • 13’30h: La mina de azogue de Almadén en la época del Quijote, por D. Ángel Hernández Sobrino, Dª María Silvestre Madrid y D. Emiliano Almansa Rodríguez
  • 13’45h: Grafitos históricos de la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves en la Alcazaba de Reina: Otro caso de representación popular de barcos con carácter votivo, por D. José Ángel Calero Carretero y D. Juan Diego Carmona Barrero.
  • 14’00h: Debate
  • 14’15h: Comida (patio del Complejo Cultural La Merced)
  • 16’00H: VISITA GUIADA al yacimiento arqueológico de Regina. El autobús sale a esta hora de la Plaza Donantes de Sangre, frente a la Oficina de Empleo. Los interesados deberán reservar plaza previamente, teniendo preferencia los inscritos.
  • 18’00H: TERCERA PONENCIA: La mejor salsa del mundo: la gastronomía en el tiempo de Cervantes, por Dª María Ángeles Pérez Samper, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Barcelona.
  • 19’00h: Debate
  • 19,15H: LECTURA DE COMUNICACIONES:
  • 19’15h: Extremadura-La Mancha: similitud entre sus cocinas, por Dª Felisa Zamorano Martínez
  • 19’30h: Cervantes mudéjar, por D. Agustín Romero Barroso
  • 19’45h: La capilla del Prior, y el retablo de Juan Bautista Vázquez el Viejo, en la Iglesia Mayor de Santa María de la Granada, un ejemplo de las formas manieristas para la Baja Extremadura, por D. Manuel del Barco Cantero.
  • 20’00h: Pintores y doradores en Llerena. Siglo XVII, por D. José Ignacio Clemente Fernández
  • 20’15h: Debate
  • 20’30: CLAUSURA DE LAS JORNADAS Durante las Jornadas se podrán visitar las siguientes exposiciones: - Exposición bibliográfica en el Centro Cultural La Merced: Ediciones del Quijote (colección Inmaculada Vázquez Dominguez / Luis Garraín Villa) - Exposición de graffiti en el patio del Complejo Cultural La Merced: En la frontera/On the border, de DaviSine (David Tena Morales)
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Julio Mayo Rodriguez. El descubrimiento del primer escudo de la unión entre Los Palacios y Villafranca

El descubrimiento del primer escudo de la unión entre Los Palacios y Villafranca

Este emblema es un espejo que proyecta la significación que la unión supuso en 1836



JULIO MAYO. Los Palacios 15/10/2016 


El descubrimiento del primer escudo de la unión entre Los Palacios y VillafrancaNuestro Archivo Municipal no conserva documentación histórica ninguna sobre el proceso de integración de ambas villas, consumado en 1836. Y no porque hubiesen quedado destruidos los legajos y expedientes por el incendio de 2013, sino por otras vicisitudes de diversa consideración que han impedido que los papeles siquiera llegasen a sobrevivir las primeras décadas de 1900. Esta circunstancia adversa nos llevó a tener que reconstruir este episodio tan importante de nuestra historia local, a través de otros archivos y centros documentales de ámbito provincial, regional y nacional.

En estos días que el Ayuntamiento impulsa la conmemoración del 180º aniversario de la unión, hemos tenido la fortuna de descubrir en el Archivo del Arzobispado de Sevilla una comunicación, fechada el 12 de junio de 1836, que remitió el alcalde don Juan García Vides al gobernador eclesiástico, suplicándole que dejasen ejercer como cura a su hermano don Miguel García en la parroquia del pueblo recién juntado. El oficio lleva estampado, en su parte superior, un precioso sello –primero que se conoce de la unión–, que luego dio origen al escudo municipal. 

El hallazgo ha venido a resolver muchas dudas sobre el origen del enlace poblacional. Certifica que el nombre que se le otorgó al municipio fue el de Los Palacios y Villafranca, después de que se hiciese desaparecer la referencia locativa «de la Marisma» de Villafranca. Pero una de las aportaciones más novedosas corresponde a la configuración de la escena central, ocupada por dos personas de distinta condición social que representan, por una parte, al administrador de la Casa de Arcos –estado señorial al que perteneció históricamente Los Palacios hasta la definitiva abolición de los señoríos en 1835–, y a un labrador de Villafranca de la Marisma. 

Estos aparecen curiosamente fundidos en un abrazo fraternal y no dándose la mano, como muestra el escudo actual. Queda patente así la gran victoria de aquellos hombres que consiguieron desterrar privilegios de siglos anteriores y plasmaron así el triunfo de la lucha social y política del momento. Subyace del icono un trasfondo ideológico que exalta la igualdad de los hombres. No solo ante Dios como había sido hasta entonces, sino también ante la ley y la vida misma.

La fusión de Villafranca de la Marisma con Los Palacios constituyó un hito en la distribución racional de la propiedad agrícola y organización del propio término municipal. Se impulsó un reparto equitativo de las tierras expropiadas por el gobierno a la Iglesia mediante la desamortización, y los terrenos de Propios del común se parcelaron para poder ser repartidos en lotes de tierras entre muchas familias, que pudieron comprarlas o alquilarlas. Los medianos propietarios terminarán convirtiéndose en el pilar fundamental de la sociedad local, naciendo así un nuevo movimiento obrero como alternativa al capitalismo.

Por tanto, este primer escudo es un espejo que proyecta la significación que la unión supuso en aquellos momentos del primer tercio del siglo XIX, en el que los pueblos sevillanos y españoles iniciaron su reorganización política, económica y sociocultural, al tiempo que comenzaron a establecer las bases para su desarrollo, después de que el ministro Javier de Burgos hubiese promulgado la división provincial de España en 1833.

Aquel histórico acuerdo de 1836, que encarna el logro de la lucha por la tierra y representa la pujanza de la actividad agroganadera, es a nuestro juicio el homenaje más hermoso que se le puede tributar a la memoria de aquellos y aquellas que han trabajado tanto, de sol a sol, porque son ellos verdaderamente quienes llevan escrita la historia de este pueblo en las palmas de sus manos encalladas y agrietadas, pero también rebosantes de humanidad.

domingo, 16 de octubre de 2016

Un poco de Historia. "Premios ASCIL a la Investigación Local en la Provincia de Sevilla" (2008-2016)


Estatuilla

ASOCIACIÓN SEVILLANA DE CRONISTAS E INVESTIGADORES LOCALES (ASCIL)

PREMIOS A LA INVESTIGACIÓN LOCAL EN LA PROVINCIA DE SEVILLA. Pretenden reconocer, promover y potenciar la labor y las iniciativas que los investigadores locales y las instituciones locales y provinciales realizan a favor de la historia y el patrimonio de nuestra provincia desde el campo de la investigación local.

Se establecen las siguientes modalidades:

• PREMIO AL FOMENTO DE LA INVESTIGACIÓN LOCAL, dirigido tanto a una institución o corporación como a una persona que haya destacado a lo largo de toda una trayectoria a favor de la investigación local.

• PREMIO AL MEJOR TRABAJO DE INVESTIGACIÓN LOCAL. Se reconocerá tanto al autor/es de la obra como a la entidad patrocinadora.


RELACIÓN DE PREMIADOS (2008-2016)


EDICIÓN
A LA INVESTIGACIÓN LOCAL EN LA PROVINCIA DE SEVILLA

AL FOMENTO DE LA INVESTIGACIÓN LOCAL EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
A LA MEJOR OBRA DE INVESTIGACIÓN LOCAL EN LA PROVINCIA DE SEVILLA
I (2008)
Don Antonio Herrera García
Casa de la Provincia (Diputación Provincial)

Demografía, sociedad, instituciones eclesiásticas y religiosidad en El Coronil durante los siglos XVI y XVII de Antonio Ruiz Pérez y a la institución patrocinadora de la obra el Ayuntamiento de El Coronil

II (2009)
Don Evaristo Ortega Santos

Cajasol Obra Social

Patrimonio cultural y desamortización. Marchena 1798-1901 de Manuel A. Ramos Suárez y a la institución patrocinadora de la obra Área de Cultura e Identidad de la Diputación de Sevilla.

III (2010)
Don Leandro Álvarez Rey

Fundación Cruzcampo

El Rosario en la provincia de Sevilla de Carlos J. Romero Mensaque y a la institución patrocinadora de la obra el Área de Cultura e Identidad de la Diputación de Sevilla

IV (2011)
Don Salvador Hernández González

Asociación Amigos de Écija

La Villa de Castilleja de la Cuesta. Puerta del Aljarafe de Juan Prieto Gordillo

V (2012)
Don Francisco Ledesma Gámez

Archivo General del Arzobispado

Morón Consumatum Est de José María García Márquez y Miguel Guardado Domínguez y como institución editora a la editorial Planta Baja

VI (2013)
Don Julio Mayo y Equipo de Voluntarios de La Recuperación del Archivo Municipal de Los Palacios

Editorial Aconcagua

La familia García de Santiago. Una saga de imagineros y arquitectos de retablos en la Sevilla del Siglo de las Luces de Juan A. Silva Fernández y como institución editora al Área de Cultura de la Diputación Provincial

VII (2015)
Don José Cabello Núñez

Don Manuel Gavira (A título póstumo)

Patronato de Arte de Osuna
"La enseñanza en Coria del Río (Sevilla) hasta la Guerra civil (1734-1936) (Un modelo de escuela rural)" de Francisco Rojas Castellano y como institución editora la Diputación de Sevilla

"Economía e industria textil en la España moderna: El arte mayor de la seda de Ecija" de Antonio Valiente Romero y como institución editora la Universidad de Sevilla.

VIII (2016)
Don Francisco Amores Martínez

Asociación Cultural "Gertrudis Gómez de Avellaneda" de Constantina

"Cazalla de la Sierra. El país del aguardiente". Editado por el propio autor, Salvador Jiménez Cubero con la colaboración de la Asociación Cultural de Cazalla "José María Osuna" y el Excmo. Ayuntamiento.





ENLACES DE INTERÉS

I (2008)


II (2009)


III (2010)


IV (2011)


V (2012)

VI (2013)


VII (2015)


VIII (2016)