La provincia de Jaén atesora un rico patrimonio histórico, la huella conservada en la actualidad de las numerosas civilizaciones y pueblos que han pasado por esta tierra a lo largo de la Historia. Por ello, en todo el territorio jiennense se extienden numerosos yacimientos arqueológicos, muchos de ellos habilitados para la visita turística, aunque aún queda mucho trabajo que realizar y numerosos tesoros por salir a la luz. Estos yacimientos pertenecen a culturas como los romanos, los iberos o argárica, y muchos se encuentran entre los más importantes de España.
Cástulo (Linares)
Cástulo fue una importante ciudad íbera, capital de la región de Oretania, cuyas ruinas se encuentran a cinco kilómetros de Linares. Aunque posee restos de numerosas épocas, los más importantes pertenecen a los periodos ibérico y romano. Las campañas de excavación realizadas recientemente han descubierto elementos de enorme valor, como los mosaicos romanos de los Amores y de los Octógonos o la impresionante escultura del león iberorromano. Existe un centro de recepción de visitantes y un museo monográfico en el centro de Linares que complementa la visita al yacimiento.
Puente Tablas (Jaén)
El oppidum de Puente Tablas está considerado uno de los yacimiento arqueológicas de la época ibera más importantes de España. Esta ciudad fortificada está a las afueras de la capital jiennense. El visitante puede descubrir la monumental Puerta del Sol o los más de 300 metros de fortifcaciones conservadas, que llegan a alcanzar los cinco metros de altura. En el centro del poblado se puede visitar una manzana de casas completamente excavada. Un centro de información inaugurado recientemente explica cómo se desarrollaba la vida en una ciudad ibérica, que alcanzó una gran importancia en el siglo IV a. C.
Villa romana de Bruñel (Quesada)
Situado en el término municipal de Quesada, está formado por una necrópolis ibérica que se remonta al siglo IV a. C., y una ocupación romana que se extiende desde el siglo II al IV d. C., que presenta los restos de una villa del siglo III d. C. La villa está en buen estado de conservación y destaca principalmente por sus mosaicos. Presentan representaciones antropomorfas y animales, así como decoración vegetal y geométrica. Destaca el mosaico dedicado a la diosa Thetis.
Peñalosa (Baños de la Encina)
Peñalosa está considerado uno de los yacimientos arqueológicos argáricos más importantes de España y hace 4.000 años fue un importante enclave por la actividad metalúrgica. Situado cerca del casco urbano de Baños de la Encina, está inundado parcialmente por las aguas del pantano del Rumblar. El yacimiento posee una peculiar arquitectura de casas rectangulares construidas con pizarra y dispuestas en terrazas artificiales comunicadas por estrechas calles. Está dividido en diferentes terrazas que se comunican mediante callejuelas, con viviendas que constan de varias habitaciones de distinto tamaño apreciándose en algunos casos actividades especializadas.
Cámaras funerarias de Toya y Hornos (Peal de Becerro)
Se trata de dos tumbas principescas que, en el caso de la cámara de Toya, consiste en una edificación parcialmente enterrada construida con grandes bloques de piedra. La cámara tiene una planta rectangular con tres naves y conserva parte de los ajuares cerámicos que contenía inicialmente. El Centro de las Tumbas Principescas de Peal permite al visitante conocer el tema de la vida de ultratumba y de los ritos funerarios.
Oratorio rupestre de Valdecanales (Rus)
Es un eremitorio rupestre de origen visigodo situado en el municipio de Rus. Su construcción se fecha entre los siglos VI y VII, y se trata del único hipogeo visigótico en el Sur de España. El conjunto está conformado por tres cuevas excavadas en la roca. La fachada principal, labrada en un talud, presenta una larga arcada ciega con arcos de herradura clásica. Su interior representa una capilla de tres naves con bóvedas de cañón sobre pilastras cuadradas, que tienen una greca en las líneas de arranque de los arcos transversales.
Santa Potenciana (Villanueva de la Reina)
Un importante yacimiento arqueológico de época romana altoimperial situado al Norte de la población, junto al río Guadalquivir. Las excavaciones que se han desarrollado en los últimos años han permitido el descubrimiento de elementos singulares como un horno romano, la canalización altoimperial que suministraba el agua a la población, así como la aparición de instrumentos de cuidado personal como horquillas para el pelo.
Yacimientos de Porcuna
Porcuna es un municipio que puede presumir de poseer un patrimonio de incalculable valor en su subsuelo. En su término municial existe un yacimiento de época ibera de gran importancia (Cerrillo Blanco), así como el yacimiento romano de Obulco, que conserva la traza de una calle principal y varias viviendas. Además, acaba de ser descubierto un anfiteatro romano de grandes dimensiones.
Domus Herculana (Alcalá la Real)
En pleno centro de Alcalá la Real se encuentra el yacimiento de la “Domus Herculana”, que permite visitar los restos de una villa romana con varios niveles de ocupación, correspondiendo los restos principales a una primera etapa, que abarcaría desde los siglos I al III d. C., y una segunda, durante los siglos IV y V d. C.
Castellones de Ceal (Hinojares)
El yacimiento de Castellones de Ceal se encuentra muy cerca de la carretera A-315, en el término municipal de Hinojares. Se trata de los restos de un poblado fortificado de época ibera. Presenta estructuras de habitación de distintas fases constructivas, con muros lineales y espacios de planta rectangular. También existe una necrópolis en las proximidades del poblado, en la que se han excavado numerosas tumbas. En algunaa se conservan restos de decoración pintada.
Otros yacimientos de importancia en la provincia son Gil de Olid (Baeza), La Nava (Martos), Los Villares, ciudad fortificada de Giribaile (Vilches), entre otros.
en la capilla de la Venerable Orden Tercera del Convento de San Francisco Casa Grande (Sevilla), hoy desaparecido.
FUENTE:
Francisco Javier Gutiérrez Núñez y Salvador Hernández González: "La capilla de Ntra. Sra. de Guadalupe de México, del antiguo convento de San Agustín (Sevilla): el Capitán Domingo de Rojas y Juan Bautista Cavaleri (1679-1709)", en Fernando Quiles, Martha Fernández y Pablo Amador (coords.): Simposio internacional «Tornaviaje España-Nueva España: siglos XVI-XX», Universidad Pablo de Olavide, 7 y 8 de marzo de 2019. En prensa.
La Venerable Orden Tercero de San Francisco Casa Grande (Sevilla), el 4 de mayo de 1687, aceptó la petición del Capitán Diego Chamorro Sotomayor (Cargador a Indias), de colocar en su capilla, un lienzo que tenía de ntra. Sra. de Guadalupe "de la Nueva España".
Sería expuesta en el altar de Santa Rosa de Viterbo, “en el nicho principal del segundo cuerpo de dicho altar, el que está en el cuerpo desta iglesia al lado del evangelio entre los altares de San Gonzalo de Amarante y San Luis Rey de Francia”.
Además Chamorro se comprometió a entregar una lámpara de plata de “la que penden ocho candeleritos para poner belas y pesa 40 marcos y 5 onzas de plata”, para que la pusieran “delante de dicha sacrosanta imagen”, así como otros 4 mil reales de vellón para sustentar el aceite que consumiera, “alumbrando a S. M. de día y de noche, perpetuamente para siempre jamás”.
MÁS DETALLES.
Comisario y ministros de la Orden Tercera del convento de San Francisco: Fray Agustín de Arrieta (Comisario y Visitador de la Orden), Pedro Romero de Ayala (Ministro), Francisco Ortiz (Presidente), Luis de Castellanos, Juan de Cabrera, Andrés Pérez Ramírez, José Valdivieso, Juan Rey, Ignacio Gómez Villalobos, Francisco Espinosa de los Monteros, Francisco Cabeza Cortés, Pedro Gómez de Valenzuela (Síndico), Pedro de Orejuela (Secretario), Francisco Jiménez de Placeres, D. Juan Soberanis, D. Diego de Vallejera y Nabalón, Francisco Castellanos, Juan Fco Escobar, Pedro Fco Escobar, Pedro de Algumedo, Tomas P. de Zuñiga, Fernando de Villarroel y Pedro Ponce y Diego de Vega.
Estando juntos en Congregación en la capilla de dicha Orden tercera, “que está dentro de la iglesia de dicho convento llamado de antedie por parte de la dicha orden, (…) otorgamos y conocemos a favor del capitán D. Diego Chamorro vecino desta dicha ciudad y decimos que por cuanto el susodicho tiene por sus bienes un lienzo pintura de ntra. Sra. de Guadalupe de la Nueva España, de dos baras y quarta de largo y como vara y media de ancho y con la dicha sagrada imagen a tenido y tiene gran devoción por lo qual desea permanezca Su Magestad en parte donde sea reverenciada y visitada de los fieles cristianos para cuyo efecto movido de la devocion que también tiene a esta venerable orden tercera quiere que la coloquemos en el altar de Sta. Rosa de Viterbo en el nicho principal del segundo cuerpo de dicho altar, el que esta en el cuerpo desta iglesia al lado del evangelio entre los altares de San Gonzalo de Amarante y San Luis Rey de Francia, que dicho altar de Sta. Rosa de Viterbo es propio desta venerable orden, y para mayor servicio culto y veneración de dicha sacrosanta ymagen nos quiere da y entregar una lámpara de plata que también tiene por vienes suyo de la que penden ocho candeleritos para poner belas y pesa 40 marcos y 5 onzas de plata para que la pongamos y este pendiente delante de dicha sacrosanta imagen, y asimismo nos quiere dar y entregar 4 mil reales de vellón para que por ellos esta V. O. T. se obligue de sustentar de aceite dicha lámpara de modo que incesantemente este ardiendo y alumbrando a Su Magestad de dicha y de noche perpetuamente para siempre jamás”.
El 30 de julio de 1749, hace ahora 270 años, se ensayó en España el intento de exterminio de la totalidad del pueblo gitano. Le llamaron "la solución definitiva"
La luz anaranjada del sol poniente baña la ciudad de Murcia. Son las últimas horas del 30 de julio de 1749. Lorenzo Ceca, teniente coronel del regimiento de dragones de Frisia, acaba de entregar un sobre lacrado procedente de Madrid al corregidor de la ciudad, Diego Manuel Mesía y Barrionuevo. En su interior, las órdenes taxativas para, «con el máximo sigilo y prontitud», proceder al arresto de la totalidad de gitanos de la localidad, hombres, mujeres y niños.
Tras la lectura de la misiva, ambos organizan la operación. La gran redada va a comenzar... Y en toda España. Dada la disposición de las viviendas gitanas en Murcia, repartidas en varios núcleos separados por toda la ciudad, se opta por formar cuatro grupos, cada uno de ellos con un alcalde mayor, un oficial de dragones, un escribano, ocho ministros de justicia y 30 soldados. La operación de captura comienza a la 1 de la madrugada. Con la máxima cautela, y adelantando a varios soldados para confirmar la quietud de las casas, las tropas rodean las edificaciones señaladas y proceden a la detención de todos los que viven en ellas, que no opondrán la menor resistencia. Aturdidos y temerosos, los gitanos serán engrilletados y concentrados en fila en las calles adyacentes. A las cuatro de la mañana se da por finalizada la operación, conduciendo a todos los detenidos a la cárcel real de Murcia. Una guardia de soldados vigila que nadie entre en las viviendas vacías, mientras un escribano toma nota de la totalidad de bienes de los detenidos.
Comenzaba así uno de los episodios más negros de la Historia de España: la última redada oficial contra los gitanos españoles. Hasta 9.000 personas dieron con sus huesos en penales, todo según un plan exterminador.
Los preparativos de la redada. Convencido por Gaspar Vázquez Tablada, obispo de Oviedo y gobernador del Consejo de Castilla, el rey Fernando VI (la dinastía borbónica había arrancado con Felipe V en 1700) ha lanzado una Pragmática donde se ordena la captura de la totalidad de gitanos de España. El objetivo es lograr la extinción de la etnia mediante el encarcelamiento y separación de hombres y mujeres lo que -con el tiempo- llevaría a su desaparición como grupo humano. Se daría así una «solución definitiva al problema gitano» [solución final llamaron los nazis a su plan para exterminar a los judíos dos siglos más tarde]. Como explica el historiador Manuel Martínez Martínez, autor del libro Los gitanos y las gitanas de España a mediados del siglo XVIII: El fracaso de un proyecto de exterminio, la clase dirigente ilustrada ve al gitano como «un elemento patógeno y desestabilizador que amenazaba de contagio al resto de la población, por lo que era necesario extirparlos de la sociedad».
La intervención del ejército es imprescindible para lograr el éxito de la misión. El marqués de la Ensenada, secretario de Guerra, se ocupará de la logística militar, movilizando para la operación de arresto a más de 5.000 hombres procedentes, entre otros, de los regimientos de infantería de Sevilla, de Zamora, de Soria, de Nápoles; o regimientos de dragones de Frisia, de Aragón, de la Reina, de Calatrava o Edimburgo. Los oficiales al mando de la tropa llevarán consigo sobres cerrados que entregarán al corregidor de cada localidad -que justo en ese momento tendría conocimiento de la operación- poniéndose a las órdenes de éste. El sobre incluía los permisos eclesiásticos necesarios para arrestar a los gitanos que se refugiasen en las iglesias, en virtud del acuerdo alcanzada con la Santa Sede en 1748.
El día señalado para la redada será el 30 de julio, a las 12 de la noche.