miércoles, 25 de mayo de 2016

“Cervantes y Andalucía. Comisario al Servicio de Su Majestad (XXIII Jornadas de Perfeccionamiento (Andalucía y América en el Barroco. Entre lo sagrado y lo profano - HESPÉRIDES)

“Cervantes y Andalucía. 

Comisario al Servicio de Su Majestad”.

Valeriano Sánchez Ramos – José Cabello Núñez – Julio Mayo Rodríguez
-
Francisco Javier Gutiérrez Núñez (compilación)


Texto publicado en la REVISTA HESPÉRIDES - 2016


En el marco de las XXIII Jornadas de Perfeccionamiento (Andalucía y América en el Barroco. Entre lo sagrado y lo profano), celebradas en Écija y Fuentes de Andalucía, el pasado noviembre 2015, tuvo lugar una Mesa Redonda titulada “Cervantes y Andalucía. Comisario al Servicio de Su Majestad”. La razón de ser de ella, era “hacerle un guiño” a la efeméride de la publicación en el año 1615 de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, en la imprenta de Juan de la Cuesta (Madrid).

D. Valeriano Sánchez Ramos, destacado investigador del Reinado de Felipe II y Delegado de HESPÉRIDES por Almería, intervino en primer lugar. Abordó la importancia que tuvo para Cervantes y el "mundo cervantino" el ámbito y la cultura de la Andalucía oriental, representada por el Reino de Granada. Los conocimientos que tenía Cervantes sobre la sociedad morisca, son patentes en la obra quijotesca con el famoso "Morisco Ricote". Y ello también lo reflejó en su posterior producción novelesca. Se ha comentado que le provenía de su participación en Lepanto y de haber sido prisionero de las cárceles norteafricanas. 

El profesor Sánchez Ramos puso de manifiesto que este conocimiento de la problemática morisca provenía, no sólo por su presencia física en el Valle almeriense del Almanzora en la década de 1590 como Comisario, sino porque mucho de lo que sabía del alzamiento morisco lo escuchó de boca de muchos de sus compañeros de los Tercios, tal y como se refleja en algunos pasajes del propio Quijote. No hay que olvidar que Cervantes embarcó en la galera Marquesa, al mando de Miguel de Moncada, en la compañía del Capitán Urbina, dos personajes que están perfectamente documentados con su participación en la represión del alzamiento alpujarreño con los tercios.


Por otro lado valoró muy positivamente la importancia de la historia local, fundamental para desvelar la multitud de matices que la obra cervantina tiene y que sigue sorprendiendo por su riqueza de matices en la pluralidad de escenarios -geográficos y humanos- que conoció y en los que participó. Mucho más allá de las precisiones de la cultura manchega que a veces con demasiada insistencia se marcan, Andalucía y el mundo andaluz subrayó mucho su personalidad y su obra. Ese "mundo cervantino" al que se refirió en el inicio de su intervención.

D. José Cabello Núñez, Archivero Municipal de La Puebla de Cazalla (Sevilla) e Investigador local intervino en segundo lugar. En los últimos años ha rastreado el paso de Cervantes por Sevilla y su Reino. En su haber se cuenta el hallazgo y posterior publicación entre los años 2014 y 2015 de seis nuevos documentos cervantinos hasta entonces inéditos, indagando en los Protocolos Notariales de La Puebla de Cazalla y Sevilla capital, así como en el Archivo General de Indias.


Una documentación que ha permitido documentar la presencia de Miguel de Cervantes en diversos lugares de la provincia de Sevilla ejerciendo su labor como Comisario Real de abastos entre el 21 de febrero y el 28 de abril del año 1593, sirviendo a la Corona para el abastecimiento de los galeones de la Flota de la Carrera de las Indias. Hasta ahora se desconocía el paradero y actividad de Cervantes en dicho periodo de tiempo, así como su vinculación y relación con el proveedor general Cristóbal de Barros y con la bizcochera sevillana doña Magdalena Enríquez. Ambos han podido ser agregados a la relación de personas que forman parte de la biografía de Cervantes.

Durante su intervención, José Cabello expuso someramente el contenido de los citados documentos y dio a conocer el descubrimiento por su parte de otros también inéditos, entre ellos la carta de pago otorgada por doña Magdalena Enríquez el 28 de marzo de 1594, de haber percibido en nombre de Miguel de Cervantes el salario que a éste le adeudaba la Casa de la Contratación de Sevilla por su labor como Comisario Real de abastos en la referida comisión de 1593. Mostró otros testimonios de diversa índole que pueden confirmar la relación de amistad de Cervantes con doña Magdalena Enríquez, próspera comerciante y dueña de hornos de bizcocho, y de ésta a su vez con Tomás Gutiérrez, cómico, amigo personal y protector de Cervantes, con quien compartía vecindad en la calle Bayona de Sevilla.

Por último puso de relieve posibles relaciones con otros bizcocheros, Comisarios de abastos, mercaderes, capitanes de navío, maestres de la plata, oficiales de la Casa de la Contratación y otras personas del mundo del comercio, de las finanzas y del teatro; cuyos nombres figuran en dichos documentos y con los cuales probablemente Cervantes hubo de tener algún que otro trato profesional o personal durante su prolongada estancia en la capital hispalense.

La intervención final estuvo a cargo de D. Julio Mayo Rodríguez, Archivero Municipal de Los Palacios y Villafranca y también Investigador Local, que ha desarrollado estudios sobre la importancia histórica de Utrera a lo largo de la Edad Moderna. En su exposición comentó que hasta la fecha, son escasos los documentos firmados por el mismísimo Miguel de Cervantes que prueban su estancia personal en muchos de los pueblos de Sevilla, así como buena parte de Andalucía occidental y oriental.

En el cumplimiento de su cometido como Comisario Real, dejó rastro de su actividad administrativa, requisando trigo y víveres para abastecer a los soldados y embarcaciones de la Armada española. A lo largo del 2015, localizó un documento que situó al escritor en un mesón de Utrera, otorgándole poderes a un arriero para que, en su nombre, cumpliera con el encargo de portear cantidades de trigo a varios pueblos de la campiña.

De su mismo puño y letra dejó don Miguel estampada su rúbrica en una escritura notarial que según Mayo Rodríguez, tras analizarla pormenorizadamente, ayuda a valorar una serie de detalles concernientes a su oficio de Comisario Real. Un documento que desvela la identidad de diversos integrantes de la amplia red de colaboradores de la que tuvo que valerse para poder operar por tantísimos lugares, dentro de un ámbito geográfico extensísimo.


Gracias a otros documentos suscritos por el propio Cervantes en Sevilla sabemos que nunca abandonó su vocación de escritor y que se acostumbró, en aquellos años que deambulaba por Andalucía de pueblo en pueblo, a mantener su medio de vida intelectual en el reposo de un mesón, y no en el despacho de una oficina. Este nuevo documento se incorpora así al repertorio documental cervantino, el cual ayudará a comprender mejor la dimensión de un personaje que tuvo la gran habilidad de simultanear el oficio de Comisario con su pasión de escribir comedias y novelas.

La fiebre amarilla de 1800 y las cofradías

Aquel año procesionarían en Semana Santa sólo seis cofradías, la mitad que el año anterior, una clara señal de los tiempos de crisis que vivían las hermandades, pero se incrementó el número de salidas extraordinarias

Paso de misterio de la Sentencia / M. GRIMA

Paso de misterio de la Sentencia / M. GRIMA

Procesiones realmente extraordinarias. Se vivieron en la Sevilla de 1800, la del cambio de siglo, en pleno verano, de gloria y de penitencia y hasta con nazarenos en la calle. Eran tiempos de crisis para las cofradías, las luces de la  Ilustración no acabaron  de congeniar con hermandades y cofradías, y una epidemia generalizada, propia de siglos pasados, motivó un espectacular movimiento de salidas extraordinarias en una ciudad en una ciudad que, por higiene básica, demandaba exactamente lo contrario a grandes concentraciones de masas, algo que sólo vieron algunas mentes lúcidas como la de José María Blanco Whitte.
Antiguo Grabado de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder firmado por Utrera
Antiguo Grabado de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder firmado por Utrera
A mediados de agosto de 1800  aparecían en Triana los primeros casos de una horrorosa epidemia de fiebre amarilla. “Convinieron en que era la fiebre amarilla de América ó el Typhus Icteroides, que es tan frecuente en aquellas partes”. De Triana se fue extendiendo paulatinamente por las zonas de los Humeros, San Lorenzo y San Vicente, para terminar contagiando a toda la ciudad. Un terrible mal que asolaría Sevilla durante cuatro meses aproximadamente.
La enfermedad presentó unos síntomas muy claros:“Esta empezaba con gravazon de cabeza, principalmente en las sienes y ojos, dolor en las caderas y lomo, a que seguía calentura moderada con signos de plétora, aunque manifestaban su falsedad los que le seguían de postración de fuerzas y pulso pequeño, indicio no dudoso de su malignidad. Los vómitos atrabiliarios, las hemorragias por la nariz y las encías manifestaban la disolución, así como las ansiedades, delirios y otros síntomas nerviosos los atribuían a la debilidad de los pacientes”. Fue la vía posible de infección el Guadalquivir, tomándose las medidas habituales en este tipo de epidemias: incomunicación de los contagiados, cierre de teatros, reunión de la junta médica o de sanidad, etc., aunque el mismo tiempo se multiplicaran las procesiones extraordinarias.
El milagroso Cristo de San Agustín
El milagroso Cristo de San 
Agustín
Ya el 2 de septiembre ambos cabildos, los canónigos de la Catedral y los capitulares del Ayuntamiento,  hicieron estación de rogativas a la ermita de San Sebastián, situada extramuros la ciudad, junto al Prado de su nombre, con una reliquia del santo, una procesión que se solían celebrar en la festividad del santo, el día 20 de enero. La parroquia de San Gil sacó en procesión a su titular, San Gil Abad, también a San Sebastián, al que se invocaba como especial protector contra las epidemias desde la Edad Media, y al Cristo de la Sentencia, de la hermandad de la Macarena, entonces radicada en la parroquia.
Virgen de Todos los Santos
Virgen de Todos los Santos

Se multiplicaron los rosarios públicos; salió en rogativa el 7 de septiembre la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder desde San Lorenzo y el 21 el Cristo de las Tres Caídas de San Isidoro “en su paso, pero sin los sayones, y le alumbraban cuarenta cirios”, curiosa noticia que nos recuerda las figuras secundarias que por entonces acompañaban el paso de las Tres Caídas y el hecho de que algunas de estas procesiones extraordinarias se realizaran con los pasos completos y no en andas.
En las semanas siguientes, en plena extensión de la epidemia de fiebre amarilla, salieron a la calle la Virgen de Todos los Santos, desde su templo de la calle Feria; la cofradía de la Sagrada Entrada, con su  Crucificado del Amor y el desparecido Cristo de la Salud de San Bernardo con “muchos nazarenos descalzos delante del paso con cirios” y los niños del Real Colegio de Náutica de San Telmo. Nazarenos descalzos en pleno mes de septiembre, mezclados con alumnos del colegio de San Telmo, que hoy sirve de sede a la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía: todo lo contrario a lo que podría ser un manual de actuación frente a epidemias contagiosas.
Antiguo cementerio de San Sebastián / DAVID ROBERTS
Antiguo cementerio de San Sebastián / DAVID ROBERTS

El listado de procesiones extraordinarias permite recordar la participación de cofradía hoy extinguidas, como el Crucificado de la hermandad de las Virtudes de la parroquia de San Isidoro, que tuvo entre sus titulares la sugestiva escena del Despedimiento, hoy desaparecida de la Semana Santa y apenas recordada en una pintura de una mesa de altar de la parroquia de San Isidoro.
Antiguo palio del Valle
Antiguo palio del Valle

También saldría la Virgen del Valle “que posee la cofradía de la Coronación”; la del Amparo, con el Santísimo, San José y San Sebastián; las imágenes de las cofradías de la Humildad, que optó por la devota imagen del Cristo de la Humildad y Paciencia antes que por el misterio de la Cena, saliendo desde el desaparecido convento de Basilios de la calle Relator, siendo la procesión acompañada por hermanos revestidos de nazarenos.
El desaparecido Cristo de la Salud de San Bernardo
El desaparecido Cristo de la Salud de San Bernardo
Desde la hoy extinguida iglesia de Santa Lucía salió la hermandad del Prendimiento;  la renacentista imagen de Nuestra Señora de la Paz salió de Santa Cruz, y también los hicieron las vírgenes del Rosario de San Miguel, San Gil y San Vicente. Al listado se añadieron en los días siguientes nuevas imágenes penitenciales y de gloria, como la Salud de San Isidoro, de la que Blanco Whitte insistía en su gran devoción o como “el paso de la Exaltación del Señor, de su cofradía de penitencia”, desde la parroquia de Santa Catalina. No podía faltar el Santo Crucifijo de San Agustín, que saldría en procesión extraordinaria el día 22 de septiembre, el Cristo de la Buena Muerte de San Andrés; San Fernando, Santas Justa y Rufina, la Virgen del Rosario y hasta el colosal San Cristóbal montañesino de la colegial del Salvador. El mes se cerró con la procesión de la Virgen de los Reyes por las gradas catedralicias, refiriendo los cronistas de las época que hubo “otras varias en Sevilla y Triana”, lo que nos hace suponer que el listado fue notablemente superior.
Salud de San Isidoro
Salud de San Isidoro
A pesar de los rezos y procesiones, el contagio avanzó implacable durante varias semanas. Cada día se contabilizaban más de 300 muertes, lo que motivó la reapertura de fosas comunes junto a la ermita de San Sebastián y en la calzada de la Macarena para el entierro apresurado de los miles de fallecidos. Hasta finales de noviembre no comenzaría a remitir la mortandad masiva.
El recuento oficial cifró los fallecidos en 14.685 personas, sólo hasta el 30 de noviembre. Los arrabales (la Calzada, San Bernardo, Triana, Carretería, Baratillo, Cestería, Humeros y Macarena) sufrieron más las consecuencias que la población intramuros. Hasta el 28 de marzo de 1801 no se decretaría la libre comunicación con una parte de la zona de Cádiz. Aquel año procesionarían en Semana Santa sólo seis cofradías, la mitad que el año anterior, una clara señal de los tiempos de crisis que vivían las hermandades que, aquel fatídico año de 1800, vivieron un año realmente fuera de lo ordinario.
Virgen del Amparo
Virgen del Amparo

domingo, 15 de mayo de 2016

Rocío, agua bendita del cielo

ROCÍO, AGUA BENDITA DEL CIELO

JULIO MAYO
en 
ABC de Sevilla, 15 de mayo de 2016


 Las precipitaciones que tanto han dificultado en estos días el camino de las hermandades hacia el Rocío, denotan mucha parte de la razón de ser del título de esta advocación mariana tan original. En la mentalidad barroca, el agua bendita del cielo era un remedio divino que venía a aliviar las muchas necesidades que provocaban las sequías.

En este sentido, resulta verdaderamente aclaratorio un acuerdo plenario del Ayuntamiento de Almonte, celebrado el 26 de noviembre de 1726, que dispuso dirigir los ruegos a su Protectora con la fe de que trajese el «Santo Rocío de sus Aguas». Parece evidente que Rocío, como título devocional, haga referencia por tanto al agua de lluvia. Tan preciada, y piadosamente solicitada, en una tierra como la nuestra, en la que dependemos tanto del fruto del campo, como de la providencia del cielo.

 Bien es sabido, que la talla comenzó a venerarse en la Edad Media como Señora de las Roçinas, en alusión al paraje donde recibía culto, dedicado a la cría de yeguas y caballerías en general. De hecho, en los Libros de Subsidio y Excusado de la Catedral de Sevilla del siglo XVI, aparece reseñada la ermita bajo el título curioso de Nuestra Señora de las «Rocias», en posible alusión a rocinas o bestias rucias. Pero, ¿en qué momento se produjo la renovación de Roçinas por Rocío, y cuáles fueron las motivaciones?

Para indagar sobre ello acudimos a las Reglas más antiguas de la hermandad Matriz, impresas en 1758. En su introducción relata que el título de la Virgen se mudó con el tiempo, aunque no llega a concretar la cronología exacta ni explica el contexto del cambio. Lo que sí hace referencia es al motivo que provocó la sustitución, argumentado que se produjo «no sin mystica alusion».

El empleo de la palabra mística está ligado aquí al carácter milagroso y sobrenatural que siempre ha poseído la imagen por intervenir en favor de su pueblo. Así se explica, que en otro fragmento del preámbulo de las mismas Reglas, se implore a la titular como «Rocío del cielo», elogiándola además con la ostentación de «la abundancia de la tierra».

Por ello, la efigie marismeña se presentaba ante los ojos de sus devotos como una eficaz intercesora que otorgaba parabienes en beneficio de los campos, ganados, y todo el vecindario. Esta forma de manifestación de la Virgen acabó reforzando su carácter de imagen peregrina e itinerante, sometida a frecuentes traslados verificados desde su Santuario a Almonte, cada vez que lo demandaban sus hijos. La mayoría de las idas y venidas estuvieron motivadas por causas ambientales, especialmente en situaciones de calamidades agro ganaderas.

Tantas veces trajo el agua y quitó el hambre, que el Ayuntamiento de Almonte terminó nombrándola oficialmente como Patrona, el 25 de abril de 1653, sesión capitular en la que también se acordó vincular su devoción a la defensa del voto Concepcionista de la Virgen María. Lo especificaba así la propia Acta municipal, que en la actualidad se halla en paradero desconocido y cuya transcripción conocemos gracias al historiador rociero Juan Infante Galán. Ya, a partir de aquellos años centrales del siglo XVII, en los que imperaba tanta efervescencia mariana, comenzarán a aparecer las primeras menciones al título de Rocío como advocación de la Virgen.

No podemos descartar el posible influjo portugués en la adopción del nuevo título, debido a la cercanía del amplio término de Almonte con las tierras de Portugal. En siglos pasados, el vocablo rocío es posible que les hubiese resultado familiar a muchos almonteños, pues en el país vecino está presente en todas las ciudades y municipios desde fechas muy remotas. Allí, designa el enclave de las ferias de ganados por la existencia en tales espacios de abrevaderos y fuentes de agua para las bestias. Sírvanos como principal exponente el caso de su capital Lisboa, donde es conocida la «Praça do Rossio».

Aunque el diccionario dice que rocío son gotas agua, el significado de la advocación ha venido identificándose en el mundo rociero con el pasaje evangélico de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, suponiéndose que el motivo de la mudanza de Roçinas a Rocío se habría producido cuando la festividad de la Virgen, pasó a celebrarse en Pentecostés.

Esta teoría carece de fundamento después de que hayamos descubierto, además, que la Virgen comenzó a llamarse Rocío cuando todavía su fiesta se celebraba en septiembre, casi dos décadas antes de que se adelantase a Pentecostés (1670). El verdadero tirón del Rocío es la Virgen porque tiene un poder tan milagroso que es capaz de reunir a tantísimos pueblos y ciudades del mundo, en torno a un nombre que no hizo falta buscarlo en ningún devocionario litúrgico. Almonte lo encontró en el inmenso cielo de su marisma. 

JULIO MAYO,  HISTORIADOR




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En otra casa de la calle Castilla


JULIO MAYO

en ABC de Sevilla, 12 de mayo de 2016

La ubicación de la casa en la que vivió el matrimonio fundador del Rocío de Triana se ha fijado tradicionalmente en un inmueble de la calle Castilla, que hasta hace muy pocos años ha sido el número 11, aunque hoy es el 9. Don Francisco Antonio Hernández y doña María del Carmen Tamayo, nacidos en el propio barrio de Triana y no en Villamanrique de la Condesa, como se ha venido sosteniendo, fueron sus primeros promotores.

En el año 2013 quedó reconocido el domicilio con la colocación de un mural cerámico que conmemora su acto fundacional, acaecido el año 1813. Es verdad, que en la documentación obrante, tanto en el archivo de la propia hermandad, como en las partidas de defunción de los fundadores, aparece como número de la residencia el 11.

Pero, a raíz de nuestros trabajos de investigación en estos años, hemos podido comprobar que la numeración se correspondía con otro tramo de la calle, vinculado a la feligresía de la Iglesia auxiliar de la O. Antiguamente, la numeración de las casas se repetía por sectores, dentro de una misma calle, y era distinta a la actual. 

En uno de los padrones conservados en la parroquia de Santa Ana, fechado en 1817, el matrimonio consta asentado en el tramo tercero de la O, en una vivienda marcada con el número general 110.

Ha sido determinante el hallazgo de hasta dos testamentos distintos del matrimonio, en los que quedan recogidas diversas descripciones del entorno urbano de la casa. Por detrás, colindaba con un tinajón de bueyes, propio de los titulares, que daba a la entonces llamada callejuela del Estudiante, ahora conocido este callejón como el de Magallanes. 

Según estos documentos, el postigo de la propiedad tenía salida hacia el campo, por el camino de los tejares de ladrillos que se hallaban cerca de la «Alcantarilla de los Ciegos». 

Por tanto, la ubicación de la casa, en la que vivieron los fundadores del Rocío de Triana, no es la que indica el azulejo conmemorativo que está frente al callejón de la Inquisición, tan cerca de la plaza del Altozano. Se corresponde con una distinta, situada al otro extremo en dirección a la capilla del Patrocinio, tras sobrepasar la parroquia de la O. Se sitúa, justamente, en la confluencia de las calles Castilla con la de Alvarado, en el número 103 de Castilla, junto a Chapina (Plaza de Matilde Coral).

El descubrimiento de la localización de la casona pone de manifiesto la realidad de una familia entroncada con el tejido económico y social de una Triana, que dependía de la actividad de los tejares, así como de la incipiente industria cerámica. 

Además, llegaron a hacerse hermanos rocieros varios miembros del gremio de los alfareros, como los Mensaque, Alvarado, Ruiz, y Vera. 


A través del Guadalquivir se fomentaron aquellos negocios en destinos tan rocieros como Cádiz, el Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, de donde precisamente era la ahijada del matrimonio fundador, que al no tener hijos, acogió en su casa a la señorita María Dolores de la Llana, hija de don José de la Llana y doña Margarita Villegas, casada luego con don Pedro Ruíz Cortegana, heredero de la devoción rociera de su esposa y miembro de la Junta de Gobierno del Rocío durante muchísimos años.

A quienes fueron hermano mayor del Cachorro y camarera de la Virgen dolorosa del Patrocinio, Triana no solo le debe el recuerdo del lugar exacto donde se guardó el Simpecado tantos años, sino la introducción en este popular barrio sevillano de un buen número de elementos fundamentales para entender la religiosidad y personalidad propia de la cultura andaluza.



JULIO MAYO, historiador


miércoles, 4 de mayo de 2016

Mesa Redonda. La herencia de la espiritualidad franciscana en Sevilla. Beato Marcelo Spínola, Santa Ángela de la Cruz, Beato José de Cádiz y San Fernando.

Mesa Redonda.

La herencia de la espiritualidad franciscana en Sevilla. Beato Marcelo Spínola, Santa Ángela de la Cruz, Beato José de Cádiz y San Fernando.

Participarán:

D. José Leonardo Ruiz Sánchez (Catedrático de Hª Contemporánea - Universidad de Sevilla), Fray Joaquín Domínguez Serna (Superior del Convento franciscano de Ntra. Sra. de Loreto de Espartinas, Ex Provincia de la Antigua Provincia Bética Franciscana), D. José Gámez Martín (Académico de la Academia Andaluza de la Historia). 

Jueves 12 de mayo de 2016, a las 19.30 horas.
Lugar: Exmo. Ateneo de Sevilla. Calle Orfila 7 (Sevilla)




a

lunes, 2 de mayo de 2016

Primer Seminario "ANDALUCÍA, VINO Y CULTURA" (Casa de la Provincia, 19 de mayo a 9 de junio de 2016). Organiza: Universidad Pablo de Olavide

PRIMER SEMINARIO "ANDALUCÍA, VINO Y CULTURA"

(Casa de la Provincia, 19 de mayo a 9 de junio de 2016). 

Organiza: Universidad Pablo de Olavide

Coordina: Fernando Quiles García

(*) Diseño de Isaac Muñoz-Reja Moreno, miembro del grupo que está 
poniendo en marcha el proyecto "Andalucía, vino y cultura".



ANDALUCÍA, VINO Y CULTURA 

Una experiencia didáctica, una práctica en gestión cultural Con el nombre Andalucía, Vino y Cultura hemos puesto en marcha una actividad con los alumnos de la asignatura "Arte y Patrimonio", del último curso (4º) de Humanidades, en la Universidad Pablo de Olavide. 

Ella les va a permitir enfrentar con el objeto cultural y adquirir de este modo ciertas destrezas en el campo del patrimonio. Y de camino contribuimos al conocimiento y reconocimiento del vino andaluz. De sobras suenan dos de las grandes marcas de los caldos españoles, las mismas que se ofrecen en cualquier establecimiento hostelero cuando se pide una copa, Ribera de Duero y Rioja. Y hasta no hace mucho podríamos entender esta limitación. Pero hemos tenido la oportunidad de conocer algunos de los tintos que se producen en tierras andaluzas, que testimonian un cambio significativo en la calidad de una producción que siempre se ha tenido como secundaria, frente a los blancos y olorosos. Hoy empieza a ser competitivo el fruto de la simiente andaluza, sin embargo, en la comercialización adolece de importantes deficiencias que suele dar al traste de todo esfuerzo por ofrecerlos a los consumidores. 

El extraordinario éxito comercial de los Riberas y Riojas desaloja del mercado sobre todo a los jóvenes tintos andaluces. Los alumnos están realizando una serie de actividades encaminadas a difundir este bien cultural, que, en países como Francia, ha sido reconocido en documentos oficiales como un legado. Y así ha de reconocerse en esta tierra nuestra, como una parte importante del extraordinario patrimonio cultural andaluz. Y por ello vamos a poner todo nuestro empeño en que sea conocido, más allá de tratarse de un producto que se comercializa y genera importantes beneficios económicos a numerosos productores. 

En Andalucía hay seis vinos con denominación de origen, algunas de las más antiguas del país: Condado de Huelva, Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, Málaga (a la que se une a partir de 2000 “Sierras de Málaga”) y Montilla-Moriles. Todos ellos tienen detrás una historia, un bagaje cultural y un anhelo de negocio. Muchos valores unidos. Pero como equipo creado en un contexto universitario vamos a trabajar sobre todo por resaltar los valores culturales, como legado y transferencia generacional, que hemos recibido y nos toca trasladar a quienes nos hereden. Hemos planificado dos acciones iniciales, ambas encaminadas a la creación de nuestra marca corporativa.

Primero, trabajamos en el diseño de la web y la elaboración de sus contenidos, al tiempo que hemos generado la inserción en las redes sociales a través de sendos perfiles en Facebook y Twitter. 

Segundo, la organización de un Seminario dedicado al vino, con la participación de una docena de especialistas, desde distintas disciplinas, en el oportuno marco de la Casa de la Provincia, con la que deseamos asociarnos por su proyección en los municipios sevillanos. VISIBILIDAD Hemos logrado que la Universidad Pablo de Olavide nos permita alojar en su servidor una web que ha diseñado uno de los miembros del grupo, que es experto en esta materia, Javier Alés. Él ha diseñado una página elegante, con los contenidos aportados por el resto de los miembros del grupo. Información sobre las DO. y los Vinos de la Tierra, inicialmente. Con un mapa alimentado desde Google Maps, donde se ubican los centros de las DO y algunas de las bodegas más destacadas. La intención es ir alimentando este mapa con todos los signos que se relacionen con el vino y su producción. Isaac Muñoz-Reja ha diseñado el logotipo y ha creado la cuenta de Twitter, siendo asimismo el administrador de la misma.

El perfil de Facebook se ha creado con el mismo nombre y también está siendo alimentado con información extraída de la prensa digital relativa al vino en Andalucía y también en el resto del mundo. EL SEMINARIO Durante un mes y con una periodicidad semanal vamos a convocar a quienes estén interesados en conocer el mundo del vino a participar en un Seminario. Llevará por nombre el que utilizamos para identificar al grupo, "Andalucía, Vino y Cultura". Tres conferencias por día, cuatro días en un mes. 

Y como colofón, al quinto día, cita para ofrecer una muestra de caldos sevillanos. El Seminario es nuestra presentación en sociedad. La generación de una marca no sólo es tarea de los diseñadores, sino también de los socios. Como grupo generado en el seno de la Universidad, ha de hacer valer una de sus fortalezas, su capacidad de transmitir conocimiento. 

Conocimiento que bien puede ser propio o ajeno, pero que en cualquier caso ha de ser transferido al resto de la sociedad. En el Seminario vamos a ocuparnos de diversas circunstancias asociadas al vino, pero también vamos a buscar la complicidad con los académicos e investigadores del mundo universitario y asociados. Presentaremos en sociedad el grupo, pero también procuraremos lograr cómplices en esta aventura del conocimiento.

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