domingo, 18 de abril de 2021

Historias de emigrantes (I).- Francisco del Río Soto. De Vioño de Piélagos a Sevilla (s. XVII)

Historias de emigrantes (I).-

Francisco del Río Soto. De Vioño de Piélagos a Sevilla (s. XVII). 

Francisco Javier Gutiérrez Núñez (18.04.2021)

franciscojavier.gutierrez.nunez@iesppicasso.org

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    Sus padres fueron Juan del Río y Dª Francisca de Soto, vecinos del lugar de Vioño de Piélagos (Cantabria), siendo bautizado en la parroquia de San Vicente. Tuvo otros dos hermanos, Domingo y Petronila (casada con su primo Antonio del Río). 

Su padre se casó en segundas nupcias con Josefa Calderón, de cuyo matrimonio tuvo 4 medio hermanas y 1 medio hermano (Jerónimo del Río Calderón).

Ubicación de Vioño de Piélagos (Cantabria)

Parroquia de San Vicente, Vioño de Piélagos (Cantabria)

    Desconocemos la fecha de su llegada a Sevilla, aunque ya en la ciudad lo encontramos como vecino de la collación del Salvador.

Para asentarse en Sevilla como comerciante, tuvo que contar con la ayuda de su primo el capitán D. Francisco Quijano Ceballos, también cántabro como él. Tuvieron compañía de negocios en mancomún, entre 1692 y 1694, con su primo  A partir de esa fecha liquidaron cuentas, y Francisco se estableció por libre.

A modo de ejemplo, sobre su actividad comercial: En la flota de 1712 con destino Nueva España, embarcó al menos en el navío "Ntra. Sra. de las Nieves", un fardo y un cajoncillo tosco, a entregar en Veracruz, a entregar a D. Diego Peralta y Zúñiga y a D. Gaspar Saens Rico (vecino de Sevilla), respectivamente, que serían los encargados de su venta.

En su testamento de finales del siglo XVII no se olvidaba de sus orígenes. 

a).- Ordenó decir 1500 misas rezadas por su alma, 375 como era preceptivo en su parroquia, y 400 en Vioño: parroquia de San Vicente, iglesia de San Pedro, iglesia de San Salvador y ermita de Ntra. Sra. de Valencia. A ello había que sumar otras 100 que ordenó decir en el convento de la Cruz, de la villa de Santander, que era de religiosas franciscanas. El resto se dirían en la ciudad de Sevilla donde establecieran sus albaceas.

b).- Mediante legado destinaría 50 ducados de vellón para la reedificación de la torre de la ermita de Ntra. Sra. de Valencia (Vioño de Piélagos), y en caso que ya estuviera acabada, serían destinados a su culto y adorno:

 “Mando a la dicha ermita de nuestra señora de Valencia del dicho mi lugar de Vioño, 50 ducados de vellón por una vez para ayuda a la reedificación de la torre de ella y si cuando yo muera estuviere acabada sean para lo que necesitare dicha ermita para su culto y adorno, y se remitan pago de la conducción al dicho lugar en donde se entreguen al mayordomo de la ermita o a quien fuere por él parte legítima para recibirlos y dicha remisión sea x cuenta y riesgo de mis vienes y sin nunca corran alguno de dichos 50 ducados”.

Ermita de la Virgen de Valencia. Vioño de Piélagos (Cantabria)

c).- Como no tenía hijos ordenaba que su alma sería su heredera, por tanto todos sus bienes serían liquidados, cuyo dinero iría destinado a decir misas rezadas por mitad, en el convento franciscano de Ntra. Sra. del Soto (lugar de El Soto, Iruz) y en el convento dominico de Ntra. Sra. de Caldas (Los Corrales de Buelna).

Izquierda: Convento franciscano de Ntra. Sra. del Soto (lugar de El Soto, Iruz).
Derecha: Convento dominico de Ntra. Sra. de Caldas (Los Corrales de Buelna).


    A sus hermanos Domingo y Petronila, les dejaría vía legado, 200 ducados de vellón a cada uno, y a Petronila además le dejaba la herencia de sus legítimas paterna y materna.

    A su madrastra Josefa Calderón y sus 4 hijas (sus medio hermanas), les dejaba 100 ducados a cada una. Parece que tenía especial predilección, por una de ellas, Teresa del Río Calderón, para la cual estableció como legado 500 ducados de vellón, para que fuera religiosa, con la condición que la manda, quedaba anulada si no profesaba.

    Jerónimo del Río Calderón, su medio hermano, residía con él en Sevilla, en su casa y compañía, trabajaba en su compañía comercial  y en ocasiones marchaba a las Indias, al cuidado de sus mercaderías. También le dejaba otros 100 ducados, con la condición que si falleciera en las Indias, dicha cantidad pasaría a sus cuatro hermanas.

    Sus albaceas debían ser sus dos primos, D. José Antonio de Ziancas (Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla) y el ya citado Capitán D. Francisco Quijano Ceballos. A ellos se sumaba D. Esteban de Cabezón, “su compadre”.

    No conocemos si finalmente se cumplió este testamento, pues a los pocos años contrajo matrimonio con Dª Josefa Manuela de Torres y posiblemente, ya con descendencia modificaría alguno de sus mandas testamentarias, sobre todo la relacionada con sus herederos.



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